Cinco años… ¿es mucho?
Cuando la prensa anunció que el cantante Sam Smith y el DJ Calvin Harris volverían a unir sus nombres para firmar un lanzamiento discográfico, la ansiedad se hizo viral entre los que recordaban con cariño la tremenda impresión que les había causado en 2018 el tema “Promises”.
Para 2015, cuando Disclosure volvió a contar con su voz en el tema “Omen”, él ya había ganado cuatro premios Grammy con su debut discográfico “In the Lonely Hour”, un álbum que fue recibido con honores por la crítica. Su nombre competía en elogios con los de Adele y Ed Sheeran, y sus cifras de ventas lo ponían a la par del disco “1989” de Taylor Swift. Su estilo personal lo ubicaba dentro del amplio espectro del soul y el góspel, pero con un desprejuicio propio de su generación, no retaceaba apariciones junto a artistas de otros géneros.
De hecho, es a él a quien se escucha en “La La La”, la canción del productor Naughty Boy que fue uno de los mayores sucesos de 2013, con un video grabado en Bolivia que tuvo millones de reproducciones. Esta versatilidad de Sam Smith también fue muy valorada por la industria, que encontró en este intérprete una figura prototípica de los tiempos modernos, adorado por la comunidad LGBT, talentoso como pocos en su desempeño artístico y hábil para componer y grabar piezas que garantizaban excelentes performances comerciales y que han envejecido tan bien que hoy ya son clásicos.
En su coqueteo con las pistas de baile, en 2018 él se iba a asociar con el DJ escocés Calvin Harris, autor de muchos de los temas que atronaron las discotecas en los últimos veinte años y afecto a reclutar cantantes de fuste para sus singles. Así fue como juntos alumbraron “Promises”, que sonó a rabiar a lo largo de ese año y que volvió a demostrar la capacidad de Sam Smith para adaptar su tono melancólico a una composición inscripta dentro los parámetros de la electrónica, una combinación letal para aquellos que gustan de danzar bajo la bola de espejos.
Por eso, cuando cinco años después la prensa anunció que Smith y Harris volverían a unir sus nombres para firmar un lanzamiento discográfico, la ansiedad se hizo viral entre los que recordaban con cariño la tremenda impresión que les había causado en su momento “Promises”. Algunos privilegiados tuvieron la ocasión de escuchar un anticipo del single en junio, durante la residencia de Calvin Harris en un club bailable de Ibiza, pero el resto debió esperar hasta los últimos días de julio, cuando finalmente “Desire” fue subido a las plataformas de streaming y todos pudieron acceder a su escucha para poner fin a la espera.
Tal vez las expectativas fueron exageradas o quizás su anterior conjunción había dejado la vara demasiada alta. O a lo mejor el sonido de “Desire” peca de algo anticuado en el contexto de lo que por estos días se considera tendencia. Lo cierto es que en estas semanas la canción no ha conseguido empardar la repercusión de su antecesora, aunque haya expertos que reportan haber disfrutado con este nuevo aporte de la dupla. Habrá que sopesar cómo reciben este intento aquellos para los que Sam Smith y Calvin Harris remiten a un pasado reciente en el que eran otras las modas en vigencia.
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