Los libertarios con chances de subirse a la lista asedian la Rosada, para recibir una confirmación, o para cuidarse las espaldas. Los Caputo también juegan. Mogetta presume una foto con el ministro; mientras el asesor estrella quema el resto para subir a De Loredo (y parar a Juez).
Provincial13 de agosto de 2025
Felipe Osman
Por Felipe Osman
Con asistencia perfecta, los libertarios con prospecto de candidatos llegaron a Buenos Aires en los últimos días para velar por sus lugares en la lista que, de arranque, espera una victoria holgada frente a un peronismo dividido.
El problema es que la cantidad de pretendientes es proporcional a las expectativas que genera el armado, y la sábana siempre es corta. Por eso, las principales figuras del espectro liberal-libertario de Córdoba ya sitian la Casa Rosada a la espera de recibir una confirmación respecto de sus lugares en la boleta o, en el peor de los casos, de cuidar las espaldas del fuego amigo, en extremo habitual en esta instancia.
Franco Mogetta es uno de los nombres que sonó fuerte tras su salida de la secretaría de Transporte de la Nación. Con el tiempo, la atención que concentró el ex funcionario fue cediendo. Ahora, a días del cierre, Mogetta viajó a Buenos Aires y lució una instantánea junto al “mejor ministro de Economía de la historia” -según Javier Milei-, Luis Caputo.
Al igual que Mogetta, Gabriel Bornoroni, Gonzalo Roca y Verónica Sikora están en Buenos Aires. Bornoroni y Roca promueven, además de sus candidaturas, las de Evelin Barroso y Laura Soldano. Sikora, con el respaldo de María Celeste Ponce, la propia.
Pero la pelea de fondo puede estar en otro flanco. A pesar de que en Córdoba los radicales del rincón de Rodrigo de Loredo entienden que el diputado ya ha colgado los guantes en este turno electoral, desde Buenos Aires aseguran que Santiago Caputo redobla esfuerzos para que esté en la lista.
Caputo entiende que, más allá de la tracción que genera la figura del presidente y la capacidad comunicacional que el espacio tiene en redes sociales, les estructuras territoriales clásicas jugarán un papel para nada desdeñable en estas elecciones.
Y justifica esta tesis. En primer lugar, por la baja participación que viene dándose en los últimos comicios. En su aritmética, los argentinos que no van a votar son los desencantados con la política y, por lo tanto, son potenciales votantes de Milei, que expresa una emoción cercana, quizá previa, a la apatía: la bronca.
Pero además entiende que La Libertad Avanza enfrentará en Córdoba a un aparato político con 26 años en el poder, que no dudará en comprometer los recursos que sean necesarios. Particularmente en el interior, donde la estructura libertaria es más endeble y donde la penetración de la campaña digital es menos significativa.
Por eso reclutar a De Loredo sería -en los cálculos de Caputo- valioso para La Libertad Avanza. Aunque, cabe conjeturar, probablemente tenga un valor agregado para el propio Caputo, cuyas huestes no muestran la mejor disposición hacia Luis Juez, a quien ya han atacado más de una vez en las redes sociales. A las Fuerzas del Cielo parece no simpatizarles el senador, cuyo carisma sí ha surtido efecto en el propio presidente.
Quienes ven desde afuera la disputa creen, a su turno, que Juez tiene la gran oportunidad de enfrentar a Juan Schiaretti con un peronismo dividido, o que su candidatura provocaría una provincialización de la campaña funcional al Centro Cívico. Esta por verse si esta incógnita será o no despejada en octubre.
Al cierre de esta edición, corría la versión de que, desde Mendoza, Alfredo Cornejo intentaba convencer a De Loredo a aceptar el tercer renglón de la boleta libertaria, para que Córdoba replique la alianza que el radicalismo cerró en su provincia.
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