El Mójica entró en déficit: crisis nacional y “efecto campaña”

Por Gabriel Marclé

Déficit, esa que se convirtió en “mala palabra” para las corrientes políticas que dominan el presente y que en la Municipalidad de Río Cuarto no se escuchaba desde hace tiempo. Tras seis años consecutivos de superávit primario, la resta de gastos corrientes a los ingresos corrientes dio en rojo para el segundo trimestre de este año. ¿Qué ocurrió en ese tramo para que se llegue a este resultado negativo? Podría decirse que lo principal fue la profundización de la crisis nacional, pero todos reconocen -incluso en el oficialismo- que el factor clave tuvo que ver con las acciones que se llevaron a cabo para que Guillermo De Rivas llegara a la intendencia, el “efecto campaña” que empieza a hacerse notar y lleva entropía a la agenda local.

De acuerdo al último informe trimestral presentado en el Portal de Transparencia de la Secretaría de Economía, el déficit fue de $1.916,9 millones, lo que configuró una caída del 10% en el cálculo de ingresos y gastos, un número que no se veía ni por cerca desde la seguidilla pandémica del 2020 (que llegó al piso del 12%). También preocupa lo ocurrido con el ahorro financiero, el cual incluye inversiones y vencimientos de deuda, que para el segundo trimestre tuvo un déficit de 4.123 millones de pesos. “No hay número bueno”, aseguraba un dirigente.

La situación, inédita para muchos, implica un serio riesgo para el correcto funcionamiento del municipio. El déficit primario implica que los fondos para pago de sueldos y contratos de servicio, así como para la continuidad de obras públicas. Por eso no sorprende que la gestión De Rivas haya empezado con el corte de casi media centena de contratos y la eliminación de horas extra, a riesgo de pesarle el rechazo de algunos sectores. El tema es que, una decisión que podía aparecer como lógica por el complicado escenario que finalmente se presentó, contrasta mucho con lo que se tenía antes del 2 de julio: la promesa de superávit sin tocar puestos laborales, sin aumentar impuestos y sin frenar la obra pública empieza a volverse difusa.

El “efecto campaña” se hizo realidad luego de un primer trimestre de 2024 en la que se profundizaron las acciones más electoralistas de la gestión que dejaba Juan Manuel Llamosas. Es por eso que los casi $2.000 millones quedan ineludiblemente pegados a lo que fue un sprint de alta inversión, esa que la oposición advertía al mencionarla como “la campaña más cara de la historia”. 

No fueron los mitos del troll center y el asistencialismo off-shore, sino las cuestiones más esperadas de una gestión que quería terminar con mucha obra pública en marcha, que cerró importantes mejoras salariales para sus trabajadores (131% de aumento en el primer semestre) y, especialmente, la nula aplicación de subas en los impuestos, maniobra que algunos explican como “necesaria” por el efecto que podía tener en el humor social. También se sumaron los gastos por la Guardia Local, el sostén de los vuelos y también de los servicios esenciales, todas acciones que el oficialismo consideraba claves para lograr el fin al que terminaron llegando.

La fuerte erogación en tiempos de campaña hubiera sido un detalle menor si el esquema de ingresos hubiera sostenido la bonanza de otros años, pero la realidad entrega más pálidas en este tema. De hecho, el informe de Economía explica que, para la primera mitad del 2024, lo recaudado en cada mes ha disminuido en términos reales respecto a igual periodo del 2023. “Esto es más marcado durante los meses de marzo, abril y junio, donde se observa una disminución real del 17%, 16%, y 15% respectivamente”, explican desde la cartera de Antonetti. Esto también es síntoma del presente económico del país.

En la Municipalidad aseguran que la situación puede revertirse. De hecho, no creen que el déficit entre abril, mayo y junio presente un escenario desfavorable a sobremanera. “A pesar de este decrecimiento, el ahorro corriente disponible acumulado a 2024 sigue ubicándose en valores positivos”, afirman en el informe. Es decir, en base a los números del primer y segundo trimestre, las arcas municipales todavía tienen a favor unos $2.358 millones.

Tranquilidad aparte, la salida de esto es una obligación: temen una profundización de esta tendencia, algo que puede pasar en la medida que no mejoren los parámetros de coparticipación y recaudación impositiva. De hecho, el informe del mes de julio anticipa una caída en la recaudación propia de esta etapa del año y con un contexto nacional de absoluto peligro. Por esa razón, entre mañana y el miércoles, el secretario Pablo Antonetti presentará ante el Concejo Deliberante el proyecto de ampliación presupuestaria que ayude a hacerle frente a la situación.