Cultura Por: J.C. Maraddón15 de julio de 2025

Grotesco, pero no tan desacertado

Seguir a lo largo de seis episodios de menos de una hora el ascenso de Carlos Saúl Menem, su consagración como presidente y la deriva de su primer mandato, puede resultar más amigable si se apela al tono de la serie estrenada en Prime, que convierte en tragicómico eso de lo que ya dan cuenta los libros de historia.

J.C. Maraddón

La fascinación por los años noventa no sólo se percibe en los avatares de la actualidad política nacional, sino que también se manifiesta en las expresiones culturales del presente, como lo son algunas series que en los últimos tiempos han buscado repasar acontecimientos y personajes de ese decenio. El carácter finisecular de aquel período, cuyo final vaticinaban algunos iba a ser apocalíptico, incitó a ciertos estamentos del poder a ejercer una conducta decadente y ostentosa, que intentó ser imitada por algunos ciudadanos de a pie como una manera de mimetizarse con esa clase dirigente, propósito que era facilitado por la conversión uno a uno del peso con el dólar.

La mirada que han echado esas producciones audiovisuales se preocupó, en general, por reproducir ese modus vivendi en el que la pizza con champán convivía con los piqueteros, los Rolling Stones con la bailanta, el tráfico de armas con la derogación del servicio militar obligatorio, y las odaliscas con los atentados terroristas. Si no fuese por el sainete en que naufraga la realidad argentina de estos días, sería casi imposible lograr que una persona que no vivió entre nosotros aquel momento, pueda entender el tremebundo cóctel de paradojas y de incertezas en el que se debatía nuestra sociedad.

Dado ese contexto, estaba cantado que seguir a lo largo de seis episodios de menos de una hora el ascenso de Carlos Saúl Menem, su consagración como presidente y la deriva de su primer mandato, iba a ser más amigable si se apelaba a un tono grotesco que transformase en una tragicomedia esos hechos de los que ya dan cuenta los libros de historia. Más aún se podía esperar algo así del director Ariel Winograd, quien en 2024 estrenó en Star+ “Cóppola, el representante”, caricatura de la frivolidad noventosa que también constaba de media docena de capítulos y estaba protagonizada por Juan Minujín.

El mismo actor reaparece en “Menem”, la tira creada por Mariano Varela para Amazon Prime, en la que Minujín hace las veces de Olegario, un fotógrafo reclutado por el entonces gobernador de La Rioja para documentar la campaña que lo llevaría a la primera magistratura. El acierto de incorporar ese reportero gráfico ficticio consiste en poder observar desde adentro cómo se fueron dando las cosas, o al menos la versión que los responsables de esta serie quieren transmitir, luego de reiteradas aclaraciones acerca de que se trata de una adaptación libre que no necesariamente se corresponde con la verdad.

El elenco, que presenta a Leonardo Sbaraglia como protagonista y a Griselda Siciliani como Zulema Yoma, respeta a ultranza ese tinte bizarro impreso al relato, en el que los sucesos dramáticos son apenas una pausa entre una anécdota ridícula y la siguiente. El carisma del líder peronista y su capacidad para quedar bien con dios y con el diablo, son aprovechados aquí para montar auténticos sketches que rememoran al inolvidable dictador de Costa Pobre personificado por Alberto Olmedo. La inclusión de la magia, la hechicería y la superstición, refuerzan el pulso extravagante de lo narrado.

Se podría haber tratado con rigor lo acontecido entre 1987 y 1995, respetando una visión objetiva que no vaya más allá de lo sabido y probado. Pero no era ese abordaje testimonial el que se proponía asumir la dupla Varela-WiInograd, a la que se le pueden endilgar algunos silencios sobre cuestiones controvertidas como por ejemplo la voladura de la fábrica militar de Río Tercero, pero sobre cuya pericia para reflejar el espíritu de aquella época no quedan dudas. Caben otras miradas, enfoques y análisis sobre el fenómeno menemista, pero no por desopilantes pecan de desacertados los que eligieron ellos.

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