Discapacitados, Garrahan, moral y poder
Toda la discusión sobre el tema del momento es parte de la típica extorsión emocional de los políticos a la gente.
Por Javier Boher
Ni me asomé al tema del hospital Garrahan. Aparece todo el tiempo, mucha gente está enojada, veo todo tipo de expresiones al respecto, pero paso de largo y cierro los ojos para no ver nada. No me quiero entregar al juego de los que solo piensan en política.
No tengo dudas de que el hospital es fundamental en el país, pero sí tengo mis dudas de que solamente aumentando el presupuesto va a mejorar la atención. No tengo dudas de que hay ñoquis que cobran por trabajos que no hacen, pero estoy convencido de que esos casos son los menos (y casi con certeza diría que son delegados sindicales y cosas por el estilo). Por eso no vale la pena meterse en una pelea donde a nadie (salvo los idiotas útiles que toman partido por uno u otro bando) le importan los niños que allí se atienden. Pasa lo mismo con el tema de la discapacidad y las pensiones o ayudas que cobran las familias. Hay gente que las necesita, pero también hay mucho negocio. Sin embargo, la discusión siempre se termina dando en los términos que quieren unos u otros, a partir de poner al otro en el lugar del enemigo.
Todas estas discusiones pudieron darse en el marco de la racionalidad y la mayoría de edad, pero la gente eligió ir por el lado del berrinche y la extorsión emocional. Mauricio Macri perdió la reelección porque el gradualismo no funcionó y la gente decidió darle otra oportunidad al kirchnerismo, que con casi todo el ajuste hecho volvió a sus delirios de intervención estatal y gasto público exorbitante. El resultado fue un desastre económico donde a los votantes les quedó claro que en este país no hay lugar para reformas graduales ni para Estado gigante, por eso eligió al que prometió ir a destruir el Estado.
Hace unos días me tocó que una alumna de primer año del secundario (de más o menos 12 años) me preguntara sobre “lo que dijo el presidente sobre la discapacidad”, a raíz de que estábamos hablando sobre la diferencia entre moral y ética. Le parecía que estaba muy mal e insistía en ese tema, sobre el que me excusé porque no había escuchado nada. Después resultó ser un funcionario del gobierno, uno de los tantos poco calificados que tiene en tantos cargos. Ante su insistencia le dije que no quería hablar sobre las razones de eso (más allá de lo que podría haber dicho el presidente), porque todavía no entienden sobre algunas de esas cuestiones de la política.
Siguió insistiendo, así que se lo terminé diciendo: la moral política no es lo mismo que la moral de la gente común. Lo que está bien para las personas puede significar que un político pierda una elección, cosa que ninguno quiere. Así, el opositor que llora por niños y discapacitados está tan enfermo por el poder como el que es capaz de decirle a una madre que el Estado no se tiene que hacer cargo de la discapacidad de su hijo (cosa que se puede discutir, pero no podés ser tan animal de decirlo en la cara). Uno y otro tienen un discurso que sirve a sus propios intereses políticos; el contenido va a depender del inquebrantable Teorema de Baglini (ese que relaciona el tenor de las promesas y la cercanía al poder).
Todo esto es una discusión en la que la gente se suma a tomar partido, como si acá no se llevarán décadas destruyendo la salud y la educación pública, comiéndose el capital productivo, despilfarrando en penes de madera o payasas en conferencia de prensa del ministerio de salud en lugar de hacer cloacas, rutas y redes de luz, agua y gas. Tocan una fibra emotiva que tiene que ver con ese mandato moral de cuidar de y preocuparse por los menores, los ancianos o los incapaces, pero a ninguno les importa en serio.
Perdón, alumna. Después de dejar de creer en Papá Noel, los Reyes Magos y el Ratón Pérez, el paso lógico siguiente es dejar de creer en los políticos como personas orientadas por otra moral que no sea la del poder.
Te puede interesar
Qué rico mate
El crecimiento de la exportación de yerba y el potencial de llegar a un mercado global contrasta con las restricciones de años previos
Interna en el PJ: Máximo Kirchner apuntó contra Axel Kicillof
El diputado reavivó la interna kirchnerista al cuestionar al gobernador bonaerense por la supuesta desigual distribución de fondos entre municipios en Buenos Aires. En ese sentido, mientras la vicegobernadora Verónica Magario defendió la gestión provincial y pidió bajar la tensión focalizándose en quién "destruye el país".
Salpicado de reformas políticas
El sistema político argentino es bastante rígido, lo que nos empuja a pensar en formas alternativas para organizar el poder
Eduardo 'Lule' Menem habló sobre las presuntas coimas del ANDIS: "una burda operación del kirchnersimo"
El funcionario negó su vinculación con las supuestas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad y sostuvo que se trata de una maniobra política. Desde Nación, fue respaldado por el presidente, su primo Martín Menem, Karina Milei, desde la Provincia, Gabriel Bornoroni también se sumó a la defensa
Los Milei, entre su propio efecto 2008 y el espejo de la foto de Olivos
El Presidente y su hermana atravesaron la semana más compleja desde que asumieron el control absoluto del poder en diciembre del 2023. La compleja misión de reconfigurar el GPS en el arranque de la campaña.