Provincial Por Yanina Soria 27 de junio de 2023

Cómo entender el mal desempeño del PJ en el interior

El peronismo perdió en más de 30 ciudades y pueblos importantes de los 140 que arriesgó el domingo. Cedió 14 bancas departamentales en manos de Juntos por el Cambio. Combo multicausal para interpretar lo sucedido: “factor Juez”; la no re-re; más gestión que política; estrategias locales erradas, entre otras.

El achique territorial que registró Hacemos Unidos por Córdoba en la elección general del domingo que ganó Martín Llaryora, configura un nuevo mapa político en la provincia y rediseña una lógica electoral que rigió por décadas en el peronismo: esta vez, el triunfo provincial se construyó desde la Capital.

Aún con los ánimos internos exacerbados, pero no por la euforia que normalmente dejan los triunfos sino por buscar respuestas al mal desempeño de la lista oficialista en el interior que, de no ser por los números aportados por la ciudad de Córdoba y San Justo se podría haber puesto la elección en riesgo, se pueden ensayar algunas razones para interpretar lo sucedido.

Para empezar, bien vale señalar que de las 194 localidades del interior que pegaron sus comicios a las provinciales, 140 respondían políticamente al oficialismo; apenas el puñado restante pertenecía a Juntos por el Cambio o fuerzas vecinalistas.

 
La decisión de concentrar la mayor cantidad de municipios propios el 25 de junio fue deliberadamente pensada por el llaryorismo. La idea era comprometer a los intendentes con el trabajo territorial y generar un efecto arrastre.

Sin embargo, un primer elemento para señalar frente al mal desempeño de la lista encabezada por la fórmula Llaryora-Myriam Prunotto fuera del departamento Capital es, precisamente, que esa apuesta no cumplió con las expectativas que el propio oficialismo generó cuando habló de “ganar cómodamente en el interior”.

Vamos a los números. De los 140 municipios y comunas que puso en juego Hacemos Unidos por Córdoba, se perdió en más de 30. Entre ellos, ciudades y pueblos importantes y bastiones de histórica identidad peronista como Villa Nueva, Cruz del Eje, Mina Clavero, Río Ceballos, Los Surgentes, Oncativo, Villa Del Totoral, San Carlos Minas, entre tantos otros. Esto quiere decir que, en general, ni Llaryora pudo traccionar para ayudar a sus candidatos en las localidades ni los intendentes pudieron sumarle al referente de Hacemos Unidos.

Allí cabe darle lugar a un segundo apunte: la no habilitación de la re reelección causó fuerte daño en el oficialismo. El amague sobre la posibilidad de levantar ese cepo y la discusión política legislativa abierta el año pasado dilató los tiempos y muchos jefes comunales argumentaron no haber podido instalar a sus sucesores. Pero claro, esa no es ni puede ser la única razón que explique tal retracción territorial. Los propios dirigentes y referentes del interior consultados por este medio, en una especie de introspección inicial, reconocen debilidades propias y admiten la buena elección que marcó Luis Juez en zonas donde, incluso, fallaron todos los pronósticos previos. El “factor Juez” es insoslayable en el análisis, dicen.

En ese combo multicausal, por supuesto que aparecen los pases de factura cruzados; muchos exponen problemas en los territorios a nivel dirigencial mientras le endilgan a la cúpula de Hacemos Unidos mala praxis política tras haber designados armadores (algunos de la vieja guardia, pero también emergentes de la nueva generación) “por amistad o compromiso” y no por capacidad y conocimiento del termómetro local.

En esa línea, señalan, en muchos casos también falló la estrategia de designar para la sucesión a familiares directos, la lógica nepotista falló: caso testigo lo sucedido en Villa Nueva (el intendente actual quiso dejar a su hermano) o en Río Segundo donde el legislador Francisco Fortuna designó a su hija, Renata, como candidata suplemente a la banca por el departamento, que terminó perdiendo el peronismo.

Por otro lado, quedó expuesto el desorden político en muchas localidades que hizo que haya dos candidatos peronistas en una misma carrera municipal, partiendo el voto con destino final, obvio, en una derrota. Eso quedó evidenciado desde lo que pasó en La Calera hasta ayer en muchas otras las ciudades y pueblos arrebatados por Juntos por el Cambio.

En el análisis general se cuela otro reproche al gobernador Juan Schiaretti y al mandatario electo: desde el interior consideran que faltó política. Lo vienen reclamando desde hace tiempo. La centralidad que ambos dirigentes del PJ le quisieron imprimir a la gestión como herramienta prioritaria de campaña, para muchos fue un error. Al igual que algunas sociedades políticas con no peronistas que terminaron sin dar resultados por caso, el acuerdo con Esteban Avilés o la ampliación de las fronteras de la alianza hacia intendente radicales y del PRO.

 Ganadores y perdedores
La foto política que dejó el ajustado triunfo provincial empuja al peronismo cordobés a un obligado reseteo interno, con Llaryora como cabeza clara de la nueva etapa que se abre. El desempeño del PJ ayer en el interior pone a ganadores y perdedores en el tablero oficialista, pues con la elección a gobernador la dirigencia se jugaba también su lugar en lo que se viene.

La elección que hizo Juntos por el Cambio sumado al “corte” de boleta le permitió a la oposición quedarse con 14 bancas departamentales, aunque en 5 de ellas, Llaryora ganó en el tramo a gobernador. La alianza le arrebató al PJ la banca de General San Martín, Calamuchita, Cruz del Eje, Tercero Arriba, Totoral, Tulumba General Roca, Juárez Célman, Marcos Juárez, Punilla, Río Cuarto, Río Segundo, y Sobremonte.

Mientras que Hacemos Unidos pudo retener Capital, San Justo, Colón, Río Seco, Roque Sáenz Peña, San Alberto, San Javier, Ischilin, Minas, Pocho, Río Primero, y Santa María.

Ese mapeo arroja algunos perjudicados políticamente como el ministro de Desarrollo Social, Carlos Massei, no sólo por lo sucedido en el departamento Marcos Juárez sino también en otros distritos donde intervino. El intendente de Río Cuarto y primer candidato a legislador, Juan Manuel Llamosas, es otro de los grandes perdedores de la elección del domingo; al igual que el intendente de Villa María, Martín Gill, que no pudo retener los bastiones de sus intendnetes. También fue una mala noche para Eduardo Accastello como referente del departamento General San Martín. En Cruz del Eje, noroeste cordobés, dura derrota de Claudio Farías al igual que en Río Segundo, revés sorpresivo para Francisco Fortuna. En Calamuchita, el referente Claudio Chavero, tampoco pudo con Juntos por el Cambio.

Por el contrario, entre los dirigentes que pudieron salvar la ropa a nivel departamental están el ministro de Empleo, Facundo Torres, referente de Santa María; Sergio Busso y su hija, Victoria, que pudo revalidar su banca departamental durante un periodo más por Roque Sáenz Peña y en Colón (por escaso margen) pudo imponerse Gustavo Brandán. Al tope de los aportes departamentales para la elección provincial, aparece San Justo, tierra natal de Llaryora donde sus dirigentes custodiaron celosamente su capital político. Además, de ese distrito es también el vicegobernador Manuel Calvo.

Allí estuvieron trabajando la legisladora llaryorista Alejandra Piasco, el intendente en uso de licencia y funcionario provincial Augusto Pastore, y el candidato departamental electo Gustavo Tévez.

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