El nuevo Concejo: ¿interbloque virtual del PJ o rivalidad profunda?
La división entre peronistas también habilitó la lectura de dirigentes que especulan con un Legislativo favorable a partir del 2 de julio, aunque el derivismo lo descarta. “Ellos decidieron ponerse en la vereda de enfrente”. De suceder, la sociedad será tácita: el reglamento interno las prohíbe.
Por Gabriel Marclé
Se acerca el conteo final para el inicio de una jornada histórica para la política riocuartense. No fue la campaña intensa y plagada de hits que se esperaba, pero la predicción de un resultado abierto por la esperada diferencia cortísima entre tres opciones electorales hace pensar en que el día de las urnas dará respuestas nunca antes dadas para la conformación del tablero político riocuartense. Una de esas tendrá que ver con la configuración del nuevo Legislativo, con un Concejo Deliberante que podría -por primera vez- estar colmado de dirigentes peronistas.
Con Guillermo De Rivas (Hacemos Unidos) y Adriana Nazario (La Fuerza del Imperio) compitiendo en la pole position, el reparto de los 19 concejales podría favorecer al PJ. Ahora, ¿esto significa una ventaja estratégica? Aunque habrá que esperar para saberlo, a priori se observa un conflicto entre partes que también aporta a lo inédito de este proceso. El peronismo dividido tendería a seguir de esta manera aun después de la competencia del 23 de junio, por el solo hecho de que las diferencias generadas en campaña parecen irreconciliables.
Hace unos días, un grupo de dirigentes experimentados del PJ local se reunían para una cena y, entre los tópicos obvios, se pusieron a repasar el devenir de la campaña. En esa charla, uno de los presentes planteaba un punto que hasta el momento no se había asomado entre las especulaciones. “Vamos a cambiar la historia”, se plantaba osado. En este escenario, cualquiera de las dos alternativas fuertes del peronismo gana la elección y el radicalismo queda relegado a un segundo o tercer puesto donde deberá jugar su suerte en el reparto del sistema d’hont.
Básicamente, este peronista afirmaba que las elecciones iniciarían el más fuerte proceso de minimización para la histórica alternativa radical. Incluso iba más allá al asegurar que, bajo estas circunstancias, el ahora enfrentado PJ terminaría por dejar de lado las diferencias para conformar una especie de interbloque offshore. Aunque el reglamento interno no permita esa unidad oficial, el sueño de mayoría peronista de algunos habilita la posibilidad de que surja un bloque dialoguista favorable a los intereses de un Gobierno que -gane quien gane- necesitará de un acompañamiento fuerte.
Yendo a los números, la visión de un “interbloque virtual” tendría a un oficialismo de 10 bancas y dos oposiciones fuertes que deberán repartirse las nueve bancas restantes (menos, si aparece una cuarta alternativa) dependiendo de sus performances en las urnas. Prediciendo que entre el segundo y el tercero podría haber una diferencia corta, se configurarían dos bloques con más de 4 concejales y el peronismo, como nunca, podría tener hasta 15 de los 19 concejales. Sería histórico en tierras dominadas por el radicalismo en la mayor parte de la era post 1983.
Para que el sueño de ese dirigente histórico del peronismo se haga realidad, la relación entre derivistas y nazaristas debería quedar en buenos términos después del enfrentamiento de campaña. Sin embargo, como se dijo antes, hay muestras de que esto no será posible. En principio, el Hacemos Unidos local visualiza a La Fuerza del Imperio como un rival que quemó los puentes que podía habilitar cualquier posibilidad de unión.
“Ellos ya son opositores. Son otra cosa y Nazario lo dijo, está del otro lado. Si ellos llegan a ganar, nosotros vamos a ser la oposición y si ganamos nos vamos a sacar de encima varios lastres”, afirmaba un dirigente fuerte del equipo De Rivas, negando toda posibilidad de dialogo en lo que vendrá post elecciones.
Consultados por lo mismo, el nazarismo fue más tenue en cuanto a la explicitación de diferencias, aunque consideran que el compromiso que tendrán después del 23 de junio no es con sus compañeros peronistas, sino con quienes se acercaron a formar la alianza. En ese sentido, indican que el MID, el Partido Demócrata y Libres del Sur tendrán más juego dentro del eventual bloque que las coincidencias históricas del PJ.
Claro está que la política demuestra lo contrario a esta tajante postura de uno y otro bando, por lo que restará ver cómo se desarrollará la actividad del renovado legislativo para ver el comportamiento y líneas de acción de bloques peronistas, aunque las presiones de esa “oportunidad histórica” en el Imperio provoca interés incluso en la dirigencia cordobesa que siempre llamó a la unidad. Al Panal de Martín Llaryora le interesaría sostener esa narrativa.
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