El Congreso: el (otro) enigma del cordobesismo

Por Gabriel Silva

Las presencias confirmadas desde la mañana de ayer de Natalia de la Sota, la rosarina Mónica Fein y los salteños Urtubey como parte del entorno de Sergio Massa en el debate de anoche en la UBA, volvieron a ser parte de las alarmas que se encienden con incógnitas para después de diciembre. Particularmente, porque la hija del exgobernador José Manuel de la Sota, como la exintendenta de Rosario y los salteños, como así también otros peronistas federales y socialistas que estuvieron con el candidato del oficialismo, forman parte del Interbloque Federal desde el que Juan Schiaretti trató de proyectar su figura.

Y que ahora, fuera del balotaje, no pudo contener al menos en los gestos. Aunque en el peronismo schiarettista se sigan preocupando por difundir encuestas en las que el gobernador se mantiene con niveles muy altos en la provincia en gestión e imagen; y por fuera de Córdoba, con números interesantes que lo ponen muy por encima de aquellos que tuvieron más pantalla que el titular del Panal en el último tiempo.

No obstante, ante la bifurcación que propone la segunda vuelta entre Massa y Javier Milei, la reconfiguración del Congreso asoma como una preocupación para cordobeses que se encuentran en ambos lados de la grieta local: tanto para el schiarettismo/llaryorismo, como para los actores mediterráneos de lo que todavía es Juntos por el Cambio (JpC).

Preocupación peronista

Si en diciembre, el nuevo inquilino de Olivos y Balcarce 50 es Milei, como sostienen desde hace rato en los despachos del Centro Cívico, para el schiarettismo será todo ganancia en lo político. O al menos, buena parte de ese rédito le servirá al actual gobernador para sostener un espacio de centro en ambas cámaras, donde además pudieran confluir los heridos que dejen las esquirlas de Cambiemos. Como el larretismo o el radicalismo.

La consolidación de una victoria libertaria con Córdoba como plafón de ese resultado le servirá a Schiaretti además para ratificar el rechazo de su mismo electorado al kirchnerismo y le permitirá dos escenarios: la reconstrucción de un PJ con dosis más republicanas y la gobernabilidad necesaria para los libertarios en el Parlamento. Movimiento pendular del que ya facturaron –y fueron víctimas- el kirchnerismo y Cambiemos.

Por ello, la apresurada aclaración del ayer del diputado Ignacio García Aresca, un hombre que cada vez que habla lo hace parece que lo hiciera el propio gobernador electo, Martín Llaryora. Quien, a raíz de lo difundido por el PJ de San Francisco –terruño de ambos- se vio en la obligación de salir a aclarar la “NEUTRALIDAD PÚBLICA”. Así, con mayúsculas. Para que no le queden dudas ni siquiera a aquellos que, casi en simultáneo, trataron de descifrar si eso significaba decir “massismo privado”.

Que lo diga alguien que puede ser el próximo jefe del bloque de los diputados cordobeses demuestra la necesidad de la mesa chica del poder peronista en Córdoba por sostener el equilibrio hasta el final.

Ahora bien, la preocupación lógicamente es mayor para el entorno de Schiaretti si el ganador es Massa. De a poco, en el Senado comienza a perder fuerza la chance de consolidar el espacio que incluía a Alejandra Vigo y el PJ podría recuperar el control en la Cámara alta. Y en Diputados, a diferencia de lo que ocurriría con un Milei ganador, el bloque del PJ se debilitaría.

Por más que la propia De la Sota sostenga que no se moverá del espacio del PJ cordobés, al margen de sus guiños y respaldo a Massa, en algunos pasillos dudan de esa vocación. La creación de un gobierno de unidad nacional del tigrense vuelve a ser un canto de sirenas que atrae también a los socialistas que fueron aliados de Schiaretti estos cuatro años.

La mirada optimista del cordobesismo le quita importancia a esa chance. Y se entusiasman con que, aún en la derrota de Milei y el triunfo de Massa, podrían engordar sus espacios legislativos. “Si pierden los libertarios, los podemos contener”, dicen y vuelven a repasar los lazos con el legislador provincial electo, Agustín Spaccessi; y los diputados electos de La Libertad Avanza (LLA): Gabriel Bornoroni y Cecilia Ibáñez. Con los tres hay vínculos, sobre todo con el que tiene destino de Unicameral y con la mujer de Villa Carlos Paz.

Con quien no tienen muchas expectativas es con la libertaria que encabezó la lista y entra al Parlamento, María Celeste Ponce. De línea directa con la mesa chica de Milei, dependerá de órdenes nacionales.

¿Juntos? Por el Cambio

 Lo que tienen en claro muchos en la alianza que es que deben aplicar con claridad la segunda parte de su eslogan y armado: cambio. Lo primero, aún está por verse. Las diferencias que este fin de semana expusieron el expresidente Mauricio Macri y el jujeño Gerardo Morales tuvieron su réplica en Córdoba con el legislador provincial, Dante Rossi, quien salió a cruzar a Patricia Bullrich. La excandidata embistió contra el presidente de la UCR Nacional por las críticas a Macri, y el cordobés le facturó el acuerdo con el libertario.

Estos elementos ayudan a confirmar que no habrá convivencia en JpC y que la alianza cruje cualquiera sea el escenario. El interrogante es cuánto de ese fuego, que por ahora es amigo, llegará a Córdoba y pegará de lleno en Unicameral y Concejo.

El radicalismo, como lo contó Alfil la semana pasada, tiene muchas ganas de bloque en soledad en ambas cámaras. En Córdoba, Evolución explora un bloque propio y el PRO hace lo mismo. Con lo cual, la unidad cruje y la reconfiguración manda. En todas las fuerzas.