Por: Carolina Biedermann09 de diciembre de 2025

El Foro de Intendentes Radicales renueva autoridades

En medio de la tensión entre intendentes oficialistas y los que coquetearon con Provincias Unidas en las legislativas, el Foro de Intendentes Radicales activa su rotación anual de autoridades.

Por Carolina Biedermann

El Foro de Intendentes Radicales de Córdoba entra en su instancia de renovación de autoridades, una escena que, aunque formal, llega con telón de fondo: el clima entre los intendentes alineados con el oficialismo partidario que conduce Marco Ferrer y aquellos que en las elecciones legislativas de octubre se recostaron sobre Provincias Unidas todavía no se termina de acomodar.

La rotación, acordada desde 2024, funciona hoy como un mecanismo de paz interna en un radicalismo que no terminó de digerir el reordenamiento electoral del interior. Y si bien algunos jefes comunales que jugaron con Provincias Unidas aseguran que mantienen buen diálogo con la estructura partidaria, lo cierto es que nadie sabe todavía cuántos de ellos seguirán alineados con el gobierno provincial de Martín Llaryora en 2025 o con el oficialismo de la UCR local.

Como desde 2024, la renovación no implica votación, disputa ni enroques interno como una manera de lograr el equilibrio de poder. La mesa directiva simplemente va a rotar: el presidente pasa a ser vicepresidente, el vice a presidente, y así sucesivamente en cada área. Un sistema que nació en esta nueva gestión para evitar rupturas y que, paradójicamente, hoy se vuelve indispensable frente a la tensión entre oficialistas y los que apuntaron al provincialismo, pero opositor. 

Así, Roberto Casari de Vicuña Mackenna deja la presidencia este mes para asumir la vicepresidencia, mientras que Rubén Dagum de Almafuerte, toma la posta como presidente para el 2026. Lo mismo ocurre con la secretaría, prosecretaría, tesorería y protesorería.

El esquema que ya han internalizado, dice garantizar que no haya grandes modificaciones hasta el 2027, cuando sí corresponderá revisar la composición. Puntualmente coincide con el cambio de gestión del Comité Provincial que el partido tendría que disputarse.

Lejos de ser un detalle administrativo, el mecanismo permite mantener equilibrados a los sectores internos mientras el radicalismo cordobés intenta ordenar su identidad después de un año en el que una porción del partido decidió jugar, aunque parcialmente, por fuera del esquema tradicional. 

En esos términos, miembros del oficialismo remarcan que los intendentes que se fueron deberán “arreglar” con el peronismo sus candidaturas para el 2027, si desean renovar sus cargos en el ejecutivo, y confirman que solo contarán con el sello de la UCR, los que decidieron quedarse.

Para la renovación del 2026, el esquema se confirgura de este modo. 

La mesa  directiva del 2025 está integrada por: Presidente: Roberto Casari (Vicuña Mackenna), Vicepresidente: Rubén Dagum (Almafuerte), Secretaria General: Karina Figueroa (Salsacate), Prosecretario General: Carlos Ciprián (Sinsacate), Tesorero: Ricardo Martín (Serezuela), Protesorero: Javier Dieminger (La Falda)

Para la nueva mesa del 2026, el esquema de juego queda delineado de esta manera: Presidente: Rubén Dagum, Vicepresidente: Roberto Casari, Secretario General: Carlos Ciprián, Prosecretaria General: Karina Figueroa, Tesorero: Javier Dieminger y Protesorero: Ricardo Martín.

Mientras la rotación se resuelve sin sobresaltos, las miradas apuntan a otro escenario: la cena anual del 11 de diciembre, que reunirá a cerca de cien intendentes, además de legisladores provinciales, diputados nacionales, exmiembros del Foro y dirigentes de peso de la UCR.

Será allí donde el radicalismo podrá medir, sin necesidad de discursos, quiénes se acercan a la mesa oficialista y quiénes mantienen distancia, especialmente entre aquellos que coquetearon con Provincias Unidas durante las legislativas.

En un partido donde cada gesto vale, la asistencia y la ubicación en la foto hablarán más que los cargos rotativos que, al menos este año, funcionan como garantía de estabilidad en un radicalismo que sigue aprendiendo a convivir con sus propias fisuras.