Un exabrupto simpático
Cómo podían imaginar en 1978 los hermanos La Bionda que 46 años después el director Brady Corbet iba a utilizar su inocente hit “One For You, One For Me” como música de fondo para los créditos finales de la película “El brutalista”, nominada en diez categorías en los premios Oscar.
J.C. Maraddón
En la música, ciertos estilos que son defenestrados en su momento, recuperan su dignidad con el paso del tiempo y hasta son incorporados al canon como precedentes de grandes hallazgos sonoros, en contraposición con el escaso crédito que habían obtenido cuando aparecieron. Por eso, habría que aprender de esa experiencia y no menospreciar determinadas tendencias por muy simples o insípidas que puedan parecer, ya que tal vez más adelante se escuchen artistas que, inspirados por eso que no merecía más que el rechazo de la crítica, terminen constituyendo una vanguardia basada en una moda tan precaria como plena de suceso comercial.
Un ejemplo de esto es el ítalo disco, un género europeo que se hizo fuerte durante los años setenta y ochenta, con el aporte de certeros hits bailables, aunque muy pocos reparasen entonces en el valor que pudiesen tener esas canciones de cara al futuro. Cuando se produjo la eclosión de la música house, y la electrónica tomó la delantera en las pistas de baile, las miradas retrocedieron hacia esos productores, intérpretes y compositores italianos que, a su manera, adaptaron el punch de sus pares afroamericanos, cuyo periplo desde el soul y el funk había desembocado en la irresistible música disco.
Los hermanos Carmelo y Michelangelo La Bionda, oriundos de la región de Génova, figuran en las enciclopedias como los inventores de esa fórmula por demás efectiva, que no sólo les deparó notoriedad en aquella época, sino que además los situó como pioneros de la escena electro de finales del siglo veinte. Antes de que su proyecto musical denominado La Bionda se hiciera famoso en todo el mundo, habían compuesto canciones para el Festival de San Remo y se habían desempeñado como productores artísticos. Su trabajo junto a la cantante Amanda Lear los fue llevando hacia la música de discotecas que los haría célebres.
En 1978 grabaron su álbum debut como La Bionda, del que trascendería el tema “One For You, One For Me”, aunque en un principio había sido publicado como la cara B del single que tenía en el lado A “There For Me”. Aquella canción trepó rápidamente en los charts europeos con su ritmo bailable y un gancho irresistible en su estribillo, cantado en inglés, sobre la base de una letra en la que un hombre le pide a su mujer que no lo abandone. Ni el texto ni la música presagiaban lo influyente que iba a ser esa pieza más adelante.
Tampoco podían imaginar en 1978 los hermanos La Bionda que 46 años después el director Brady Corbet iba a utilizar la inocente “One For You, One For Me” como música de fondo para los créditos finales de la película “El brutalista”, nominada en diez categorías para los premios Oscar que se entregarán el próximo domingo. En un extenso filme cargado de dramatismo, parece una recompensa para los espectadores que suene ese tema mientras la gente intenta recuperarse, tras haber conocido la historia de ficción del arquitecto húngaro László Tóth, sobreviviente de los campos de exterminio del nazismo que se establece en los Estados Unidos.
Con una mirada muy poco condescendiente del modo de vida americano y una conmiseración manifiesta hacia los inmigrantes que pretenden rehacer su existencia en ese suelo supuestamente acogedor, “El brutalista” es un relato lineal y aplastante acerca de las peripecias de ese personaje encarnado por Adrien Brody. Entre tanta crueldad expuesta en la pantalla, Corbet se permite lanzar guiños que traspasan la fiereza de su narración, como sus referencias a la Bauhaus (donde Tóth fue avezado alumno), a la cantante Mina y a un texto de Jorge Luis Borges. El uso ulterior del tema de La Bionda es, sin embargo, un exabrupto simpático para un largometraje que quita el aliento.
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