Nacional Por: Javier Boher 26 de febrero de 2024

Milei, Chubut y el consejo de Menem

Otra semana más con un nivel de confrontación altísimo y un país al borde de la ruptura nos hacen recordar unas sabías palabras

Por Javier Boher
rjboher@gmail.com
Argentina no nos da respiro. El viernes, mientras la gente se iba haciendo la idea de que llegaba el fin de semana y que si los días estaban lindos se podía ir al río, el gobernador de Chubut fue noticia por un encendido discurso en contra del gobierno nacional. Nunca nos dejan ni un día para despejar la mente.
"Nacho" Torres, el gobernador en cuestión, amenazó con cortar el suministro de petróleo a partir de hoy si no se le enviaban fondos que les descontaron de la coparticipación. El ministro Caputo respondió diciendo que Chubut tiene una deuda con el gobierno nacional y que esos recortes están contemplados en el acuerdo vigente. Torres aseguró que intentaron establecer un plan de pagos, pero que no obtuvieron respuestas desde nación, casi como si alguien estuviese esperando que aparezca este conflicto. 
Al final pasó lo mismo de todos los días, que el presidente y su entorno le apuntaron a un nuevo enemigo para aumentar la confrontación, dividiendo a la oposición y poniéndose en el centro de la agenda política. Es difícil desentrañar cómo funcionan las decisiones de los estrategas oficialistas en cuanto a objetivos, pero los métodos afloran con bastante nitidez.
Chubut es una provincia rica que vive quebrada. Mal administrada desde siempre, tiene recursos mineros, petroleros y pesqueros, además de zonas turísticas, un puerto de gran calado y la planta de Aluar. Nada de eso parece servirle para sostenerse sin los aportes de la nación, una locura solo posible en Argentina. Es como una Formosa con frío.
El gobierno nacional es débil en su alcance territorial, lo que en la previa parecía que lo empujaría a negociar y conciliar. Sin embargo, la decisión fue la opuesta y la estrategia es redoblar y confrontar, algo absolutamente irracional. Tal vez por eso los gobernadores más experimentados que Torres han apostado por la prudencia y la moderación, esperando que escampe y el panorama asome más claro. A los 20, si te encierra un auto capaz bajás a agarrarte a piñas, incluso si el otro se baja con un palo en la mano. Ya de viejo elegís retirarte sin entrar en la provocación, preservando el cuerpo y el auto. ¿Cobardía? A eso solo lo ven los que creen que la hombría se mide con decisiones propias de un niño y no con la fría racionalidad de los mayores.
Milei quiere armar su propia oposición, apuntando a confrontar con distritos no kirchneristas en los que le fue bien en la fecha de las PASO. Primero apuntó como traidores a los gobernadores de Misiones, Salta y Córdoba, tres peronismos provinciales. Después apuntó contra Santa Fe, radicalismo que arrasó con un candidato que anda armado por la calle. Otro con el que se enfrentó fue el gobernador de la Rioja, un kirchnerista duro, pero donde los libertarios hicieron su mejor elección provincial. Ahora le toca al joven gobernador de Chubut, puro semillero Pro que desbancó al peronismo después de dos décadas. Los territorios más identificados con el gobierno anterior han estado al margen de estas disputas, como si el presidente supiera que ahí lleva las de perder y por eso decidiera ir a pescar a los lugares donde tiene con qué pensar en construir con más fuerza algo propio.
Durante el fin de semana hubo muchos dirigentes que salieron a avalar y empujar la posición de Torres, que parece estar mal asesorado en cuanto a entrar en el juego del conflicto. La liga de gobernadores patagónicos, una entidad con alto potencial de desestabilización, ha decidido embarcarse en una pelea que tiene a Torres como punta de lanza. El costo político y económico a pagar por esa exposición se irá viendo a medida que pase el tiempo.
Lo verdaderamente peligroso, más allá del tono con el que se expresan los principales involucrados, son los formadores de opinión o dirigentes políticos que alientan escenarios de ruptura total. Hubo que escuchar sobre intervención federal, sedición e incluso un desmembramiento a la yugoslava (una referencia que dice mucho, ya que implicó una cruenta guerra civil, a diferencia de lo que puede haber sido la disolución de Checoslovaquia, el "divorcio de terciopelo").
Las instituciones existen e imponen un marco para los intercambios políticos. A pesar de caminar por la cornisa y de usar malos modos para dirigir los intercambios, el gobierno de Milei no se ha desviado de lo que marcan las reglas. Su accionar, sin embargo, no es inocuo: esa retórica en algún momento permeará la opinión pública y podrá generar una masa crítica que los aliente a explorar ese camino oscuro. La oposición, por su parte, debe evitar darle al gobierno lo que está pidiendo a gritos, razones para intensificar sus ataques y señalar culpables por fuera de sus acciones.
Menem es un personaje opaco en nuestra historia, pero supo construir poder desde el interior y sin confrontar. Evitó el conflicto, pero al asumir supo lidiar con un contexto bastante más desafiante que el de hoy, con una hiperinflación y un levantamiento militar. Casi como un precursor de lo zen que llegaría con el macrismo, se orientó siempre con una máxima: en política, el que se enoja, pierde. Tal vez deban empezar a bajar el tono si pretenden ganar algo después de todo esto.