Universidad Por: Francisco Lopez Giorcelli23 de mayo de 2025

Balotaje en Psicología: la UNC define su último decanato en un clima de cambio

El 5 y 6 de junio se define el último decanato pendiente en la UNC. Germán Pereno, actual decano, buscará retener la conducción frente a Paula Irueste, que llega al balotaje con una ligera ventaja y una narrativa de cambio que gana simpatías entre estudiantes y docentes.

Por Francisco López Giorcelli
No todo quedó resuelto en la UNC tras la reciente jornada electoral universitaria. Mientras el oficialismo retuvo nueve de las 15 facultades y la oposición sumó otras cinco, una sola unidad académica no logró consagrar fórmula en primera vuelta: la Facultad de Psicología.
La razón es sencilla. Ninguna de las listas alcanzó el 40% necesario para evitar una segunda vuelta. La fórmula que encabezó la psicóloga Paula Irueste, con Silvina Brussino como compañera, alcanzó un 36,4% de los votos. Le pisó los talones el actual decano Germán Pereno (Synthesis), con 35,8%. Números demasiado ajustados como para anticipar un ganador, pero que dejaron una señal: la continuidad no logró consolidar la ventaja del aparato de gestión.
Por eso, el 5 y 6 de junio, Psicología volverá a las urnas. Con una diferencia de apenas seis décimas, la disputa se resolverá en balotaje, el único en toda la UNC. La Junta Electoral fijó esas fechas para que los cuatro claustros —docentes, nodocentes, estudiantes y egresados— definan al próximo decano o decana por los próximos tres años.
La segunda vuelta será presencial en la Facultad entre las 8 y las 18 horas, pero también se habilitó el voto por correo postal para egresados y egresadas, segmento que puede resultar determinante en este escenario milimétrico. A diferencia de otras facultades, el padrón graduado en Psicología es cuantioso, disperso y, muchas veces, menos previsible.
Detrás del empate técnico, lo que se juega es algo más que un cambio de nombres. Se contraponen dos modelos: Synthesis representa la continuidad de la gestión actual, con un discurso asentado en la estabilidad institucional, la extensión universitaria y la consolidación académica. Nueva Concertación, en cambio, aparece como una oferta que busca aggiornarse a ciertas demandas internas: actualización curricular, mayor participación de los claustros medios y crítica al “techo de cristal” que, acusan, impone la gestión saliente.
La elección en Psicología no es una isla. Se inscribe en un mapa universitario que muestra reacomodamientos. La alianza oficialista no logró sostener su hegemonía y cedió espacios importantes. La intención de cambio estuvo cerca, por ejemplo en Filosofía la gestión pasó a manos opositoras. En Psicología puede ser el cierre simbólico de esa tendencia, o una continuidad de un cambio inevitable.
Aunque por ahora nadie se anima a cantar victoria, el favoritismo (leve, pero perceptible) parece inclinarse hacia la lista que propone un giro en el rumbo. La diferencia mínima a favor de Nueva Concertación se combina con cierto clima interno que sugiere desgaste en la conducción actual. A esto se suma un factor político: la lista que salió tercera, encabezada por Verónica Bianchetti, aún no definió hacia dónde volcará sus votos. De sus electores depende buena parte del resultado.
Los operadores políticos de ambas listas ya iniciaron negociaciones subterráneas, sabiendo que cualquier acuerdo puede valer oro en este contexto. Por ahora, predominan los guiños discretos antes que los pactos públicos.
En términos estrictamente institucionales, el oficialismo tiene la ventaja de contar con la estructura y el aparato de la gestión. Pero el viento de cambio (más suave que huracanado, pero constante) parece soplar a favor de Irueste. Entre los estudiantes, por ejemplo, la lista oficialista no logró imponerse con claridad, mientras que el voto docente y egresado se mostró dividido. Una postal de la fragmentación que atraviesa hoy la vida política de la Facultad de Psicología.
El decanato que se elija en junio llegará a un escenario condicionado: recortes presupuestarios nacionales, tensiones gremiales en aumento y un estudiantado que, como el resto de la universidad, empieza a exigir menos formalismo y más respuestas. No será un ciclo sencillo para nadie.
Mientras tanto, el rectorado de la UNC mira de reojo esta definición. No se trata solo de un casillero institucional más. En una facultad con peso político propio, simbólico y gremial, el resultado del balotaje podría inclinar el eje de poder en el Consejo Superior. Y, en menor medida, enviar una señal a otras estructuras universitarias que empiezan a olfatear cambios en el aire.
En ese contexto, Psicología se convierte, por unos días, en el último round de un proceso electoral que no fue tan tranquilo como se preveía. Un punto de inflexión donde se busca resistir una continuidad, y la alternativa (todavía con cautela) se anima a construir expectativa.

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