El parteaguas libertario llegó hasta el Concejo
En un Legislativo Municipal aletargado, que solo levanta pulsaciones con denuncias circunstanciales de la oposición, al condimento político lo ponen -paradójicamente- los libertarios. Aún sin contar con una sola banca en el recinto, los posicionamientos del Gobierno Nacional representan el principal escollo para la unidad del bloque radical.
Por Felipe Osman
La Legislatura Provincial y el Concejo Deliberante guardan, desde el 10 de diciembre pasado, pocas similitudes. Mientras la Unicameral se ha convertido en la principal arena en la que oficialismo y oposición contienden, con Hacemos Unidos intentando mutear al interbloque y la amalgama opositora ensayando estocadas para maximizar el costo político del Partido Cordobés, el Concejo Deliberante rara vez levanta temperatura.
Y aunque hubo algunos chispazos por la creación del Ente de Fiscalización y Control -que termino siendo respaldada por la UCR- y dos denuncias resonantes, por los subsidios al transporte y los uniformes de la guardia Urbana, el epicentro de la tensión política siempre se mantuvo en la Legislatura, donde ninguna fuerza tiene quórum propio.
Sí guardan, sin embargo, una gran similitud: en los dos ámbitos legislativos, la impronta que Javier Milei le imprime a la política nacional se ha convertido en el parteaguas. Y esa onda expansiva, que llegó a la Legislatura mucho antes, empieza a alcanzar ahora también al Concejo.
En la Unicameral, las tensiones del bloque radical se manifestaron casi desde el principio. De hecho, su fragmentación a partir de la escisión de Dante Rossi y Sebastián Peralta (Construyendo Córdoba) estuvo formalmente motivada en la contradicción que entrañaría cuestionar el ajuste de Llaryora sin hacer lo propio con el que encara en Gobierno Nacional. Pero además quedan periódicamente refrendadas en el posicionamiento dispar de sus legisladores frente a proyectos de declaraciones varios.
Ahora, algo parecido empieza a suceder en el Concejo. Durante su última sesión, el bloque radical votó dividido cuando fue sometido a votación un proyecto de Laura Vilches (FIT) que manifestaba preocupación por el cierre de los Centros de Referencia (CDR) de Córdoba, dispuesto por el Ministerio de Capital Humano de la Nación, y que redundaría en el despido de un centenar de trabajadores.
A la derecha del espectro radical, Javier Fabre votó en contra, alegando que los tiempos que corren representan la antítesis de la tesis kirchnerista, y que acompañarlos desembocará, necesariamente, en una síntesis más saludable. Juan Balastegui y Luciano Agüero Díaz lo acompañaron. Pero el resto de la bancada no pensó igual y respaldó el proyecto de Vilches.
La misma dinámica se repitió con el proyecto del propio Fabre para declarar el beneplácito por la celebración en Córdoba del Pacto de Mayo. Y aunque la sangre no llegó al río porque el proyecto fue retirado (Milei suspendió la firma del pacto), ya se veía venir otro voto dividido.
En las próximas sesiones, el concejal Sergio Piguillem, de prosapia alfonsinista (aunque ahora al frente de su propio núcleo interno “Marea Radical”), llevará al recinto un proyecto declarando preocupación por la probable privatización de Radio Nacional, y la UCR volverá a dividirse.
El “Plan Plantita”
La descoordinación interna de la UCR, debe decirse, lo la hace perder creatividad. La presidente de la bancada, Elisa Caffaratti, sacudió al oficialismo desde las redes sociales al denunciar sobreprecios en la compra de árboles, arbustos, plantas, champas y macetas, destinadas al mantenimiento de espacios verdes de la ciudad.
Caffaratti bautizó se denuncia como “Plan Plantita”, para emparentar al oficialismo provincial con el Frente de Todos, aludiendo al conocido “Plan Platita”, nombre que la oposición dio a las medidas que acompañaron al raid final de la campaña presidencial de Sergio Massa.
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