Reducción, el caso testigo que adelanta la interna territorial del PJ

Por Yanina Soria

El peronismo cordobés demostró, una vez más, que está dispuesto a exprimir hasta el último minuto de la campaña cada acontecimiento que signifique llevar agua para su molino, en este caso, sumar para la lista de Juan Schiaretti en Provincias Unidas. 

Entender esa lógica de funcionamiento del oficialismo cuando corren tiempos electorales, es entender el porqué de la sobreactuación política del domingo en la pequeña localidad de Reducción. 

Hasta allí se trasladaron Schiaretti, el gobernador Martín Llaryora, la vicegobernadora Myrian Prunotto y el ministro de Gobierno Manuel Calvo, entre otros, para celebrar el triunfo de Gina Grazziano. La mujer radical que trabó acuerdo con el PJ local y fue en alianza, se presentó como candidata para suceder en la gestión a su padre, quien falleció siendo el jefe comunal del pequeño pueblo del departamento Juárez Celman. 

La localidad de poco más de dos mil habitantes se vio alborotada la noche del domingo luego de que, conocido el resultado, comenzarán a llegar representantes del oficialismo provincial. 

Lógico, la envergadura de las presencias no se condecía con el nulo impacto real de una elección tan chica sobre el tablero provincial. Sin embargo, ese escenario de victoria sobredimensionada le permitió a Schiaretti y Llaryora vender para el país “el primer triunfo municipal de Provincias Unidas”. Un modelo que se puso a prueba con resultado exitoso, dijeron. 

Se refieren a la construcción transversal en la que trabajan mezclando dirigentes peronistas, con radicales y de cualquier otro color político por fuera del kirchnerismo y la Libertad Avanza. A los fines del modelo nacional que arman los seis gobernadores más Schiaretti pensando, sobre todo, en el ´27, esa articulación política resulta muy funcional a dichos objetivos; sin embargo, el caso testigo en que se convirtió Reducción ya plantea quizá de manera anticipada una discusión que, sin dudas, se abrirá en el seno del PJ. 

El domingo Llaryora fue claro al señalar: “Gina es la primera intendenta electa que surge de esta fuerza política, y su victoria en el sur provincial es una nueva demostración de que Provincias Unidas representa una alternativa sólida para comenzar a escribir una nueva historia en nuestro país, basada en el federalismo, el trabajo y la producción”.

La idea del Partido Cordobés con el que avanzó Llaryora para las elecciones del ´23 y que convirtió a una dirigente radical en vicegobernadora de la provincia y a un PRO en viceintendente de la ciudad Capital, además de poblar de extrapartidarios los gabinetes, provocó pataleos entre los justicialistas que, finalmente, quedaron en eso, sólo reproches internos. 

Sin embargo, para adelante, no está claro hasta dónde están dispuestos a bancar los intendentes peronistas que, bajo el gran paraguas de Provincias Unidas, se les impongan “adversarios” en sus esquemas municipales o lo que sería peor, que la marca los avale como candidatos locales. 

Desde el Panal le quitan dramatismo al asunto y le inyectan pragmatismo: será candidato el que mejor mida, no importa si es radical, peronista o vecinalista. Sin embargo, esa resolución “a lo Reducción”, provoca algo de ruido en el mundo intendentista que, primero, deberá rendir examen de territorialidad el próximo 26-O. Aunque se trate de una parada nacional, las legislativas esta vez se viven con la energía de las provinciales por lo que el nivel de exigencia y compromiso para la dirigencia, es alto.

Y aunque el ´27 queda muy lejos todavía, desde el Panal proyectan que para entonces unos 300 municipios terminarán pegando sus comicios a los de gobernador, a diferencia de lo que pasó en el 2023 cuando los alcaldes (muchos molestos por el cepo a la re- re impuesto por el propio PJ, entre otros factores) desdoblaron. En esa jugada, el justicialismo perdió varias ciudades y municipios. 

Para adelante, el cordobesismo proyecta un Llaryora “fuerte” en la provincia que, apalancado, por el espacio nacional que encabeza Schiaretti, terminarían pavimentando el camino hacia su reelección. En ese proyecto, dicen, no hay lugar para los desobedientes ni rebeldes en los distritos del interior. Como acostumbra a hacer el peronismo, la prioridad es retener la Provincia, luego se acomodará el resto de los armados hacia abajo. 

Por ahora, el tema sólo se mastica entre los intendentes algunos de los cuales ya avisaron que no habrá lugar para “experimentos electorales” en sus territorios. También empiezan a hablar del “factor Natalia” como alternativa interna dentro del movimiento peronista; si la diputada hace una buena cosecha en esta elección y decide armarse y proyectarse para el ´27, podría terminar siendo la receptora de aquellos enojados/desencantados con el modelo de armado que plantea Provincias Unidas. Sí, todo esto que resuena hoy demasiado lejano, será con certeza, parte de la discusión interna que se viene.