Post debate, el PJ busca sinergia en el territorio
El desempeño del gobernador en el primer round del debate, ponderado por propios y extraños, motiva a la alicaída militancia PJ, que en la semana reactivará los comandos de todas las seccionales. En el interior, el “factor Insaurralde” pone en duda los apoyos Massa.
Por Felipe Osman
Tras la reactivación del comando de campaña de la seccional 5ta, el resto de las seccionales ya estableció un cronograma para dar continuidad a la iniciativa, y en razón de esa agenda, la 13ra largó este lunes, las 1ra, 2da, 3ra y 11va lo hicieron ayer, la 4ta y la 12da lo harán hoy, la 10ma y la 7ma mañana, la 8va y la 14ta el viernes y la 6ta y la 9va el lunes de la semana próxima. Así las cosas, todos los comandos empezarán reestablecidos la semana próxima, para zambullirse de lleno en el sprint final de la campaña previa a las Generales.
El primer eslabón de esta reacción en cadena fue, como se mencionó, la iniciativa de la mesa de campaña de la seccional 5ta, que la semana pasada decidió poner primera, sacando chapa de haber sido la única en la que la boleta de Juan Schiaretti se impuso a sus competidores, repartiéndose las demás entre un Javier Milei que prevaleció en las más pobladas -10ma, 11ra, 12da y 13ra- y un Juntos por el Cambio que se quedó con las restantes.
En cualquier caso, el calendario resulta afortunado, porque las reaperturas de los comandos coinciden con un buen momento para el gobernador, que tuvo una actuación ponderada por propios y extraños en el debate presidencial, y que ahora se apresta a completar esa actuación trascendiendo en “eje Córdoba”, y buscando posicionarse como la alternativa sensata en un escenario dominado por el histrionismo de candidatos sin demasiados logros de gestión para mostrar.
Esa es la convicción de quienes diagraman la campaña de Juan Schiaretti. Más abajo, hay dirigentes del PJ que, aun reconociendo que el rol de Schiaretti satisfizo, no están convencidos de que esto, por sí solo, alcance para tocar la fibra militante de las huestes peronistas.
En rigor, no se trata solo de esto. En la inauguración del comando de campaña de la seccional 13ra, Alejandra Vigo aludió constantemente a la actuación de Schiaretti en el debate. Lo convirtió en una herramienta discursiva. El mensaje que se buscó transmitir es sencillo: quienes militen el voto al gobernador tienen un gran argumento para hacerlo, y es que, durante el careo con los demás candidatos, Schiaretti salió airoso.
Ahora bien, este no es el único dato que configura el escenario actual de la campaña. Hay otros.
Uno de ellos es que Patricia Bullrich -que según la mayoría de las encuestas está, en este momento, afuera del balotaje- tuvo un rol muy modesto en el debate. No sólo no aprovechó la instancia para encontrar el impulso que necesita para cambiar la dinámica de la campaña, sino que tampoco consiguió incomodar demasiado a sus adversarios.
El otro, es el terrible momento que atraviesa Unión por la Patria.
Entrando a la recta final de la campaña, la entente que reúne a diferentes sectores del peronismo y encuentra su núcleo duro en el electorado kirchnerista no para de sumar desencantos. Pocos recuerdan ya la seguidilla de medidas arrojadas durante las últimas semanas por Sergio Massa para levantar su intención de voto de cara a las Generales. Todas ellas aparecen ahora eclipsadas por la sucesión de furcios cometidos por dirigentes del espacio. Primero, los nombramientos de Silvina Batakis en el Banco Nación; luego, los avatares de la Legislatura Bonaerense en torno al caso “Chocolate Rigau”; y finalmente el escándalo que rodea a las vacaciones del Jefe de Gabinete Bonaerense, Martín Insaurralde, en un yate en el Mediterráneo.
Ese presente del sello Unión por la Patria hace muy incómodo para los intendentes del interior alineados con el proyecto presidencial de Sergio Massa salir a militar el voto por el tigrense. La lógica es sencilla: los intendentes se deben a su electorado. Si para conseguir obras y recursos que potencien su gestión deben alinearse con un proyecto político diferente al que conduce a nivel local, pueden hacerlo. Lo que no pueden hacer es pelearse con el propio electorado. Y en estos momentos, romper lanzas por el ministro de Economía puede resultar bastante peligroso.
Este complejo escenario para los competidores de Schiaretti es, en términos relativos, una ventaja para el cordobés. Sin embargo, es por sobre todo una gran noticia para quien más votos cosechó en Córdoba y en el país. Porque nada potencia más a Milei que los tambaleos de Bullrich y los bochornos de “la casta”.
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