Descifrar al PRO; el objetivo de Juntos en 2024
Juez y De Loredo sospechan que en cualquier momento hay portazo amarillo. Las conversaciones en Buenos Aires, la repercusión en la Legislatura y la ansiedad del PJ. Por qué Tamis es presionado desde el Congreso.
Por Gabriel Silva
Después de un turbulento 2023 para la coalición Juntos por el Cambio a nivel nacional y en varias provincias, la consolidación de la alianza en Córdoba asoma como un capital que ostentan pocos. Mucho más, si se consideran las salidas por goteo del PRO al esquema del PJ en los turnos electorales, en la conformación de los gabinetes de Provincia y Municipio y la más reciente maniobra en el Congreso, cuando los peronistas cordobeses quedaron en un mismo bloque con el presidente provincial de los amarillos, Oscar Agost Carreño.
Ahora, de cara a sostener la alianza como plafón de las discusiones que se vienen y en busca de la consolidación de la sociedad Juez-De Loredo, los fantasmas asoman nuevamente. En parte, porque las esquirlas del acuerdo en Diputados aún no terminaron de caer; pero, fundamentalmente, porque el PJ decidió avanzar en los dos legislativos que le trajeron dolores de cabeza en el desenlace del 2023: la Unicameral y el Concejo Deliberante.
En la Legislatura provincial, las dificultades del oficialismo para conseguir el quórum y lograr el apoyo de proyectos por parte de la oposición quedó en evidencia en los tres últimos miércoles del año; y en el Concejo, porque al viceintendente Javier Pretto le amagaron varias veces desde el arco opositor y no concretó la negociación.
Por esto, y tras lo sucedido en la Unicameral es que algunos legisladores radicales que participaron la semana pasada de la cena de fin de año del interbloque se fueron con la sensación de salidas en febrero. “Nos dijeron que se querían tomar un tiempo”, dijo una legisladora radical a Alfil sobre el final de la semana pasada y acerca de lo que puede ocurrir con quienes, por ahora, son sus compañeros de interbloque.
Que se suma a una charla que se produjo en Buenos Aires entre Navidad y Año Nuevo entre De Loredo y Mario Negri, con el caudillo radical trasladándole la inquietud al jefe del bloque en Diputados y la advertencia de portazo amarillo.
El factor Tamis
Antes de que se sentaran los nuevos legisladores, el llaryorismo logró un acuerdo con Darío Capitani que le significó al hombre de Villa María un desembarco en la Agencia Córdoba Turismo y al PJ que la legisladora Karina Bruno, la pupila del extitular del PRO, tuviera juego propio.
Sin que sea tan lineal, desde El Panal se entusiasman ahora con una maniobra similar y una jugada a varias bandas. Hace diez días, cuando se intentó discutir el ajuste estatal y fracasó, el propio gobernador Martín Llaryora habló al Congreso para que Tamis fuera quién dé el quórum ante la negativa del peronista Federico Alesandri. En esa conversación, del otro lado estaba Nicolás Massot, conocedor de la dinámica cordobesa y diputado que ahora comparte bloque con schiarettistas y llaryoristas.
El diálogo fracasó. Pero, tanto allá como acá, saben que hay contratos en esa bancada del Congreso que son de especial interés para Tamis, alineado en lo provincial con Agost Carreño.
El caso de Patricia Botta e Ignacio Sala, los otros dos amarillos dentro del interbloque legislativo, es distinto. La mujer responde a Soher El Sukaría y el hombre de Santa María a Laura Rodríguez Machado. “Son las dos que tratan de conservar el purismo amarillo, no las veo rompiendo. Aparte, una por pedido de Patricia (Bullrich) y otra por (Mauricio) Macri van a tratar de contener el tsunami”, dijo una fuente del PRO ayer a este diario que apunta los cañones a la interna aún sin fecha para las nuevas autoridades nacionales y provinciales.
Se especuló entre marzo y abril, otros hablan de mediados de 2024. Lo cierto es que la hecatombe amarilla nacional de alguna manera es causal de lo que sucede en Córdoba.
Los llamados al Concejo
Con un perfil más bajo, la oposición en el Concejo también plantó bandera y le aplicó un duro revés en dosis que el oficialismo no esperaba en el arranque. Sin embargo, no hay acuerdo conjunto para los joysticks externos ni para los monitoreos extramuros. A pesar de los reiterados llamados de la cúpula del juecismo a Sukaría para que se conforme un interbloque.
Chance que la exdiputada nacional del PRO desestima por completo.
Públicamente no lo va a reconocer nadie dentro de la resistente alianza JpC en Córdoba, pero no son pocos los que observan inquietos el protagonismo que acumulan Juez y De Loredo. Y en el caso del PRO, los amarillos cordobeses exhiben con más crudeza estas críticas en despachos porteños que toman como primera opción de diálogo en Córdoba al radical y al líder del Frente Cívico.
Con los dos como jefes de bloque en Senado y Diputados, y el exintendente en la Bicameral por el DNU tal como lo adelantó Alfil hace dos semanas, le allana el camino a algunos PRO en Córdoba que profundizan sus conversaciones con el PJ.
El Comupro, otra prenda de negociación
Además, dentro de los mismos amarillos que son peronistas friendly hay una interna todavía silenciosa por quién arrastra más a los despachos principales del Panal. Sin un referente o ganador claro en esa disputa, la definición por el liderazgo de la Comupro, el ente que reúne a los intendentes del PRO y el vecinalismo, es otra batalla.
Días antes del recambio de autoridades municipales del 10 de diciembre se conformó una comisión transitoria con Guillermo Ristorto (Pampayasta Sud) como presidente y la intendenta de Marcos Juárez, Sara Majorel, como secretaria. Ahora se debe convocar a elección con los nuevos intendentes y uno que empezó a tallar para conducir es Pablo Cornet, el intendente de Villa Allende.
El continuador del PRO en la tierra del golf podría ser la llave para que Capitani ejerza un contrapeso al ministro de Industria, Pedro Dellarossa, si es que éste pretendiera impulsar a Majorel al sillón principal del Comupro.
Así, la fiebre amarilla altera al resto de la oposición y entusiasma a un PJ que luce problemas de mala praxis legislativa en el arranque del llaryorismo.
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