PJ busca señales de unidad pese al temblor por la candidatura

Por Gabriel Marclé

Días atrás, un dirigente del peronismo local intentaba explicarle a Alfil que el proceso que atraviesa su partido en la disputa por la candidatura que los representará en las elecciones municipales presentaba similitudes con la interna radical del año 2023 y que, lejos de perjudicarlos, los fortalecería. “Es una etapa necesaria que al final nos tendrá trabajando juntos”, aseguraba ese nombre de peso en la actualidad estratégica del PJ. Sin embargo, ese análisis presentaba algunas fallas. Por un lado, el proceso de unidad radical todavía no está resuelta y compararse con ello puede resultar hasta dañino. Por el otro, las tensiones internas entre bandos que compiten por la candidatura peronista ponen en duda lo que ocurrirá una vez que se defina el competidor oficialista. 

En ese escenario, el objetivo del intendente y jefe del PJ local, Juan Manuel Llamosas, será replicar el éxito de Hacemos Unidos y cerrar no solo a las alianzas con partidos foráneos, sino encolumnar a los propios detrás de una sola idea, sin fuga de militantes que se encuentran comprometidos al máximo en la puja interna peronista entre Guillermo De Rivas y Adriana Nazario. Así es como el partido se llena de interrogantes por lo que vendrá y desafíos que ponen su centro en lograr la unidad dentro de un plazo de tiempo que quedó muy corto. 

“Marzo será un mes de muchas decisiones”, afirman desde el PJ local sobre lo que se anticipa como el mes en el que Llamosas convocará a elecciones y anunciará al nombre ganador de la rosca sucesoria que comenzó hace meses. Cómo se recuperará de las rispideces y el riesgo de “sillazos” que sobrevuela el armado peronista, esa es la cuestión. Mientras los más cercanos al intendente se muestran plegados a la premisa del peronismo unido, puede que también eso sea parte de la “confianza” que exudan algunos respecto a la candidatura de Guillermo De Rivas. Al mismo tiempo, desde el rincón de Adriana Nazario solo se escucha una cosa: “Ella será la candidata del peronismo”. Con semejante nivel de dedicación, la pregunta es si podrán desviar esa energía en favor de una propuesta unificada.

Como viene ocurriendo desde hace algunas semanas, expresiones políticas como las provenientes del sindicalismo local ya vienen demostrando inconformidad con la forma en la que se ha manejado el proceso. El apuntado es el intendente que, lejos del esperado rol neutral como titular del PJ, exhibe a su secretario de Gobierno como el hombre elegido para darle continuidad a sus ocho años de gestión. Más allá de eso, el intendente nunca ha mencionado esto públicamente más allá de las evidentes señales. Tampoco lo hizo el gobernador Martín Llaryora, quien durante su última visita a la ciudad se mostró un tanto más prescindente que en otras ocasiones. 

“Martín (Llaryora) quiere retener Río Cuarto a toda costa, sea quien sea el candidato”, le garantizaban a este medio fuentes cercanas al mandatario provincial. Más allá de la foto con De Rivas y la cada vez más visible cercanía, Llaryora actúa de manera inteligente al no tomar partido públicamente. Hacia dentro, su mensaje es más que claro y en el PJ de Llamosas están al tanto de que el fin último de este proceso es armar la base competitiva más amplia posible y con todos los componentes del peronismo local actuando en el mismo sentido.

El mensaje del gobernador es receptado por las voces llamosistas que, pese a trabajar en la campaña de Guillermo De Rivas, está garantizado el apoyo y el trabajo a favor del nombre que finalmente sea elegido para competir. “Si es Adriana (Nazario) o cualquier otro, trabajaremos de la misma manera porque lo más importante es el proyecto grupal”. ¿Creíble? Al menos cuestionable. El juego pleno a favor del funcionario llamosista no denota colaboración para otro juego posible, además de que las diferencias con los alfiles nazaristas (como Franco Miranda) ponen en duda la posibilidad de un trabajo conjunto armónico.

Más allá de la veracidad del posicionamiento llamosista, quedan dudas de si el frente de La Militante está dispuesto a dejar de un día para el otro el trabajo que vienen realizando en los últimos meses. El compromiso de Nazario con su eventual candidatura parece más grande que nunca y, sin un José Manuel de la Sota que ordene como en 2020 (cuando eligió a Llamosas por sobre ella), la cancha parece un poco más abierta. Por todo esto, trabajar para De Rivas no sería tan sencillo.

No existen gestos de “trabajar para el mejor” de parte del delasotismo y no parecen exponer una vía alternativa a la candidatura de su líder, mucho menos si Llamosas se inclinó hacia otro lugar. Más allá de esto, algunas voces nazaristas afirman que, para contemplar una alianza conjunta, deben aparecer señales favorables desde la dirigencia del partido. “Llamosas es el responsable de mantener unido al partido”, lanzan apuntando al rol del intendente. 

La armonía peronista resultará insostenible de no cambiar el tono de la relación entre bandos. “Esto no es una eliminatoria”, aportaba un experimentado dirigente del PJ que supo ordenar al partido en su momento. Si marzo arranca con fecha y candidato, pero sin la total alianza peronista, los pronósticos de la dirigencia más curtida vaticinan un futuro gris para el oficialismo.