Villa María: lo que se juega en el PJ con la lista de unidad
Accastello aparece como el ganador del acuerdo sellado con Martín Gill y Marcos Bovo, brazo del Panal en la negociación. Dos candidatos a gobernador que nacen o perecen el 1 de octubre.
Por Bettina Marengo
El peronismo de Villa María presentó una lista única para las elecciones municipales del 1 de octubre y se entusiasma con la posibilidad de retener el gobierno de la ciudad frente a una oposición dividida.
Eduardo Accastello, el candidato a intendente de Hacemos Unidos por Villa María, aparece prima facie como el ganador de una puja que tuvo momentos tensos con Martin Gill, el actual intendente que no puede repetir mandato por Carta Orgánica. El Panal siguió de cerca las negociaciones, con interés en que Macos Bovo, el secretario de Comunicaciones de Juan Schiaretti que había presentado alianza propia por las dudas, tuviera un lugar en la lista de candidatos. Así fue. Accastello hizo jugar el hecho de ser el candidato con mejor intención de voto del PJ local, y sabiendo además que el gobernador electo Martín Llaryora no lo tenía en sus planes para su futuro gabinete. Gill peleó desde su lugar de dueño de los fierros pero con la debilidad de no tener un candidato fuerte para parar y con una causa judicial en ciernes sobre él por presunta violencia de género, amén de que su alianza con Sergio Massa no gusta mucho a los mandamases provinciales.
Hablando de causas judiciales, la negociación electoral se vio atravesada por una novedad que algunos esperaban desde los primeros meses de este año: la detención por presunto fraude a la administración pública, peculado y falsificación de instrumento privado, además de asociación ilícita de Alicia Peresutti, una dirigente onegeísta que estuvo cerca tanto de Accastello como de Gill y que creció al calor de las fundaciones que creó con soportes oficiales, ahora en la mira. Salvo desde la oposición de Juntos por el Cambio, no hubo reproches públicos intraperonistas por Peresutti.
Dicen los schiarettistas/llaryoristas que estuvieron atentos a las negociaciones, pero que el componente local fue dominante. En cualquier caso, el gobernador hizo que Bovo pusiera a un candidato a concejal, Carlos Ronco en un expectable quinto lugar: la plana mayor ve al funcionario de las comunicaciones con proyección y, claro, como un brazo propio dentro de una eventual gestión accastellista. Lo cierto es que si Accastello gana el 1 de octubre y se convierte por cuarta vez en jefe político de Villa María, gana Llaryora porque el oficialismo habrá logrado retener una de las ciudades más importantes de la provincia en medio de las derrotas departamentales del 25 de junio, pero también sería la probable gestación de un candidato a gobernador provincial para dentro de cuatro años. Si pierde, se caen dos competidores posibles del PJ para el 2027 - el ministro y Gill- y se reducen las chances del exsecretario de Obras Públicas de llegar al gabinete del futuro gobernador, que también están vinculadas a cómo avance la causa judicial en su contra.
De los siete primeros concejales, número que otorga la Carta Orgánica a quien gana las elecciones, Accastello se quedó con cuatro, entre ellos, los tres primeros, incluido quien encabeza la lista, el actual secretario de Comercio, Juan Pablo Inglese. En tercer lugar ubicó a un aliado, el radical José Maria Cativelli, que no viene del armado de Myrian Prunotto, Radicales Auténticos, sino que es una vieja relación del hoy ministro. Además, puso al tribuno de cuenta, en un esquema donde cada fuerza tiene a un representante en el cuerpo.
Gill, que quería tres lugares en el Concejo, resignó uno y pudo ubicar a dos ediles. La primera que le responde en la lista es la número cuatro, María Celeste Curetti. Además de ella, el septimo, German Olivero. Sí pudo imponer como Auditor General (un cargo equivalente a Defensor del Pueblo, el que tenía Peresutti antes de irse a la Nación) a su actual secretario de Cultura, Rafael Sacheto, a quien había lanzado como su candidato a intendente.
Claro que si Hacemos Unidos pierde el distrito, el reparto de los cinco concejales de la minoría pasa a repartirse por sistema D´Hont. Como se dijo, hay expectativa en el accastellismo: el escenario de la oposición dividida abona esa mirada. Darío Capitani, del PRO, no tiene encolumnado a todo Juntos por el Cambio detrás suyo y ya no representaría el peligro que hace menos de dos meses veía el Panal. El radical Braulio Zanotti, de Cambia Villa Maria, lleva como primer concejal a Guillermo Lorenzatti, el juecista ex intendente de Villa Nueva que iba a ser él mismo candidato a intendente de la ciudad cabecera del departamento San Martín. Habrá que ver si la lista de Uniendo Villa María, que responde al espacio del peronista Raúl Costa, y tiene como candidato a Manuel Sosa, significará un peligro de fuga para votos del oficialismo.
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