Cultura Por: Redacción Alfil04 de junio de 2025

Caras y caretas cordobesas

Llega a su fin este repaso sobre aspectos históricos del Observatorio Astronómico de Córdoba, citando dos visitas a la institución publicadas en Caras y Caretas, en 1912 y en 1915.

Por Víctor Ramés

cordobers@gmail.com

 

Cielo límpido, contar estrellas a simple vista (Cuarta parte)

Se completa, en primer lugar, la transcripción iniciada de una reseña firmada con el seudónimo “Will” en el número de la revista porteña del 12 de noviembre de 1912, cuando ya estaba al frente del Observatorio el Dr. Charles Dillon Perrine, astrónomo del Observatorio de Lick, en California, quien asumió la dirección del centro científico al fallecer el Dr. John M. Thome, en 1909 y que continuaría en el cargo hasta 1936. Si bien la nota está dirigida a lectores generales sin gran conocimiento de astronomía, los datos ofrecidos al corresponsal por los profesionales entrevistados mencionaban, como es comprensible, elementos complejos de la disciplina.

“El Observatorio de Córdoba u Observatorio Nacional Argentino, que así se denomina, es uno de los 18 observatorios que están haciendo un gran catálogo de estrellas que cubrirá todo el cielo, y cuyas posiciones son derivadas de fotografías. Tiene este observatorio a su cargo la zona de 9 grados de ancho comprendida entre 23" y —32" de declinación Sur, así que el catálogo contendrá aproximadamente medio millón de estrellas. Se ha tomado ya casi la mitad de las fotografías necesarias. Aproximadamente la mitad de las placas tomadas han sido medidas y las posiciones de estrellas que resultan son preparadas para la publicación.
También se ha empezado el trabajo del gran sistema de cartas fotográficas de la misma región. Para terminar el trabajo de Durchmusterung, empezado por el finado doctor Thome, se necesitan observaciones en la región de 62° de declinación Sur hasta el Polo Sur. Algunas observaciones han sido hechas en esta región, pero la mayor parte tiene aún que ser observada.
Como lo dijimos, una señal de tiempo exacta es mandada todos los días, a las 11 a.m., del Observatorio a la Oficina de Telégrafos en Córdoba, para ser distribuida por las líneas del gobierno a todas las partes de la República.
El observatorio edita cada año un libro muy útil. Es un «Efemérides» de 120 páginas, con posiciones de estrellas, del sol, etc., para uso de los ingenieros, etc.
El observatorio está ahora ocupado en trazar los planos para el gran reflector que fue autorizado a adquirir. Diversas localidades en las montañas cerca de la ubicación del observatorio son estudiadas a fin de encontrar la mejor para colocar tal telescopio.
El gran espejo de 1 ½ metros de diámetro será hecho en los excelentes talleres del observatorio, en Córdoba. Allí se hicieron los planos de la gran cúpula de acero que está fabricando el establecimiento de Warner & Swasey Co, de Cleveland, Ohio, casa que está haciendo también los planos para el montaje del telescopio, y es la que tiene más nombre y experiencia en lo que se refiere a construcción de grandes telescopios.
(…)
Como los estudios astronómicos dependen, no sólo de la habilidad y ciencia de quien los hace, sino de la calidad de los aparatos de que dispone, el radio de acción del observatorio de Córdoba va a verse ensanchado por la adquisición del reflector que ya se ha mencionado.
En cuanto este se halle en condiciones de ser utilizado, los trabajos del observatorio, con ser muchos ahora, serán más todavía, desde que se podrá llevar la investigación más allá de lo que hasta ahora se está haciendo. Para poder; dar cima a tan enorme trabajo, el personal del observatorio no descansa.
Allí se observa y estudia todos los días del año, día y noche.”

A fines de diciembre de 1915, Caras y Caretas publicaba la información recogida esta vez por una corresponsal femenina, Manuela Fernández Silva, quien ofrecía una actualización tras su visita a la institución. El hecho de que fuera una mujer la periodista se ve reflejado en su mención a las mujeres que trabajaban allí, aunque es conveniente corregir el apellido de la astrónoma Anna Estelle Glancy, doctorada en la Universidad de California en 1913, y la única cuyo nombre se incluye en el artículo. Transcribimos, para completar el cierre, parte de la publicación.

“Atiende el Observatorio un personal competente y activo, figurando entre él, además de su ilustrado director, doctor Perrine, los astrónomos señores Zimmer, Hamkins, Winter, Symonds, Chaudet, Hennigs; foto-computadores Esteban, Borge Lind y Bas; computadores Guérin y Tretter; la doctora Grancy, astrónoma, cuatro medidoras y dos secretarias; pero como las observaciones fundamentales con el Círculo Meridiano nuevo son más exactas que las que se hacen de cualquier otra parte del mundo, hay gran necesidad de hacer cuantas sean posibles, por unos años, y por lo tanto el personal escasea, principalmente observadores y computadores.
(…)
Actualmente, el principal trabajo que está progresando es el de completar las Zonas de Exploración, preparación de un catálogo de estrellas cercanas al polo sur, y de mapas para el gran catálogo astrográfico en el cual toman parte diez y siete observatorios más, publicación y observaciones del cometa Halley, hechas al volver en 1910, instalación de un gran reflector para observaciones físicas de estrellas y nébula, siendo los espejos que se utilizarán en este telescopio, hechos en el mismo Observatorio de Córdoba.
(…)
El observatorio pasa actualmente por su mejor período, pues su personal competente llena su misión con un criterio verdaderamente científico.
Sería necesario y de gran urgencia reemplazar por completo los edificios, pues están tan deteriorados que no pueden ser modificados favorablemente, y aumentar una pequeña partida para gastos, lo que permitiría ampliar los departamentos del Círculo Meridiano y Catálogo fotográfico, pues con los fondos de que se dispone ahora es imposible publicar los trabajos que se tienen terminados y un gran número de mapas y catálogos que dentro de algún tiempo estarán listos”.



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