De Rivas activa la palanca del pavimento en tiempos de vacas flacas

Por Gabriel Marclé

En un contexto electoral y de críticas al Gobierno nacional por la nula atención a la infraestructura, la Municipalidad de Río Cuarto decidió mover sus propias piezas y encender el motor de la obra pública local con un proyecto que aporta tanto al recorrido de la campaña de Provincias Unidas como a la ejecución del plan de gobierno de la gestión que, en julio pasado, cumplió su primer año. En ese marco, el intendente Guillermo de Rivas dio inicio esta semana al plan de pavimentación de 100 cuadras, una apuesta ambiciosa que busca mostrar capacidad de gestión y planificación territorial en medio del desfinanciamiento generalizado.

El primer frente de obra arrancó en barrio Alberdi, sobre calle Entre Ríos, y marca el comienzo de una etapa que el oficialismo pretende convertir en emblema de gestión. “Aun en tiempos difíciles, junto al gobernador Martín Llaryora avanzamos con un plan estratégico para llevar el pavimento a cada barrio de Río Cuarto”, dijo De Rivas durante la recorrida, en un mensaje que combina gestión, respaldo político provincial y diferenciación respecto al parate nacional.

La jugada no es menor: mientras intendentes de todo el país ajustan presupuestos y postergan proyectos, Río Cuarto intenta sostener la inversión pública mediante una articulación entre el Gobierno provincial y el propio Municipio. La obra, licitada tiempo atrás, demandará una inversión de $6.562 millones, de los cuales la Provincia aportará $4.000 millones.

En la práctica, el esquema permite financiar obra pública con recursos locales y provinciales, evitando la dependencia de la Nación, hoy cerrada al envío de transferencias y programas. La apuesta, además, sostiene la actividad económica en el rubro de la construcción, uno de los más golpeados por la caída de la inversión pública nacional.

“Es un gran esfuerzo el que estamos haciendo. En estos tiempos, la obra pública genera trabajo, pero principalmente progreso”, remarcó De Rivas, consciente de que cada cuadra asfaltada tiene también valor político. Una foto que sirve tanto en el plano general —dentro del esquema de Provincias Unidas— como en el personal, donde su gestión se encamina hacia una suerte de “reinicio”; más bien, un verdadero comienzo tras el año y medio que el intendente lleva en el Mójica, atravesado por crisis económicas, escasez de recursos y los límites propios de la campaña.

Desde el Ejecutivo local aseguran que el plan de 100 cuadras no solo busca mejorar la conectividad, sino también marcar un rumbo de autonomía municipal en materia de infraestructura. El secretario de Obras Públicas, Martín Cantoro, sostuvo que el impacto será tangible en la vida cotidiana: “La pavimentación generará un circuito que beneficiará a todos los vecinos y reducirá las distancias en calles de tierra”.

Durante la recorrida, De Rivas también dio lugar a las expresiones de vecinos que acompañaron con entusiasmo el inicio de los trabajos. Pero más allá del aplauso barrial, el movimiento tiene lectura política: el intendente busca consolidar una imagen de gestión activa, respaldada por la Provincia, en un momento en que la escasez de recursos nacionales obliga a los municipios a recalibrar prioridades y modelos de financiamiento.

Así, en medio del ajuste, el pavimento se convierte en símbolo de resistencia con el que la capital alterna se alinea dentro de la estrategia provincial. En tiempos donde la Nación corta, Río Cuarto asfalta —con la imponderable ayuda del Gobierno provincial—. Y mientras toda la atención política se concentra en las figuras que competirán en las urnas de 2026, De Rivas hace su aporte, recordándoles a los vecinos que el plan sigue en marcha, aquel en el que las cuadras de pavimento fueron una de las promesas de campaña.