El minué Juez-Milei, incómodo para libertarios y radicales
El senador nacional contó que sostuvo una extensa reunión con el presidente. Mientras, en Córdoba, profundiza sus denuncias contra el oficialismo y adelantó una presentación judicial por los subsidios al Transporte. Los libertarios puros ven con asombro y resignación el acercamiento de Juez a la Casa Rosada. Los radicales, con incertidumbre hacia 2025.
Por Felipe Osman
Mientras el Centro Cívico resetea a diario su GPS para descifrar cómo pararse frente a la incógnita Milei, y el radicalismo -aún desde la oposición- hace lo propio en un intento por no quedar a contrapié de su conducción nacional (y de su propia historia), Luis Juez surca sin mayores dificultades las aguas desconocidas de “la Libertad”.
Sin el lastre que, al parecer, hoy representa tener detrás un partido con estructura y legajo, el versátil senador se da a la tarea de acercarse a Javier Milei, elogiando, entre otros aspectos, la determinación del presidente para avanzar en medidas que incluyen masivas recisiones de contrato y el desmantelamiento de cooperativas surgidas bajo el brumoso “Potenciar Trabajo”.
En su última entrevista con La Nación +, Juez contó que se juntó a almorzar con Milei en Olivos, el miércoles de la semana pasada, y que habló de varios temas con el presidente a lo largo de dos horas y media. Entre los asuntos que habrían sido materia de conversación, estaría la situación económica y encuestas que revelan un amplio acompañamiento de la ciudadanía al presidente. Este último punto es el que atrae a Juez y, para ser justos, tuerce también todo el marco axiológico de gran parte de la oposición “dialoguista”, entre los que se cuentan por igual la UCR y el peronismo no K.
A la par de sus numerosos guiños a Milei, Juez hace la tarea en Córdoba. En las últimas semanas viene subiendo el tono contra el oficialismo provincial, golpeando en todos los flancos que expone la agenda, ya sea por la inseguridad, la salud o la educación, crisis innegablemente conexas a las políticas de achique desplegadas por el Gobierno Nacional.
A esto, suma también otras acusaciones. Dos semanas atrás incluso le “robó una bandera” la UCR, haciendo propia una denuncia de Elisa Cafaratti (concejal deloredista) por una contratación de la Municipalidad de Córdoba que luego sería anulada por el Ejecutivo. El motivo, la compra de uniformes para la Guardia Urbana Municipal. El modo, la contratación directa de una empresa “floja de papeles”.
En esa misma entrevista, Juez adelantó que hoy el Frente Cívico presentará una denuncia penal por presuntos hechos de corrupción en la asignación de subsidios al Transporte en Córdoba. El peronismo aguarda expectante.
Todos estos movimientos, de acercamiento a Milei y de regreso a las propias raíces del juecismo, que cobró relevancia política en los albores del nuevo milenio a fuerza de denuncias que casi nunca prosperaron, preocupan por igual a libertarios y radicales.
Dentro del esquema local de LLA, los puros ven con asombro y resignación el acercamiento de Juez a Milei. Agustín Spaccesi, presidente y fundador del Partido Libertario de Córdoba, por caso, no digiere a Juez. En su reciente paso por el streaming de Alfil, por ejemplo, aprovechó para hacer un repaso por la zigzagueante carrera política del senador. Es, en rigor, un archivo que Spaccesi gusta de revisar cada vez que la oportunidad se presenta, y lo hace ciertamente con destreza y minuciosidad.
Pero si a los puros no les agrada Juez, tanto menos les agrada a los aliados, que vienen de ensayar, en la Justicia Electoral, un intento por resistir la constitución de LLA ya no como alianza electoral sino como partido político. Es decir, la constitución de una herramienta electoral que haga, si no innecesaria, accesoria la participación de los sellos aliados. El vehículo de la “depuración” que a partir de 2025 Milei pretende llevar adelante en el Congreso. En la enrevesada aritmética libertaria, en la que desembarazarse de los aliados de la primera hora sería depurar la alianza, ¿qué implicaría el acercamiento al juecismo? El Partido Demócrata y el MID ni siquiera quieren escuchar la respuesta.
Pero así como a los aliados de Milei les preocupa quedar fuera de los planes del libertario en 2025, a los radicales los contraría la buena sintonía Juez-Milei.
La primera conclusión a la que llegan apenas se abre la interrogante por las elecciones de medio término es que la incógnita que encierra el 2025 es insondable. Después de esa barrera inicial, si se intenta forzar una hipótesis, la preocupación aflora.
Suponen que Juez no transgredirá el acuerdo que selló con De Loredo antes de 2027. Entienden que el senador tiene asegurada su banca hasta entonces y que jugar en las elecciones de medio término implicaría dinamitar el pacto con la UCR antes de que la “fórmula del fernet” reedite la encrucijada que, de algún modo, sorteó en 2023. Sin embargo, quienes decodifican los movimientos de Juez bajo el prisma local entienden que el único objetivo innegociable del senador es la Gobernación, y que en esa inteligencia no habría mejor espaldarazo para llegar al 2027 que revalidado por las urnas en 2025.
En esta melange, observan en el tablero provincial y descubren a un potencial aliado que, como Juez, aparece desembarazado de la inercia que supone un partido político, con historial radical pero con el look de un outsider y, dicen algunos, también con llegada a terminales nacionales de LLA: Esteban Avilés.
El intendente de Carlos Paz también ha elevado el tono de sus críticas al Gobierno Provincial y ha acusado a Martín Llaryora de hacer “Cordobesismo con K”, tratando de divorciar la imagen del actual gobernador de la de sus antecesores. Avilés, entienden, no para de dar señales de que está libre y disponible para armar. Y aunque probablemente busque primero potenciar su figura en una jugada individual, es de imaginar que luego ponga en la balanza lo conseguido para sellar un acuerdo electoral con alguien más. La pregunta es con quién.
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