PJ percute sobre Juntos y achica su interbloque: tres nuevas bajas

Por Felipe Osman

Hacemos Unidos trabaja a destajo para menguar a Juntos por el Cambio en la Legislatura, tras una elección en la que el principal espacio opositor no solo empardó al oficialismo en bancas, 33 a 33, sino que además lo superó por casi dos mil votos en el tramo de legisladores por distrito único.

La alianza entre la UCR, el PRO, el Frente Cívico y la Coalición Cívica ya había sufrido su primera baja dos semanas atrás, cuando trascendió que Darío Capitani desembarcaría en la gestión llaryorista (más precisamente en la Agencia Córdoba Turismo), y que como reflejo de ese acuerdo Karina Bruno se descolgaría de la bancada amarilla para conformar un bloque unipersonal ajeno a Juntos por el Cambio.

Ayer, fuentes peronistas adelantaron a Alfil que ese primer capítulo tendría su zaga: los tres legisladores PRO restantes también parten del interbloque opositor, y al cierre de esta edición aún habían definido si tendrían un destino conjunto en una bancada de tres, o si además habría entre ellos una nueva subdivisión.

Los legisladores en cuestión son Juan Ignacio Sala, referente de Laura Rodríguez Machado y presidente del PRO de Santa María; Oscar Tamis, ex presidente de la Comupro y ex intendente de Oliva, y Patricia Botta.  

En cualquier caso, el objetivo de Hacemos Unidos estaría cumplido. La expectativa del oficialismo no es sumar voluntades al propio bloque, sino desgranar al interbloque opositor para facilitar el quorúm y minar la capacidad de “veto” de Juntos por el Cambio. En suma, las posibilidades de la oposición de fijar agenda y de trabar el avance de las iniciativas del peronismo. Las chances de pescar en un escenario de atomización opositora son apenas un bonus.

En el peronismo hacen la siguiente cuenta: “arrancamos 33 a 33. Hoy, estamos 33 a 29, y el PRO no solamente se fue de interbloque, sino que además se fraccionó”. Todo ganancia.

Comisiones

La incertidumbre que atormenta a los futuribles de los gabinetes provincial y municipal (que, en rigor, se construyen en espejo), proyecta sus sombras, también, sobre la Legislatura. Hay quienes aseguran que el achique de los equipos de gobierno tendrá reflejo en las comisiones de la Unicameral, que en general son correlato del esquema de ministerios.

Para colmo, el recinto promete un escenario de gran balcanización. El bloque oficialista y hasta diez bloques opositores: la UCR, Construyendo Córdoba (Dante Rossi), el Frente Cívico, la Coalición Cívica, el PRO, la bancada unipersonal de Karina Bruno, el MST, La Libertad Avanza, Encuentro Vecinal, y Creo en Córdoba.

Esto plantea un escenario complejo para el reparto de las comisiones. Pero ese es apenas el comienzo.

El artículo 61 del reglamento interno de la Cámara establece que las comisiones estarán integradas por 9 legisladores, “cinco (5) por la mayoría, dos (2) por la primera minoría, uno (1) por la segunda minoría y uno (1) por las demás minorías”. El problema es que en la Legislatura que acompañara le gestión de Martín Llaryora no hay ninguna fuerza a la que quepa el rótulo de “mayoría”, y la primera minoría es Juntos por el Cambio.

La UCR entiende que no habiendo mayoría, la primera minoría debe ser tenida por tal, pero sabe que el peronismo no aceptará dejar en manos de la oposición el manejo de las comisiones y, en rigor, entiende que eso sería contraproducente para la Provincia.

El PJ, por su lado, forzará una interpretación diferente del artículo 61 apelando a lo dispuesto por el artículo 205, que reza “Si ocurriera alguna duda interpretativa sobre alguna de las disposiciones de este Reglamento deberá resolverse de inmediato por votación de la Cámara, previa discusión correspondiente”. En esa votación, el oficialismo corre con todas las chances de prevalecer. Pero Juntos por el Cambio, que sabe que cuenta con la legitimación de haber sido la fuerza más votada en el tramo de legisladores por distrito único, se plantará, y exigirá presidir “no menos de la mitad de las comisiones”.