Cultura Por: Gabriel Ábalos30 de enero de 2025

Odiseas para conquistar al público

En plazas o en salas, los y las artistas tienden lazos, dan guiños, avanzan, regresan, renuevan o conceden. La hora de la verdad está en la escena, allí donde su arte limita con los espectadores e intenta traspasar esa distancia.

Los Carabajal, Los Nocheros, Luciana Jury y Duratierra, momentos de la sexta luna.

Por Gabriel Abalos
Gabrielabalos.prensa@gmail.com

Las redefiniciones de lo popular
La programación de este jueves del Festival Nacional de Folklore trae una armoniosa serie de momentos donde grandes favoritos del público conviven con propuestas que sugieren una audición más atenta, para descubrirlas. Así, la misma noche en que harán el cierre Los Nocheros, que alguna vez fueron una novedad y de inmediato probaron las mieles masivas. Hoy vienen a trío; en la que tendrán su cómodo espacio Los Carabajal, patriarcas fundadores de un largo liderazgo en la música santiagueña; y donde hará acrobacias con su violín Leandro Lovato, abonado a esta plaza desde hace décadas, asomarán otros platos bien elaborados en busca de la legitimación del público. Uno de esos menúes llega con Luciana Jury, que no nació ayer, pero que se ha movido todos estos años en un ámbito más reducido de escucha, tendiendo complicidades más sutiles con su interpretación personal. También se hará presente el grupo Duratierra, que lleva seis discos editados, el primero de 2010, ya entonces rankeado como uno de los 5 mejores discos de folklore del año por la revista Rolling Stone. Con todos sus créditos, Duratierra viene a plantarse en la Plaza del Folklore, a ver si se dan mutuamente con el público coscoíno los rayos del encuentro y el disfrute. También habrá baile tropical irrecusable con la actuación de La Delio Valdez, que suele estar en el otro Cosquín, y así -con los demás artistas-, la sexta luna desafiará la grilla “establecida” en la industria del género, para anexar a más públicos y ampliar las apetencias. Por supuesto, el juez, eso llamado “el público”, no constituye una masa homogénea: es una multitud atraída por sus ídolos cada noche, cambia con cada luna, se transforma, muta, puede sorprender con su recepción, de alguna forma se organiza en su ser colectivo; sigue siendo un enigma. Lo bueno, pues, de esta sexta noche coscoína será precisamente tener acceso a un indicador fundamental de la actitud y del gusto de la audiencia nacional, como siempre lo ha sido Cosquín, a ver cómo sigue la historia. 

Por suerte, no todos son comentarios hirientes en las redes, donde el anonimato parece darle vía libre a la opinión irrespetuosa, al odio, al fervor exclusivista de los fans, a los que creen que todo pasado fue mejor y a quienes están convencidos de que la realidad nació junto con ellos y todo se reduce al ahora, al barrio, a los pequeños círculos sociales de referencia. Están los que creen defender unas raíces genuinas congeladas, y quienes consideran que hay que ir más a fondo con la renovación. Son voces, todas libres, pero la historia de la música popular argentina no se detiene frente a ellas y es -sigue siendo- una cultura que se teje a medida que envejece. El Festival de Cosquín teje su propia edición, cada año, tratando de mantenerse en equilibrio entre los extremos. Hay un mundo de música por oír y por aplaudir, y Cosquín no puede decirse que les pertenece a unos ni a otros. 

Jugar al “Rap canyengue”
En Güemes, en el local de Pez Volcán (M.T de Alvear 835), el percusionista y compositor Minino Garay, un músico “córdoboparisino”, con tres décadas y media de residencia al pie de la Torre Eiffel, quien saldrá a escena acompañado de musicazos como Diego Bravo y Bruno Cravero, para jugar al rap canyengue, al tango improvisado, al jazz contento de verse de nuevo con el compadre ciudadano. Su disco de 2022 lleva el nombre de “Speaking Tango” y buena parte del repertorio se encuentra allí, pero cada vez es diferente, lo cual hace al encanto de su parla al ritmo del 2 x 4 u otros ritmos infernales que se pueden colar, con pretexto de cuarteto y de complejas mediciones del compás. Se suman los destacados Daniela Dalmasso (voz), Cacho Brondo (voz), Esteban Gutiérrez (percusión) y Laura Repezza (percusión). Una cita para saciarse de buena música en el viejo barrio nacido como Pueblo Nuevo. A las 21, entradas desde $8000.

Mañana, Minino se desplazará a Buddhi (Caraffa 365), en La Cumbre, donde tocará desde las 21.

Reencuentro con Robert
En la avenida Carlos Gauss 5731 está el Teatro La Llave, que esta noche a las 21.30 recibe al público, por un lado, y por el otro al actor Ale Orlando, quien ofrecerá su pieza unipersonal Mi vida con Robert, la resurrección del mito (La trilogía de la alegría), casi tres títulos para referirse al reencuentro con su personaje dilecto, el actor Robert Zander. Se trata de un actor argentino que triunfó en Hollywood y se convirtió en leyenda viviente. Veinticinco años más tarde, cuando ya Robert ha pasado de leyenda a fallecido, que suele ser cuando en realidad nacen las leyendas, Ale Orlando intenta revivir al personaje y encarnarse en “uno de los artistas más controvertidos, pero a la vez más geniales de la cultura popular del siglo 20”. Para ello emprende un “biópic” teatral de sesenta minutos. $15000.

Bailar antes de morir
En la programación de estas vacaciones de Teatro Itinerante de Verano, llega a la localidad de Alcira Gigena, Río Cuarto, la obra ¡Bailemos… que se acaba el mundo!, una puesta de BiNeural-MonoKultur, compañía que siempre sorprende con sus propuestas escénicas alternativas. En el Club Atlético Lugardis Rivero Gigena, el público recibirá auriculares y será invitado a bailar acompañado por dos bailarines. ¿Qué pasaría si todos se contagiaran de “coreomanía”, la obsesión por no parar de bailar? Se propone un juego interactivo que invita a reflexionar sobre estas preguntas mientras hacemos lo que más nos gusta: Bailar. Bailar antes de morir. A las 10.30, la entrada es libre. 

Una noche babasónica
En Pétalos de Sol, Bv. San Juan y Cañada (Marcelo T de Alvear 384), hay noche Retro Babasónica, un desafío a volver las agujas del reloj para bailar con un tributo a cargo de la banda Los Calientes, desde las 22. Los músicos van para los 16 años de fervor por su grupo fetiche y transmiten muy bien el mensaje generacional. Entradas desde $4000.

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