Peronistas, libertarios y radicales miden la pulseada por la participación

Por Gabriel Marclé

Una de las preguntas que más se hace la política riocuartense por estas horas es cómo influirá la participación en las urnas sobre el resultado final. Aunque estos cálculos suelen hacerse en distritos más amplios, la capital alterna tiene sus propios análisis, basados en experiencias previas y en las necesidades de cada fuerza. ¿Qué espera el peronismo? ¿Qué le conviene a La Libertad Avanza? ¿Podrá el radicalismo movilizar lo suficiente? La respuesta a cada pregunta se conocerá el próximo domingo.

Si bien todos insisten en que “lo importante es que la gente vaya a votar”, cada frente imagina un escenario distinto. Por ahora, las proyecciones ubican la participación entre 60 y 65%, algunos estiman un 70% y los más cautelosos recuerdan la última contienda local, cuando votó apenas el 56% del padrón. 

“Tenemos mucho por demostrar”, le comentó a Alfil un dirigente de Provincias Unidas involucrado en la operatoria de las últimas 48 horas de campaña. El PJ riocuartense viene de varios tirones de oreja desde 2023. Primero, en las provinciales, cuando —pese a contar con Juan Manuel Llamosas al frente de la lista de legisladores— Martín Llaryora no pudo imponerse a Luis Juez. Aunque la participación no fue determinante, desde Córdoba cuestionaron al peronismo local por no haber “puesto todo”, algo que también admiten dentro de la militancia.

La oportunidad de revancha llegó en las PASO presidenciales, cuando Javier Milei superó a Juan Schiaretti por 12 puntos en la ciudad, una diferencia mayor a la registrada a nivel provincial. En las generales, Schiaretti redujo la brecha a 8 puntos, pero la performance en Río Cuarto y el departamento siguió siendo inferior al promedio provincial.

Desde entonces, se habla de la pérdida de influencia del “Imperio” en el tablero provincial, algo que parece reflejarse nuevamente en esta legislativa. Cuando la ciudad volvió al centro de la agenda con sus elecciones municipales, el PJ no logró revertir la baja participación, que derivó en la elección menos concurrida desde 1983.

“No podemos conformarnos con las proyecciones”, advierten en Provincias Unidas ante quienes dan por segura la victoria sobre Milei en Alberdi y Banda Norte, pero que ignoran el voto del centro. “Para ganar ahí, tienen que votar todos”, señalan. Los análisis internos proyectan entre 60 y 65% de participación, confiando en que la movilización peronista y el malestar económico evitarán un nuevo tirón de orejas.

Persisten, sin embargo, desafíos inéditos, como la presencia de Natalia de la Sota entre las 18 opciones de la boleta única. Los referentes de PU aseguran que no será un obstáculo para lograr ser la lista más votada, comparando esta escisión con la de Adriana Nazario en 2024: “Le ganamos por 16 puntos”, recuerdan.

En La Libertad Avanza, en cambio, aseguran percibir otro clima. “Creemos que sí, que hay mucha gente que quiere seguir con este cambio”, repiten en los equipos libertarios, aunque la consigna parece más emocional que estratégica en un distrito donde el oficialismo acumula casi una década de gestión. “Para mí están en Narnia”, ironiza una referente opositora, que relativiza la idea de cambio: “El verdadero cambio que quiere la gente es de gobierno”, remarcan.

Dentro del espacio que responde a Javier Milei aseguran que el resultado en Córdoba capital y en Río Cuarto no será leído de manera binaria. “Ganemos o perdamos, vamos a ganar lo mismo”, sintetiza un armador local, convencido de que el fenómeno libertario ya se consolidó como tercera fuerza y que, pase lo que pase, Laura Soldano será diputada electa. Incluso si Schiaretti se impone por un margen ajustado, en LLA consideran que eso representará una derrota simbólica para el peronismo cordobés.

Los libertarios locales insisten en que cualquier diferencia corta frente al oficialismo consolidará a Milei como referencia inevitable del voto opositor y que una elección competitiva en Río Cuarto servirá para “ratificar la vigencia del cambio” que, según repiten, la dirigencia tradicional aún no comprende. Su estrategia parece apuntar a una menor participación, a demostrar que la movilización del PJ no surte efecto como en otros tiempos y a consolidar su núcleo duro.

En el cálculo de participación también aparece el radicalismo. El armado local de Ramón Mestre apunta a una movilización clásica, basada en el acompañamiento territorial, que replique lo hecho por las bases radicales en elecciones provinciales y nacionales, incluso militando para candidatos ajenos como Luis Juez y Patricia Bullrich. “Con mayor participación, estaríamos en la Municipalidad”, reflexionan sobre lo ocurrido en 2024 y durante la pandemia.