La inseguridad no para

La inseguridad no para

28 de febrero de 2025Javier BoherJavier Boher
2025-02-27-boher
Por Javier Boher 
Hace unos días -no puedo recordar bien cuántos- estaba por escribir sobre un caso de inseguridad en barrio Los Boulevares. En un asalto a una estación de servicios le pegaron un tiro en la pierna a la playera y le destruyeron el fémur. Fue noticia por lo extremo, pero un robo a mano armada en esa zona es moneda corriente.
No soy de ese barrio, pero se podría decir que me he pasado buena parte de mi vida dando vueltas por ahí, por un emprendimiento familiar que lleva unos 30 años en la zona y que me ha hecho conocer numerosas historias de inseguridad (algunas que no puedo reproducir porque Joni Viale diría que puede traer problemas con la justicia). Aunque hay otras más graves, ninguna supera la que me recuerda Facebook cada año, con mi papá sonriente en la sala de espera de un hospital, con la cabeza vendada y el pullover manchado con la sangre que le brotó después del culatazo. “Por suerte no fue tan grave” debe ser una de las frases más estúpidas que alguna vez normalizamos repetir.
Córdoba está desbordada por la inseguridad, aunque tiene la suerte de que el salvaje conurbano bonaerense la opaca todo el tiempo. Allí se sucedieron distintos casos que llegaron a los medios nacionales por distintos motivos, pero todos merecidos. Hace unas semanas fue el caso de los repartidores que se congregaron para recorrer las villas y recuperar la moto que le habían robado a un compañero. Tuvieron más éxito que la policía o la justicia, porque en cuestión de horas apareció abandonada por los ladrones que no soportaron la presión de esa multitud encolerizada. Si el Estado abandona la función de proteger a los ciudadanos nadie se puede sorprender de que éstos decidan cuidarse entre ellos.
Hace dos días la cosa tuvo otro caso muy llamativo, el de la nena que falleció por las heridas producidas al ser arrastrada durante el robo de un vehículo. Detuvieron a los responsables y resulta que ya tenían antecedentes. Nadie le devuelve la nena a esa familia, pero no va a faltar el juez que decida que esos asesinos son víctimas de la sociedad y les devuelva la libertad. Es absolutamente ilógico lo que pasa, porque no sancionar las conductas desviadas implica alimentar un estado se anomia en el que se relativizan los límites morales, abriendo la puerta a que los casos sean cada vez peores.
En Córdoba 
La situación en nuestra provincia, aunque lejos del foco de las noticias por las salvajadas que se ven en Buenos Aires, también está atravesando una fuerte crisis de inseguridad. Prácticamente no hay barrio en la capital en el que no haya robos (más o menos violentos) a cualquier hora. Se rompen vidrios de autos, se abren baúles, se roban pedidos de súper, carteras, celulares, billeteras, hay entraderas, arrebatos, robos de motos de gente que anda circulando, inhibidores de alarma, robos de llaves, robo de máquinas y herramientas y muchísimas situaciones más (por ejemplo, como en Boulevares, que se metieron a un galpón para robarse un dispenser de agua).
A raíz de un caso cercano de robo de ruedas escuché dos frases que se volvieron comunes en el último tiempo: “Me dijeron que si dejas dos ruedas sobre la vereda y dos sobre la calle no te pueden robar las ruedas” y “no son tan caras las tuercas antirrobo, valen la pena”. Naturalizamos estacionar mal para poder dejar el auto, hasta que la muni -necesitada de recaudar para pagar aguinaldos- sale a poner multas por estar mal estacionado. El Estado no te dan seguridad y te cobra por los recaudos que tomás para evitar el mal rato. Absurdo.
Ayer se conoció un caso gravísimo. Delincuentes drogaron a una mujer y sus hijas, abusaron sexualmente de una de ellas y les robaron dólares y electrodomésticos. Parece que ya no alcanza con violar el derecho de propiedad de las personas, sino que el derecho a la integridad física y el derecho a la vida ya entran en el mismo combo de derechos inalienables que se han vuelto en derechos relativos. ¿Para qué queremos un Estado si no es para evitar que nos roben, nos violen o nos maten? Obviamente que para que ponga gazebos de la agencia Córdoba Turismo en todas las localidades serranas y reparta semillas para hacer la huerta en casa.
Es verdad que hay un problema social y que hay que mejorar las escuelas, ampliar el alcance de clubes y playones deportivos, mejorar la economía para que se cree empleo y todas esas recetas que funcionan en el largo plazo. El problema es ahora, en el corto. Si no se persigue, castiga y encierra a los que atentan contra el orden público y las leyes que regulan la vida en sociedad, el caos aumenta y todo el conjunto de la población se ve afectado. Todos vivimos peor, preocupados por los hijos que van a la escuela, a trabajar, a bailar o a donde sea, incluso a comprar una gaseosa o un litro de leche al almacén de la esquina. Cambiamos nuestros hábitos, nos replegamos en la intimidad, nos encerramos atrás de alambres, rejas y alarmas, custodiados por empresas de seguridad o perros guardianes. Es insoportable e insostenible.
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