DASPU contra las cuerdas resiste al ajuste y al abandono estatal
El gremio de docentes e investigadores universitarios enciende la alarma por DASPU. La obra social de la UNC atraviesa una crisis estructural que no es un accidente, sino la consecuencia directa del desfinanciamiento sistemático.
Por Francisco López Giorcelli
La situación de DASPU no llegó de improviso. Los datos del propio gremio universitario lo dejan claro: la caída sostenida del salario real de docentes y no docentes —una reducción del 30 % del cargo testigo desde noviembre de 2023— se traduce directamente en aportes más exiguos y en una obra social que ve comprometida su capacidad para sostener prestaciones. Al mismo tiempo, los costos de medicamentos y servicios médicos se disparan en un escenario de liberalización y ajuste donde el financiamiento solidario de la universidad pública se deshilacha.
En Córdoba, la UNC enfrenta un doble peligro: por un lado, una institución pública que se desenvuelve bajo promesa de gratuidad, autonomía y servicio social; por el otro, una realidad presupuestaria asfixiada que obliga a elegir entre mantener aulas, investigación o cobertura sanitaria.
En ese marco, DASPU aparece como la punta visible del sistema de derechos laborales que está siendo erosionado por el ajuste estatal. Si la obra social deja de cumplir, dejará de ser sólo un costo: se convierte en símbolo del colapso del compromiso con la universidad pública.
El ajuste sobre salarios universitarios es la primera pata del problema. Pero no la única. Al licuar los ingresos, el sistema de financiamiento de la obra social —que depende de esos aportes y de la contribución institucional— entra en riesgo. Tal como advierte ADIUC, “la situación de virtual quiebra de algunas obras sociales universitarias debe ponernos en alerta”. Esta frase define una lógica que va más allá de Córdoba: es un patrón que el gobierno nacional reproduce al vaciar partidas, burocratizar fondos o resignificar la universidad como gasto en vez de inversión.
En este escenario, la responsabilidad institucional de la UNC es ineludible. El gremio exige que DASPU priorice la transparencia en las prestaciones y la comunicación con los afiliados frente a negativas de atención médica abruptas. Pero al mismo tiempo, recuerda que la crisis no puede recaer de nuevo sobre los salarios: “Urge que las autoridades políticas de la UNC incorporen la crisis de la DASPU como un asunto que no es ajeno a esta universidad y se involucren en la búsqueda de soluciones que garanticen el sostenimiento de la obra social sin cargar el peso sobre los salarios.” Este llamado es un llamado político: defender la obra social es defender la universidad pública como cuerpo colectivo, como espacio de trabajo, de investigación y de protección social.
Para la comunidad universitaria de Córdoba —docentes, no docentes, estudiantes— lo que está en juego es concreto. No se trata de cifras ni balances lejanos: se trata de quién atiende a quién cuando está enfermo, del salario que decide si uno puede seguir investigando o se rinde ante la precariedad, de la solidaridad que se rompe cuando el sistema invita al autoabandono. Si la DASPU colapsa o debe recortar prestaciones, la Universidad deja de ser un refugio y se vuelve un riesgo.
Este fenómeno tiene un carácter expansivo y político: el ajuste presupuestario, la restricción salarial y la precarización institucional no son errores administrativos, sino decisiones estratégicas de un modelo que considera a la universidad festiva o tributaria, pero nunca como amenaza —o mejor dicho, como posibilidad de transformación. Las obras sociales universitarias están en el terreno de las luchas políticas porque no solo garantizan la salud de quienes enseñan y aprenden, sino que representan el vínculo directo entre la universidad y la vida material de su comunidad.
La ADIUC ya ha planteado que la crisis de la DASPU debe incorporarse a la agenda de reclamos más amplia: financiamiento universitario, recomposición salarial, garantía de becas, fortalecimiento de la investigación y el funcionamiento general de las casas de estudio. En ese sentido, la obra social es el dispositivo mínimo de justicia que evidencia que cuando el Estado abandona su rol, la universidad se convierte en cuerpo que sangra.
