Cultura Por: J.C. Maraddón06 de febrero de 2025

La revelación rebelde

Tras ser distinguida con un Grammy, la cantante Chappell Roan brindó un discurso de aceptación que osó apartarse de la tónica dominante y que sorprendió porque apuntó contra el corazón del negocio musical, que es precisamente el anfitrión de esta fiesta anual repleta de mensajes aduladores.

J.C. Maraddón

La catástrofe producida por los incendios que afectaron a California durante el pasado mes de enero, no sólo provocó estragos en una de las regiones más importantes dentro de la economía estadounidense, sino que además se ensañó con el núcleo de la producción cultural de ese país, que tiene su asiento en la ciudad de Los Angeles. Residencias de celebridades se vieron acosadas por las llamas, al igual que las de otros ciudadanos comunes, lo que por una vez ató las necesidades de los ciudadanos de a pie y de las deidades hollywoodenses, unidos en la devastación que aún persiste.

No había manera de que tales acontecimientos no tuvieran incidencia sobre la temporada de premiaciones que en estas semanas se apropia del calendario de la industria del entretenimiento y que tiene en la Costa Oeste el epicentro desde donde se esparce al resto del planeta. La postergación del anuncio de las nominaciones a los premios Oscar fue el primer indicio de que la fábrica de sueños no iba a permanecer insensible ante lo que estaba pasando y que esta tragedia tendría una presencia inevitable en esas fastuosas ceremonias en las que suele combinarse el espíritu patriótico con la frivolidad a ultranza.

Por eso, a nadie sorprendió el domingo pasado que la entrega de los Grammy estuviese atravesada por esa temática, detonante de algunos de los momentos más emotivos de la noche, como cuando los bomberos de la ciudad fueron invitados al escenario para entregar el galardón al Álbum del Año. El animador Trevor Noah tuvo constantes palabras alusivas a lo sucedido y no cejó en su propuesta a los telespectadores para que, a través de un código QR en pantalla, hiciesen donaciones solidarias que permitiesen empezar a reparar los daños causados por la voracidad del fuego.

Imágenes dramáticas de la desolación de esas jornadas recientes, muchas de ellas filmadas por cámaras de teléfonos celulares, fueron reunidas en un compacto que instó a tomar conciencia de la envergadura del siniestro, que tuvo un saldo de víctimas fatales y dejó a miles de personas sin hogar. La campaña humanitaria así desplegada en el discurso, contrastaba con el lujo y la ostentación propios de este tipo de veladas, en las que los diseñadores de indumentaria aprovechan para exhibir sus más osadas creaciones, vestidas en la ocasión por estrellas universales aún conmovidas por el desastre que esta vez les había tocado vivir de cerca.

Sin embargo, hubo un discurso de aceptación que se atrevió a apartarse de la tónica dominante y que sorprendió porque apuntó contra el corazón del negocio musical, que es precisamente el anfitrión de esta fiesta anual repleta de mensajes aduladores. "Me dije a mí misma que si alguna vez ganaba un Grammy y me ponía aquí delante de la gente más poderosa de la industria, exigiría que las discográficas que ganan millones de dólares gracias a los artistas les ofrecieran un salario digno y asistencia sanitaria, especialmente a aquellos emergentes”, leyó la cantante desde un cuaderno donde había anotado lo que iba a decir.

“Las discográficas tienen que tratar a sus artistas como empleados valiosos, con un salario digno, seguro médico y protección", fue la frase con que cerró su alocución esta joven que resultó distinguida con un Grammy como Mejor Artista Revelación, aunque los inicios de su carrera se remontan a diez años atrás. Mientras otros astros de la canción con una extensa trayectoria aceptan complacientes las condiciones que se les imponen, y a la par que The Weeknd actúa como invitado sorpresa tras haber promovido un boicot a estos premios en 2021, que Chappell Roan muestre este gesto de rebeldía no deja de ser encomiable.

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