Junta Coordinadora Revolucionaria: La legalización institucional de la violencia en el Cono Sur

Nacional28 de septiembre de 2023 Daniel Álvarez Sosa
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  Daniel Álvarez Soza

   La llegada de Salvador Allende al poder significó un cambio en la vida política no sólo de Chile, sino en todo el Cono Sur, en donde la Unidad Popular a pesar de su origen democrático en ningún caso luchó por oponerse al nacimiento de grupos subversivos, sino que   los avaló. Como muestra de ello, es válido recordar el ilegal derecho de asilo que el régimen de Allende concedió a los terroristas fugados de la cárcel de Trelew y que posteriormente fueron enviados a La Habana,  hecho que se convirtió en una práctica habitual en ese lejano Chile.  A modo de ejemplo, Allende le  obsequió a Santucho una pistola, y que en agradecimiento el líder del ERP manifestó su “…deseo que el pueblo chileno pueda derrotar a los momios (*) y al imperialismo. Agregando: Defenderemos a Chile donde quiera que estemos (1).

 En este sentido, los autores Pedro Vuskovic y Belarmino Elguela en su obra: “Che Guevara en el presente de América Latina”,  indican que: “Cuba se proyectaba como la conciencia crítica de América Latina, tanto por la conquista del poder como la epopeya civil en la construcción del socialismo. Cuba ya no es excepción, sino que es vanguardia de la gran revolución latinoamericana” (2).

    “El espíritu sigue su conciencia como el grueso de la tropa sigue a su vanguardia, o sea, como Chile debería seguir a Cuba. Porque, como lo sostenía el propio Allende, si bien la revolución cubana es nacional, también es una revolución de toda América Latina” (3).  

  El MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Chile) planteará la idea de la vía armada, exponiendo su táctica en una publicación de la Revista “Punto Final” del 3 de marzo de 1970, donde se “convocaba a la guerra revolucionaria, teorizada por Lin Piao y Vo Nguyen Giap. En donde, además  de la lucha armada y guerra de guerrillas, esta organización   consideraba que   “A través de la lucha armada se pueden crear las condiciones subjetivas de la revolución. Sólo a través de la guerrilla se pueden crear las condiciones para la construcción del Ejército Guerrillero” (4).

        Este proceso integrativo, consistió en que el gobierno marxista de Allende promovió  sin pudor el financiamiento de la guerrilla latinoamericana, que redundó en el apoyo a la formación de organizaciones subversivas que llegó a ser tan elocuente, luego de que dispuso “el suministro regular de fondos para las guerrillas argentinas y uruguayas” (5). De manera que la ayuda dispuesta por  el gobierno de la Unidad Popular al terrorismo argentino en particular se  ratificara luego que éste “…había financiado al ERP y a Montoneros con recursos del Banco Central de su país” (6).

   Chile con una larga tradición de asilo político, verá intensificada a esta institución, luego de que la Unidad Popular (UP) acogiera un número importante de subversivos extranjeros: “los números fueron creciendo durante el período de la Unidad Popular, ya que múltiples organizaciones de izquierda de la región vieron en el Chile socialista un refugio seguro a las situaciones de persecución que sufrían en sus países. Muchas veces el asilo no se tramitó legalmente sino que se dio de hecho, como resultado del apoyo que los partidos de izquierda chilenos les daban a otros partidos latinoamericanos. Esto generó un problema  internacional al gobierno de Allende que debía mantener un frágil equilibrio entre los principios de la solidaridad continental de la OLAS, organización de la cual había sido presidente, y  una buena relación con los otros gobiernos de la región”.  

    La  formación de la Junta Coordinación Revolucionaria (JCR) surgió a partir de “los intercambios entre las organizaciones que se comenzaron a dar de una manera más regular. Y desde el cual se planificaron acciones contra sus países de origen. Militantes del ELN Boliviano, del MLN Tupamaros y del ERP-PRT Argentino encontraron refugio en Chile y contaron con el apoyo de algunas organizaciones de izquierda chilenas, tales como el Partido Socialista, la Izquierda Cristiana y principalmente el MIR” (7). 

      La Junta Coordinadora Revolucionaria, se iniciará gracias a la iniciativa impulsada por las organizaciones guerrilleras  mencionadas,  cuyo acuerdo, estaba basado en la  tesis de del Che Guevara.

     “…es el camino de Vietnam: es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América Latina con la característica especial de que los grupos de armas pudieran formar algo así como juntas de coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del imperialismo yanqui y facilitar la propia causa”. (Ernesto “Che” Guevara. Mensaje a la Conferencia Tricontinental).

