Cultura Por: J.C. Maraddón24 de febrero de 2025

Tras el brillo de las obras maestras

Después de varias décadas de exilio brasileño, en una velada de lujo en el teatro Gran Rex el pasado 31 de enero, Billy Bond tuvo la oportunidad de reivindicarse en un espectáculo que se llamó “Rompan todo”, como una reafirmación de ese humor irónico que siempre lo ha caracterizado.

J.C. Maraddón

En este 2025 se están cumpliendo cincuenta años de la aparición del primer disco como solista del cantante brasileño Ney Matogrosso, quien venía de compartir una carrera meteórica junto al trío Secos & Molhados, para luego emprender un trayecto por su cuenta que continúa hasta el día de hoy. Aquella obra salió bajo el título de “Água do Céu-Pássaro”, aunque era conocida como "Homem de Neanderthal", por la canción de Luiz Carlos Sá que abría el álbum y que de inmediato se convirtió en el caballito de batalla de un músico que figura en la historia de la música popular brasileña como uno de sus astros mayores.

No tan conocido es que en aquel debut discográfico suyo, tuvieron que ver dos músicos argentinos que por aquí habían integrado La Pesada del Rock And Roll y que se habían instalado en Brasil hacia 1974, huyendo de las amenazas de la Triple A que tenían en vilo a, entre otros, la comunidad rockera. El guitarrista Claudio Gabis, quien también había sido miembro fundador de Manal, fue el primero en entrar en contacto con Matogrosso, al que acompañó en sus primeros shows en solitario, a partir de su virtuosismo instrumental del que había dado ya sobradas muestras en Argentina.

Desde su exilio en el vecino país, Gabis lo mandó a llamar a Billy Bond, el cantante y mentor de La Pesada, que contaba con un currículum por demás extenso: había sido responsable de la programación de la mítica Cueva de Pueyrredón y además había acompañado como productor artístico las iniciativas de Jorge Álvarez, fundador del sello Mandioca y luego de Talent, y protector de los comienzos de Sui Generis. Al frente de La Pesada del Rock And Roll, Bond se volvió célebre debido a una fecha en el Luna Park donde hubo desmanes, que algunos le atribuyeron a su culpa por haber pronunciado la arenga: “Rompan todo”.

Así, con ese trabajo para Ney Matogrosso en una sociedad creativa que nadie hubiera imaginado desde aquí, Billy Bond inició una aventura brasileña de más de cinco décadas, que a mediados de los setenta lo encontró cantando en la banda Joelho de Porco y que luego lo situó otra vez junto a Charly García, cuando el ex Sui Generis arrancó con el proyecto de Serú Girán desde Brasil. Afincado en ese país, Bond quedó en el recuerdo de los rockeros argentinos como un personaje desopilante y legendario, que alguna vez supo encabezar una banda que era un seleccionado de los mejores valores del rocanrol.

Mucho tiempo después, en una velada de lujo en el teatro Gran Rex el pasado 31 de enero, Billy Bond tuvo la oportunidad de reivindicarse en un espectáculo que se llamó “Rompan todo”, como una reafirmación de ese humor irónico que siempre lo ha caracterizado. A los 80 años, con el espíritu intacto y el físico en mejor estado que muchos de sus contemporáneos, el Bondo se dio con el gusto de recrear, junto a otros temas, aquel repertorio de La Pesada del Rock And Roll que quedó plasmado en un puñado de discos, a los que el tiempo ha impregnado de lustre, en vez de quitárselo.

Machi Rufino, Black Amaya, Ricardo Soulé, Daniel Melingo, León Gieco, Rodolfo Mederos, Alejandro Medina, Don Vilanova, Patricia Sosa, Kubero Díaz, Alejandro Medina y Pipo Cipolatti, fueron algunos de los invitados estelares de este concierto, que aportó nostalgia de la buena al verano porteño. En un presente en el que el rock se desgrana en infinitas partículas que exceden su vocación movimientista, no está de más poner de relevancia esos pliegues de los orígenes que, por diversos motivos, permanecían ocultos detrás del brillo de las “obras maestras”.

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