No hay héroe sin villano
Resabios del triunfo de Inglaterra sobre Argentina en 1966 y de la venganza motorizada por Diego Maradona en la victoria sobre los ingleses en México 86, se hacen notorios en la serie documental “Beckham”, cuyos cuatro episodios están a disposición de los usuarios de Netflix.
J.C. Maraddón
Ahora que la Selección Argentina de Fútbol goza de un reconocimiento unánime y que nuestros jugadores han conquistado la tercera Copa del Mundo, parecen haber quedado atrás todas las frustraciones sufridas en anteriores torneos a lo largo de poco menos de una centuria. Sin duda, los logros alcanzados en 1978, 1986 y 2023 han eclipsado aquellas finales perdidas en 1930, 1990 y 2014, además de las eliminaciones en octavos y cuartos de final, junto a la humillante participación de 2002, en la que los dirigidos entonces por Marcelo Bielsa, que habían llegado como grandes candidatos, quedaron fuera de competencia en la instancia de grupos.
Sin embargo, en este presente plagado de halagos, pocos parecen recordar el calvario previo al campeonato conseguido hace 45 años, que representó la primera ocasión en que la albiceleste se alzó con el trofeo mayor. La victoria por 3 a 1 contra Holanda (hoy Países Bajos) cerraba una etapa oscura en la que, por más que el fútbol nacional se percibiera a sí mismo como uno de los mejores del planeta, proveedor de figuras del deporte mundial, la performance en los mundiales no reflejaba para nada esa primacía, sino que por el contrario mostraba una flagrante escasez de pergaminos.
La desazón por el 6 a 1 que Checoslovaquia le infligió a Argentina en Suecia en 1958, se prolongó en el tiempo como un estigma que no podría ser sanado hasta que una actuación gloriosa sepultara en el olvido el oprobio de aquella afrenta. Pero ese no iba a ser el último choque contra la realidad que se iba a padecer antes de la consagración de 1978. En 1966, durante la disputa del Mundial de Inglaterra, el combinado argentino no sólo iba a quedar eliminado en cuartos de final contra la selección local, sino que además iba a ser repudiado por una silbatina estruendosa.
Al grito de “Animals!”, los espectadores británicos insultaron a nuestros connacionales, en especial después de que la estentórea protesta del mediocampista Antonio Ubaldo Rattín por una falta que cobró el árbitro alemán Rudolf Kreitlein, llevó a que el referí lo expulsara. Al retirarse del campo, Rattín estrujó el banderín del córner que tenía los colores de la bandera inglesa y se sentó fuera del campo sobre la alfombra roja de la reina, lo que indignó a los 90 mil aficionados que poblaban las gradas del estadio de Wembley y desató un abucheo que quedó fijado en la memoria popular.
Resabios de esa jornada y, por cierto, de la venganza motorizada por Diego Maradona con sus dos goles para la victoria argentina sobre los ingleses en México 86, se hacen notorios en la docuserie “Beckham”, cuyos cuatro episodios están a disposición de los usuarios de Netflix. Parece que en Inglaterra también perdura el recuerdo de lo sucedido en 1966 y, más que nada, de lo que pasó en 1986, a juzgar por la preponderancia que le otorga esta producción a los enfrentamientos futbolísticos entre ambos países disputados en los mundiales de 1998 y 2002, de los que fue protagonista David Beckham.
Haciendo las veces de una especie de Rattín moderno, el elegido como villano invitado en esta serie es Diego Simeone, quien en el torneo de Francia simuló una infracción que significó la expulsión de Beckham y selló la suerte de los ingleses en ese campeonato. Gustoso de jugar ese papel poco simpático, Simeone se convierte así en uno de los partícipes necesarios para que la resiliencia de Beckham saliera a luz y cambiara la derrota por triunfo cuatro años después. Porque, para que nazca el héroe, hace falta que un adversario de fuste se cruce en su camino.
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