Apuntes sobre una elección sorpresiva
El resultado del domingo demuestra que el peronismo sigue vivo y con muchas ganas de recuperar su forma tradicional. Debacle opositora y renovación.
Por Javier Boher
rjboher@gmail.com
Quizás deban pasar algunos días más para terminar de procesar lo que fue la elección del domingo, que arrojó un resultado que sorprendió incluso al kirchnerismo. Contra todo pronóstico el oficialismo se quedó con el primer lugar, recuperándose fuertemente desde las PASO.
Pese a que la elección de Massa fue la peor del peronismo unido en su historia, la división opositora fue más que suficiente para superar a sus rivales. A pesar de que la recuperación fue pareja en todo el territorio, llama la atención lo que pasó en la provincia de Buenos Aires, que no definió la elección pero reflejó que el piso histórico del peronismo sigue intacto.
Durante el transcurso del domingo hubo señales que presagiaban una derrota del oficialismo. La cara de Massa cuando estaba votando o la movida de Cristina para despegarse del resultado parecían indicar que el resultado no sería favorable al ministro de economía. ¿Quién podía pensar que el responsable de una inflación de 140% anual iba a quedar primero en las preferencias del electorado?.
A medida que empezaban a llegar telegramas los iba comparando con los de las PASO y la tendencia estaba clara: Massa no estaba muerto, Milei estaba estancado y Bullrich perdía votos. Cuando se conocieron los datos oficiales quedó todo a la vista.
Todavía es difícil organizar una lectura global de lo que pasó -y mucho más difícil es predecir qué pasará- pero se puede intentar puntear algunos apuntes sobre el domingo y sobre el próximo ballotage.
1- Cristina tratando de despegarse de Massa. La vicepresidenta hizo su esfuerzo por separarse del candidato. Quizás buscaba deskirchnerizar a Massa, que está en el barco desde el primer día del gobierno de Alberto, pero si fuese algo real no se puede pasar por alto: trató de velar al ministro, que parece que no sólo no está muerto, sino con fuerza como para ir por todo.
El ocaso de Cristina coincide con que Massa podría ir por recuperar la centralidad del peronismo con un partido nacional, en lugar de la confederación de partidos provinciales que gestionó la vicepresidenta. En ese escenario es probable que vuelva la buena sintonía con Llaryora, habida cuenta de que los dos necesitan hacer lo mismo, matar al líder anterior para hacerse lugar, pero garantizándole un retiro tranquilo, sin cuentas ante la justicia.
2- Las elecciones se ganan por el medio. Massa creció siendo el único orador de su propuesta. Lo cuidaron varios medios y los seguidores llegaron al punto de jugar la carta del “tipo común”, familiero, futbolero y que come tallarines los domingos, como si fuese el Francella de los Benvenuto. Milei trató de matizarse, pero nunca sedujo a los votantes de JxC, sino todo lo contrario. Pecó de soberbio, creyó que ganaba tranquilo y se quedó en su polo ideológico. Massa pescó del medio y quedó a más o menos cuatro puntos de ganar en primera vuelta.
Bullrich apostó a la vieja grieta y Milei a la de cambio y continuidad, pero a ninguno le alcanzó. Massa fue más efectivo con la de democracia y no democracia, una reedición del experimento español con el que Pedro Sánchez logró ganar las elecciones a pesar del avance del PP y de VOX. Desde las PASO Milei creció menos que Schiaretti, señal de que está más cerca de su techo.
3- La corrupción no mueve el amperímetro. Es increíble que en el epicentro del escándalo de Insaurralde o en la provincia salpicada por lo de Chocolate Rigau el peronismo haya estado tan sólido: casi 50% en Lomas de Zamora y 45% en PBA. No perdieron ni un solo voto por malversación de fondos públicos, por la obscenidad de la vida de millonarios habiendo sido siempre empleados del Estado y por la crisis de dirigentes ricos a la cabeza de distritos pobres. Así es el modelo aspiracional de buena parte de la sociedad: yates, modelos y champagne, aunque no se pague con la propia. Hay mucha gente que no tiene problemas en votar a delincuentes que le están arruinando la vida en tiempo real.
4- El peronismo es una aceitada y despiadada máquina de poder. No importa cuánto le cuesta ni qué debe romper en el camino, siempre busca hacerse con el gobierno. Del otro lado estuvo un JxC que con sus internas terminó eligiendo mal a sus candidatos, dejando crecer a quien los vendió como más de lo mismo. Parece difícil que puedan confluir para votar en contra de Massa. Dependerá de cuánto voto anti-modelo económico y cuánto anti-modelo político acompañó a Bullrich: liberalismo económico para Milei, democracia para Massa (no porque efectivamente sea un demócrata, sino por el perfil del otro candidato). La clave va a pasar por salir a seducir votantes, no a las cúpulas: consecuencias no previstas de atacar a la casta. Si JxC quiere subsistir (lo cual parece difícil) debería dar libertad de acción a sus votantes.
5- El resultado del domingo no resuelve los problemas profundos de representación y bronca acumulada. Aunque menos parejos, los tres tercios están ahí, negándose mutuamente. Aquello de que el kichnerismo supo administrar -mas no resolver- la crisis de 2001 es una verdad que sigue aflorando más de 20 años después. Tal como entonces, el ajuste que haga el peronismo se seguirá comiendo a la clase media, que supo ser orgullo del país. Quizás se aliente la emigración de recursos humanos que están peleando por no caerse de esa franja.
6- La elección legislativa, la más importante, ya está definida. Si se mueve bien (como cabría esperar de quien fue presidente de la Cámara de Diputados), Massa ya tiene el poder que necesita para gobernar el país, más allá del resultado del ballotage. ¿Cuánto podría demorar en ir por todo, convertirse en el primer Menem y ver cómo la oposición se atomiza entre el radicalismo y un peronismo de izquierda?.
LLA y JxC deben pensar en ser una oposición viable, trabajando juntos para aspirar a un gobierno dentro de 4 años, no a pegarse ahora para darle aún más fuerza al peronismo.
7- Argentina no puede ser lo que no es: llevamos décadas votando así, por lo que no deberíamos sorprendernos de los resultados. Siempre se puede caer más bajo.
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