Por Yanina Soria 

Mientras el gobierno Nacional, a contrarreloj, intenta avanzar con las negociaciones que sean necesarias para que la Ley Bases siga su curso en el Senado y se apruebe antes del 25 de mayo (cada vez más improbable), fuera del Congreso aumenta la presión para voltearla. 

No sólo por parte del sindicalismo que hoy hará otra demostración de fuerza en las calles de todo el país con un paro general, sino también por parte de los distintos sectores afectados. Uno de ellos es el de la cultura, con poca prensa, pero que encontró en ciertos legisladores nacionales algo de atención y contención. 

De hecho, ayer en la Cámara de Diputados se llevó adelante la reunión plenaria de la Comisión de Cultura de la que participaron, entre otros, Alejandra Darín de la Asociación Argentina de Actores; la artista Melina Seldes; Vanesa Pagani de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas; y Nicolás Avruj de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica. 

Sucede que, si bien el texto de la ley ómnibus con media sanción de Diputados no tiene un capítulo dedicado exclusivamente al tema de la cultura, por las facultades delegadas el poder Ejecutivo podría intervenir o disolver los organismos que no quedaron expresamente exceptuados en el nuevo proyecto como otros que sí fueron incluidos. 

De aprobarse la Ley Bases, por ejemplo, “no podrá disponer la disolución” del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). En cambio, nada se expresó sobre el INT, el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), ámbitos de la cultura que podrían quedar desfinanciadas, eliminadas o modificadas si se le otorga esa potestad al Gobierno. 

En defensa de eso, la cordobesa Natalia de la Sota que participó de la Comisión de Cultura les pidió a los senadores que revean en la Ley Bases todo lo referido a la protección de la cultura y a los Institutos que componen “un entramado relacionado al arte muy potente para el país desde hace décadas”. 

Dijo: “pidamos a viva voz a los senadores que recapaciten en esto, que lo piensen, sin cultura un pueblo no existe. Y sin estos organismos, sin el Estado que colabore y que invierta en cultura, nos van a quitar el alma”. 

Bien vale apuntar que, ahora la pelota pica del lado del Senado donde Alejandra Vigo juega como única representante del cordobesismo en la Cámara Alta. La mujer también sugirió ya en la comisión algunas modificaciones al proyecto recibido de Diputados, con todo lo que ello supone. 

Aun así, en el oficialismo provincial descuentan que la parlamentaria no obstaculizará la Ley Bases, más allá de las observaciones que pueda realizar en particular. 

Lo cierto es que, De la Sota, de Hacemos Coalición Federal, es la única voz disonantes del bloque cordobesista que, hasta acá y con algunos reparos, viene acompañando el proyecto de los libertarios. De hecho, la hija del tres veces gobernador de Córdoba se desmarcó del resto de sus pares en la votación de la semana pasada. En línea con lo que viene sosteniendo desde que asumió el presidente Javier Milei, en claro modo de opositora. 

Tras escuchar a los referentes de los distintos ámbitos del arte afectados por el desfinanciamiento que lleva adelante el Estado, De la Sota fue crítica de “un gobierno Nacional que tiene una clara mirada de un Estado retirado, de un Estado que no tiene que estar, que debe convertirse en su mínima expresión. Creo que hay que tener una mirada mucho más federal de todo esto, de las políticas culturales. Falta mucho, pero sin todos estos organismos que garantizan ese federalismo sería mucho más difícil”. 

De la Sota tiene un pasado reciente que la vincula fuertemente con el arte y la música, pues además de cantar, la diputada dio clases particulares de música y hasta abrió, años atrás, un bar cultural en la capital cordobesa, justamente, para darle espacio a los artistas locales. Desde ese lugar, en la comisión de Cultura dijo: “Hay teatros itinerantes que llegan a pueblos como Rayo Cortado, en mi provincia, donde hay 2.500 habitantes. Yo quiero saber qué mercado, qué privado haría una función de títeres o de teatro en algún lugar como ese. Así puedo darles mil ejemplos. Las salas de teatro, las salas de cine, que en cada pueblo son el lugar de encuentro y garantizan el derecho de cada ciudadano, donde esté, de acceder al arte además de la cultura, con todo lo que eso significa”.