Provincia acelera en seguridad para no repetir el verano pasado

Por Gabriel Marclé

El viernes pasado, en pleno inicio del fin de semana XXL, Río Cuarto fue noticia a nivel provincial por el exitoso operativo que el Gobierno de Córdoba presentó como “un fuerte golpe contra el narcomenudeo”. Con la presencia del ministro de Seguridad Juan Pablo Quinteros, la Policía mostró los resultados del allanamiento en barrio 400 Viviendas donde secuestraron 179 kilos de marihuana compactada, 3,5 kilos de cocaína, armas de fuego, dinero en efectivo, teléfonos celulares, balanzas y chalecos balísticos. “Córdoba se ha vuelto terreno hostil para el narcomenudeo”, fue la frase que dejó el ministro para inaugurar un periodo de acciones fuertes en el Imperio.

El desembarco del funcionario no fue casual ni estrictamente operativo. En el Centro Cívico leen el arranque de la temporada estival como un punto crítico para la agenda de seguridad, especialmente después de un año que comenzó marcado por hechos delictivos de alto impacto y un clima social que terminó en movilizaciones y reclamos públicos en la capital alterna que gobierna Guillermo De Rivas. Por eso, el megaoperativo antidrogas no sólo entregó resultados: fue una señal política y un mensaje preventivo de que esta vez la reacción no será tardía.

En las últimas semanas, distintas áreas municipales y provinciales detectaron un incremento en episodios policiales que encendieron nuevamente las alertas. La experiencia del verano pasado –cuando la escalada delictiva dejó a la gestión local en la mira y obligó a la Provincia a intervenir a contrarreloj con más patrulleros, agentes y cambios en la cúpula policial– funciona hoy como advertencia y como insumo de planificación.

Esta vez, el movimiento es anticipado. La presencia del ministro, la comunicación del operativo y la coordinación con la Policía de la Provincia buscan transmitir una lectura renovada: el Gobierno provincial pretende marcar la agenda y no correrla desde atrás. La población, que el año pasado percibió descoordinación e insuficiencia de recursos, hoy recibe un gesto claro de acción temprana, al menos en el plano simbólico.

En paralelo, el Municipio sostiene su estrategia de Guardia Local y capacitaciones iniciada a mitad de año, una herramienta que mostró avances pero que no logró por sí sola contener la demanda ciudadana en momentos de tensión, un resultado que queda corto frente a la apuesta presupuestaria que hace el Municipio. Ahora, la coordinación con Provincia será clave para evitar la fragmentación política que se evidenció en enero, cuando la gestión De Rivas quedó expuesta a críticas simultáneas desde vecinos, comerciantes y sectores institucionales.

Al mismo tiempo, el episodio se enmarca en un cambio de fichas a nivel nacional en el que Córdoba está profundamente involucrada. La exfuncionaria provincial Alejandra Monteoliva asumirá al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación en reemplazo de Patricia Bullrich, un movimiento que profundiza el alineamiento entre el Panal y la Rosada en materia de lucha contra la inseguridad y el narcotráfico.

Río Cuarto ya había tenido un acercamiento a la flamante ministra cuando aún estaba al frente de la Subsecretaría de Seguridad. En junio, el intendente De Rivas mantuvo su primera –y hasta ahora única– gestión ante el Gobierno nacional cuando se reunió con Monteoliva para solicitar recursos destinados al combate contra la inseguridad, con equipos de videovigilancia y cámaras lectoras para fortalecer el esquema local que acompaña los operativos provinciales en el interior.

Con Monteoliva subiendo de rango, en la Municipalidad se muestran entusiasmados con el impulso que pueda tomar la prevención en el inicio de la temporada estival, un período que estadísticamente eleva la tasa de hechos policiales y que obliga a ambas gestiones a actuar de manera sincronizada. El operativo del viernes, sumado al eventual respaldo nacional, representa algo más que un procedimiento y un cambio de gabinete favorable al Imperio: es la primera página de un episodio en el que la gestión De Rivas busca pasar al frente en la prevención de escenarios de conflicto social y evitar que se repita la secuencia que marcó el inicio del 2024.

Lo que ocurra en los próximos meses determinará si estas señales tempranas logran transformar la dinámica o si vuelven a quedar como un gesto inicial sin continuidad. Por ahora, Provincia decidió mostrar músculo y mover primero, esperando que la ciudad tome nota.