El juego parlamentario/provincial de Schiaretti lo dejó a salvo de púas
Salvo por Bregman, el gobernador no fue “golpeado” por los candidatos que tienen chances de ingresar a la segunda vuelta, en una versión interesada del “voto útil” del cordobés. Milei le preguntó por la gobernabilidad, Bullrich le tiró un centro antikirchnerista y Massa endulzó con De la Sota. Las razones, más allá del respeto a su gestión y a su imagen en Córdoba.
Por Bettina Marengo
Con la mirada puesta en el balotaje y en los números del próximo Congreso, los candidatos presidenciales que participaron en el primer debate previo a las elecciones del 22 de octubre dejaron al gobernador Juan Schiaretti a salvo de las púas más duras que se lanzaron entre ellos. Con excepción de Myriam Bregman, la postulante del Frente de Izquierda que a diferencia del electorado compartido o entremezclado de los otros cuatro, no tiene áreas en común con el cordobesista, el resto midió bien dónde apretar o de qué tema hacer hablar a Schiaretti al momento de las interacciones obligatorias.
La explicación va más allá del respeto que sienten por el gobernador el resto de los contrincantes, como hombre de gestión con buena imagen entre sus comprovincianos, y tampoco se reduce al hecho de que Schiaretti, como Bregman, juega la pelea de fondo del ring principal que disputan Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich, y de que cualquiera de ellos necesitará contar con sus votos en una eventual segunda vuelta.
Hay un concepto de voto útil de Schiaretti mirado desde el punto de vista de quienes tienen chances de ser presidente, donde el cordobesismo es casi una fuerza provincial que se necesita parlamentariamente. El PJ provincial ha sido aliado en el Congreso de Cambiemos, durante el gobierno de Mauricio Macri, y también coyunturalmente del actual gobierno del Frente de Todos y de los precedentes de cuño PJ K, bajo el argumento de la gobernabilidad.
Si el juego del cordobés es básicamente para engrosar su base parlamentaria desde Córdoba, parece poco eficiente ponerlo en foco de críticas, sobre todo si quien gane va a necesitar de la buena voluntad del futuro gobernador y futuro jefe del PJ provincial, Martín Llaryora, y del schiarettismo para lograr quórum y mayorías en ambas cámaras. En cuanto a Milei, tiene otras razones para tratar con guantes al todavía jefe del Ejecutivo provincial: comparten una relación transversal con el economista Domingo Cavallo, hoy cerca del ultraderechista pero originario del palo schiarettista.
Por eso el líder de La Libertad Avanza devolvió gentilezas al mediterráneo, quien suele criticarlo por sus “medidas milagreras” pero no polariza con él, como lo hace con el candidato del oficialista Unión por la Patria. Lejos de preguntarle por la dimensión del Estado en Córdoba, el populismo peronista, o las alianzas de Hacemos Unidos con radicales que el libertario denosta, el ultraderechista quiso saber si Schiaretti, en caso de ganar las elecciones presidenciales, apoyaría sus propuestas en el Parlamento. “Quien gana legítimamente una elección debe tener la oportunidad de poner en marcha su propuesta”, respondió el candidato de Hacemos Unidos por Nuestro País y recordó que sus legisladores nacionales le dieron votos a proyectos tanto del gobierno de Mauricio Macri como de Alberto Fernández. Hubo satisfacción en la expresiva cara del hermano de Karina.
Tampoco se engolosinó Patricia Bullrich, ni le espetó los votos de los diputados schiarettistas a proyectos del oficialista Frente de Todos, como la dirigenta supo hacer en momentos de mayor superávit político. Superado el rencor por los gestos que en plena interna de Juntos por el Cambio Schiaretti le hizo a su entonces contrincante interno, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, la candidata amarilla le dejó servido en bandeja al jefe del Panal la crítica al kirchnerismo, el cuco del electorado provincial. Bullrich le preguntó por la actuación del gobierno de Cristina Kirchner durante la huelga de la Policía de Córdoba en el 2013 y el tema de las retenciones a las exportaciones. “Más que una pregunta es una aseveración”, admitió el gobernador, y volvió a la fórmula del peronismo de Córdoba a salvo de la colonización del kirchnerismo, aunque en este punto aprovechó para pegar a Cambiemos por las obras prometidas y no cumplidas durante el gobierno de Mauricio Macri.
Sergio Massa, el malquerido del cordobesismo, también cuidó la relación con el cordobesista, e incluso hizo el guiño de la mención a José Manuel de la Sota que no prendió en el mandatario. Acá es más complejo porque el tigrense tienta a una parte del PJ cordobés que está contenido hasta el 22 de octubre pero que podría desbordar las órdenes de Schiaretti y de Llaryora si Massa accede al balotaje.
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