Hoy en Córdoba, la universidad pública está llamada a decidir si resiste o si se resigna. Si defiende lo público o entrega lo público. La DASPU está en el centro de esa decisión. Porque cuando se debilita una obra social universitaria, no cae sólo un servicio: se derrumba una garantía de derechos. En ese contexto, la apuesta política es clara: retomar la universidad como espacio de protección social, invertir en ella como política de Estado, y entender que sin salud, sin salario digno, sin cobertura colectiva, no hay universidad pública posible.
La advertencia es urgente: no se está discutiendo si la DASPU sigue o no, sino cómo sobrevivirá. Y en esa supervivencia está la definición de qué tipo de universidad se quiere construir, de la mano, siempre, de un modelo de país.
Te puede interesar
Los Cursos de Verano calentaron el fin de año en Filosofía
La reactivación de un debate largamente postergado en la Facultad de Filosofía y Humanidades no solo habilitó cursos de verano como en otras tantas facultades que ya los aplican, sino que dejó al descubierto el debate político estudiantil. Entre acusaciones cruzadas y disputas por legitimidad, Estudiantes al Frente y Otras Voces ya se preparan para la carrera electoral de 2026.
Tensión por los finales: ADIUC sostiene su plan de lucha y crece el ruido con el estudiantado en la UNC
Aunque ADIUC decidió no suspender mesas en noviembre y diciembre en coordinación con el movimiento estudiantil, la discusión sobre el futuro académico reabre fricciones. En Psicología, la agrupación Sur respalda la lucha docente pero exige garantías para proteger a la comunidad que representa. El Rectorado sigue sin margen mientras el gremio adelanta un verano conflictivo y amenaza con el no inicio en 2026.
Crisis en DASPU: cambios en prestaciones tensiona la relación entre el Rectorado y ADIUC
La obra social de la UNC atraviesa un momento crítico marcado por modificaciones prestacionales, reclamos gremiales y un escenario financiero deteriorado. Mientras el Rectorado defiende los ajustes como una respuesta obligada al contexto económico, ADIUC sostiene que las medidas representan un recorte que afecta a los afiliados y exige que la Universidad asuma el problema como una prioridad institucional (asoma el fantasma del ajuste a los SRT). La disputa reaviva tensiones entre la gestión y el sindicato docente.
Boretto sube el tono en la UNC: presupuesto, salarios y un rector que empieza a jugar más fuerte
La crisis presupuestaria y el deterioro salarial reconfiguran el mapa interno de la UNC y empujan al rector John Boretto a un rol más activo en la disputa pública. Mientras adopta el diagnóstico gremial sobre la pérdida del 40% del salario docente y reclama mayor financiamiento, su figura empieza a adquirir un peso político que trasciende la vida universitaria. En la dirigencia provincial observan con atención cómo sus intervenciones se vuelven cada vez más visibles, en un escenario donde la educación superior volvió a instalarse en el centro del debate
Luis Ambrosini, presidente de DASPU, atribuyó la crisis a la caída del 40% en el poder adquisitivo de docentes y no docentes.
En medio de la crisis que enfrenta la obra social de los docentes universitarios, el presidente de DASPU afirmó que "es nuestra responsabilidad como comunidad universitaria defenderla". Sin embargo, reconoció que la crisis "se resuelve con recursos".
ADIUC endurece su plan de lucha en Córdoba ante el ajuste educativo y anticipa un 2026 conflictivo
La asamblea del gremio universitario cordobés resolvió sostener medidas y advirtió que, sin paritarias ni financiamiento real, no habrá clases ni mesas de examen. El conflicto local se proyecta sobre el debate nacional del Presupuesto 2026 y se espera un endurecimiento de la postura gremiales en caso de no llegar a un acuerdo.