    A partir de este texto, queda claro que la idea del Che se circunscribía a una tarea fundamentalmente coordinadora, práctica y concreta. Para Miguel Enríquez, líder del MIR, “quien fue el primer y mayor impulsor de la iniciativa, la coordinación debía extenderse, ampliarse y elevarse hacia posiciones político-ideológicas buscando desarrollar una “alternativa revolucionaria, al reformismos del movimiento Comunista Internacional”. Para el PTR-ERP no era exactamente así, porque le interesaba  más una “alternativa” a la IV Internacional que incluyera al movimiento comunista. Sin embargo coincidía con el MIR en el “elevamiento ideológico”.

   “Pero el PRT iba más lejos en las pretensiones, pues propiciaba que la Junta debía sustentar en la discusión ideológica, la necesidad de formar “partidos revolucionarios y no movimientos”. 

 “Tanto el ELN de Bolivia, como el MLN Tupamaros, eran declaradamente movimientos y no partidos y mucho menos habían adoptado posturas ideológicas; propiciaban ideas más concretas y prácticas, es decir atenerse a la expresión textual de la frase del Che”  (8).

    

    “Pueblo latinoamericano: a las armas:

     Vivimos momentos decisivos de nuestra historia. En esa conciencia, el MNL Tupamaros, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), El Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN), y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), llaman a los trabajadores explotados latinoamericanos, a la clase obrera, a los campesinos pobres, los pobres de la ciudad, los estudiantes e intelectuales, los cristianos revolucionarios y a todos aquellos elementos provenientes de las clases explotadoras, dispuestos a colaborar con la Justa causa popular, a tomar con decisión las armas, a incorporarse activamente a la lucha revolucionaria antiimperialista y por el socialismo que ya se está librando en nuestro continente bajo la bandera y el ejemplo del Comandante Guevara”  (9).      

                 

    “A la sombra de esta Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), Santucho afirmó categóricamente que la mayor afinidad ideológica y política del PRT-ERP era con el MIR, ya que se trataba de “partidos marxistas-leninistas de franco proceso de proletarización” y no de “Movimientos de Liberación” de “corte nacionalista progresiva y revolucionario que todavía tenían un largo camino hacia la proletarización ideológica” (10).

   En resumen. la coordinación que se desarrolló al interior de la JCR vino a concretar el viejo sueño de la Tricontinental de 1966. “Así la JCR, cumplió una gran actividad en el periodo que fue desde 1973 hasta principios de 1976. Coordinaba la solidaridad entre los perseguidos.

      Según Gorriarán Merlo  “Toda la actividad de la JCR implicaba una política común hacia el resto del mundo (…) a lo que se sumaba el intercambio de compañeros para la militancia (…) había compañeros tanto de Bolivia, Uruguay, Chile o Argentina que, según necesidades o acuerdos que se trataban en la JCR, se radicaban en alguno de esos países. Es decir, había una política de intercambio de  cuadros. Pero no se limitaba a esto, también abarcaba la cuestión del armamento y otros insumos” (11).

 

___________________________

(*) Momios: Apodo, propio de un chilenismo en el que dicho término se asocia con la gente de derecha o conservadora 

1.- BRIENZA, Hernán: “Mario R. Santucho: La guerrilla de izquierda”. Ob.cit. Pág. 70d

2.- VUSKOVIC, Pedro y ELGUELA, Belarmino: “Che Guevara en el presente de América Latina” Buenos Aires. Editorial Contrapunto. 1987. Pág. 187.

3.- ALLENDE, Salvador. “Prologo”. En J. Tabarés del Real, “La revolución cubana”. La Habana, 1960. Pág. 1. Citado por VUSKOVIC, Pedro  y ELGUELA, Belarmino: “Che Guevara en el presente de América Latina”. Ob. Cit. Pág. 187.

4.- DIAZ ARAUJO. Enrique. “La Guerrilla en sus libros”. Ob. Cit. Pág. 154

5.- ACUÑA, Carlos Manuel: “Por amor al odio. Crónicas de guerra: de Cámpora a la muerte de Perón”. Tomo II. Buenos Aires. Ediciones del Pórtico, 2003. Pág. 358.

6.- SEOANE, María. Revista Somos (Publicación de la inteligencia uruguaya. Documentación chilena). Citado por ACUÑA, Carlos Manuel: Por amor al odio. Crónicas de guerra: de Cámpora a la muerte de Perón. Tomo II.

7.- QUROGA ZAMORA, Patricio: “Compañeros: El GAP: La escolta de Allende”. Editorial Aguilar. 2001. Santiago de Chile. Pág. 180.

8.- MATTINI, Luis: “Hombres y mujeres del PRT-ERP: de Tucumán a la Tablada. Ob.cit., Pág.284.

9.-  LÖWEY, Michael: “El marxismo en América Latina”. 1ª Edición, Chile. Santiago: LOM, Ediciones 2007. Pág. 370-371-372.

10.- MATTINI, Luis: “Hombres y mujeres del PRT-ERP: de Tucumán a la Tablada. Ob.cit., Pág.286.

11.- GORRIARÁN MERLO, Enrique: “Memorias. De los setenta a la Tablada”. Buenos Aires, Planeta, 2003, Pág. 225.



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