Cultura Por: J.C. Maraddón15 de mayo de 2025

La cultura no se deporta

La noticia de la semana en la industria discográfica internacional es el arribo a la cima del Top 200 de álbumes de la revista Billboard, de dos discos cantados en español, el de Bad Bunny y el de Fuerza Regida, algo nunca visto antes, que indica la preeminencia de los latinos en ese rubro que solían monopolizar los anglosajones.

J.C. Maraddón

El expansionismo estadounidense, que a lo largo de los años llevó a ese país a ocupar territorios en los que vivía originalmente una población hispanoparlante, no sólo se refleja en la toponimia de lugares como San Francisco, Los Angeles o Florida, sino también en un componente étnico al que se ha sumado la inmigración posterior para transformar a esa minoría en una de las más influyentes en el aspecto cultural. Sería imposible enumerar la cantidad de referentes de ese origen que han realizado aportes artísticos determinantes y han contribuido de manera fundamental al acervo de esa que es una de las principales potencias del mundo.

Sin embargo, entre las medidas de mayor impacto que ha tomado el presidente Donald Trump tras asumir en enero su segundo mandato, las referidas al freno a la inmigración proveniente sobre todo desde Latinoamérica, han dominado la agenda y han despertado indignación en muchos sectores. En especial, las drásticas deportaciones masivas de personas que no habían legalizado su residencia, que si bien pueden ser aplaudidas por parte del electorado que votó a Trump, han sido condenadas por quienes predican ideas humanistas y reclaman por un trato digno a esos que son castigados como si fuesen criminales irredentos.

Más allá de que entre los fanáticos trumpistas no son pocos los que hablan español como lengua materna, estas levas de indocumentados se están encarnizando con quienes llegan desde el sur del continente en busca del sueño americano y aceptan trabajar como mano de obra casi esclava, mientras sobre sus cabezas pende la amenaza de una expulsión sin remilgos. A pesar de no haber realizado los trámites migratorios pertinentes, los miembros de esas comunidades participan del mercado económico como productores y consumidores, que entre otras cosas se nutren de aquello que los pone en contacto con su lugar natal.

La música es una de las expresiones que exhiben una influencia hispana cada vez más pujante, a través de intérpretes que cantando en castellano alcanzaron una enorme popularidad, incluso los que no viven en Estados Unidos, pero conquistaron desde afuera los corazones de quienes están allí. Desde el furor por el reguetón y los géneros urbanos en general, hasta la más reciente irrupción de los corridos mexicanos, ha venido creciendo la presencia de nombres que llegan desde abajo del Río Bravo, a pesar de que en la Casa Blanca no simpatizan con ese tipo de injerencia que usa como armas las canciones.

La noticia de la semana en la industria discográfica internacional es el arribo a la cima del Top 200 de álbumes de la revista Billboard, de dos discos cantados en español, algo nunca visto antes que indica la preeminencia de los latinos en ese rubro que solían monopolizar los anglosajones. Y quien se ubica en la cima de ventas es el puertorriqueño Bad Bunny, porque al publicar en versión de vinilo su último disco, “Debí tirar más fotos”, regresó a ese sitial que había ocupado ya durante tres semanas entre enero y febrero de este año, en ocasión de su lanzamiento.

Si este reposicionamiento de Bad Bunny no es tan sorprendente, sí lo es el envión que tomó el disco “111XPANTIA” de los mexicanos Fuerza Regida, que debutó en segundo lugar del mismo ranking, confirmando el excelente momento que atraviesa esa formación de música regional, que incursiona en el género de los corridos urbanos. Por mucho empeño que ponga Trump en que América sea grande otra vez, hacerlo sin la comunidad latina podría resultarle más complicado de lo que imagina. Los fríos números de los charts demuestran que el avance de la hispanidad en la música internacional empieza a ser incontenible.

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