Caras y caretas Cordobesas
Córdoba fue tema nacional en los meses de agosto y septiembre de 1909, debido al embate político de la nación contra el gobierno provincial. “Caras y Caretas”, como toda la prensa del país, lo reflejaba y le daba seguimiento como lo imponía la trascendencia del hecho.
Por Víctor Ramés
cordobers@gmail.como
Días agitados vistos desde el puerto
El semanario sobre nuestra mesa de luz se hacía eco una semana a diez días más tarde, como era natural, de un hecho trascendente en el campo político: la intervención federal de la provincia de Córdoba, golpe lanzado por el presidente Figueroa Alcorta contra el último bastión del roquismo en la urbe mediterránea que ponía trabas a su proyecto político. Para esbozar la situación, el gobierno nacional resolvió intervenir debido al clima de agitación que ya se registraba en las calles, en torno a hechos considerados escandalosos por la nación. El gobernador Ortiz y Herrera, un médico muy respetado, fue desplazado por otro médico, y prestigioso en su profesión, como era el tucumano Eliseo Cantón, de firme presencia política, diputado al Congreso de la Nación en cinco oportunidades.
Dado ese cuadro de circunstancias, así expresaba la situación el semanario porteño del 28 de agosto de 1909:
“El gobierno resolvió en junta más o menos parlamentaria que Córdoba se halla enferma y que la intervención, pese a las opiniones en contrario del gobernador Ortiz y Herrera, se imponía, como último recurso, en un caso de vida o muerte para la futura presidencia.
El doctor Figueroa Alcorta, hijo predilecto de aquella provincia, eligió para confiarle el caso, a una eminencia científica, el doctor Eliseo Cantón, cirujano que ha empeñado su palabra de presidente de la cámara joven, para intervenir sin derramar una sola gota de sangre.
Pero los udaondistas tampoco creen en la necesidad de esa intervención y han enviado una delegación a Córdoba para que lleve la palabra de protesta, de los partidarios de la causa, compuesta de los señores Antonio Lanusse, ingeniero Orlando Williams, doctor Juan Carlos Cruz, doctor Honorio Pueyrredón, José Evaristo Uriburu (hijo), etc.”
Esta movida política le ponía fin en Córdoba al poder del Partido Autonomista Nacional, de histórica hegemonía política en la provincia. Con el pretexto de la moralidad pública, se quería disciplinar la independencia de Córdoba respecto a los planes de Figueroa Alcorta, en particular al proyecto de reforma electoral.
Cantón tuvo su momento de gloria al ser como comisionado por el gobierno nacional para intervenir Córdoba. Entró con paso firme y repartió notificaciones de despido a varios funcionarios, sin miramientos.
Caras y Caretas seguía el proceso en sus páginas, de una a otra semana, y el 11 de septiembre presentaba de la siguiente forma el panorama desde el arribo de Cantón a Córdoba, con fotografías donde se percibe la presencia de las tropas nacionales, el numeroso público que recibió al interventor, y en su texto un relato donde asoma un clima no muy sereno entre facciones, ya que se manifestaba claramente una oposición a la estrategia de Buenos Aires. El informe de Caras y Caretas alude a las tensiones callejeras que se habían producido con anterioridad.
“El 29 de agosto llegó a Córdoba el interventor nacional, doctor Eliseo Cantón, acompañado de sus secretarios. Fue recibido por una manifestación popular que algunos hacen ascender a 10.000 personas y otros reducen a la mitad. Pongámosle, pues, 7.500.
Las relaciones del interventor con los poderes provinciales se iniciaron sobre un pie de la más refinadas cortesía. Pero si se notó en las alturas esta calma aparente en cambio las relaciones de la policía con el pueblo son muy distintas, habiéndose repetido, aunque con menos violencia, los choques de no hace muchos días. En ciertas ocasiones el general Rodríguez y otros militares se vieron precisados a intervenir para evitar que las cosas pasaran a mayores.
La oposición fiscaliza los actos del interventor.”
Para suceder de manera provisoria a Ortiz y Herrera, y de reservar el presidente ese poder a su favor, se buscó a representantes de la Unión Provincial, un partido cuya plataforma política era el odio a Julio A. Roca, y que le eran adictos a Figueroa Alcorta. Eliseo Cantón ejerció su intervención al frente de la provincia del 29 de agosto al 16 de noviembre de ese año, en que delegó el gobierno en Manuel Segundo Ordoñez, por ser el presidente del Senado, quien asumió ese mismo día 16.
Paralelamente a este movimiento intervencionista del 29 de agosto, en Córdoba se registró la llegada en los mismos días de otros representantes venidos de Buenos Aires, miembros de la oposición emprendida por el llamado “udaondismo”, previamente mencionado por el semanario que seguimos. Provenía de un abroquelamiento de facciones opositoras al gobierno de Figueroa Alcorta, donde coexistían radicales disconformes con Hipólito Yrigoyen y un arco roquista de diversas pertenencias. Se habían reunido en torno a la figura de Guillermo Udaondo, presidente del Partido Republicano, quien se allanó a su vez a fundir esa marca política con las de otros sectores, a fin de ampliar sus miras. Se había impulsado la fundación de un nuevo espacio político que recibió el nombre de Unión Cívica, y que comenzó a existir apenas días antes de estos hechos: el 21 de agosto. Ya miraban hacia las elecciones presidenciales del año del Centenario, y encontraron una oportunidad de tener una presencia pública favorable oponiéndose a la intervención en Córdoba. En función de esa táctica, se apresuraron a enviar delegados a esta provincia. La llegada, la presencia y las actuaciones udaondistas contaron con visible participación púbico y no pasaron desapercibidas a los medios de prensa.
Pero en Córdoba se instalaría el poder del gobierno federal y esa fuerte jugada contra la autonomía cordobesa vendría a fortalecer a los conservadores locales, que se afianzaron en el Partido Constitucional, del que luego surgiría el Partido Demócrata.
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