Cultura Por: J.C. Maraddón07 de febrero de 2024

Campeón en segundo plano

Apenas una gala de eliminación “Gran Hermano” en Telefé bastó para duplicar en puntos de rating a la final de “Bailando por un sueño” por América TV, dejando truncas las esperanzas de Marcelo Tinelli de recuperar el protagonismo del que había disfrutado en sus tiempos de mayor gloria.

J.C. Maraddón


Como que es uno de los zares de la televisión argentina de los últimos 35 años, Marcelo Tinelli detectó que cuando desembarcó en el país el formato delos reality shows, se empezaba a gestar un cambio de época al que debía adaptarse para no quedar fuera de sincronía. Y si bien en los primeros dos mil compartía la pantalla de Telefé con “Gran Hermano”, no le pasó inadvertido que el éxito que alcanzaba este programa le restaba espacio a su propio ciclo, que por entonces todavía se llamaba “El Show de Videomatch” y que incluía como guiño una parodia titulada “Gran Cuñado”.

En una arriesgada maniobra, en 2004 Tinelli se alejó de Telefé para mudarse desde el año siguiente a Canal 9, donde alcanzó cifras de audiencia inéditas para esa señal, pero que no eran equiparables a las que obtenía en su anterior emisora. Tras cartón, se produjo su salto a El Trece, donde arrancó en 2006 con “ShowMatch”, en el que además de sus habituales segmentos le otorgó un lugar preponderante a “Bailando por un sueño”, la franquicia argentina de un reality mexicano que había despegado un año antes en su país de origen y que ofrecía perspectivas de éxito.

Con esa carta ganadora, el consagrado animador se afianzó como uno de los dominadores del prime time en la TV abierta y de a poco comenzó a ocupar también otros horarios en su nuevo hogar televisivo, a través de programas elaborados por su productora Ideas del Sur que relevaban las actividades delante y detrás de cámara del “Bailando por un sueño”. Tinelli se constituyó así en el factótum del rating para El Trece, donde hasta los noticieros se ocupaban de lo que acontecía en el certamen de baile que ponía a danzar a los famosos, bajo la supervisión de coreógrafos profesionales.

Hasta la última gota de jugo le sacó a ese formato durante más de una década, pero la caída en el número de espectadores, que se hizo notoria para la programación televisiva en general, pronunció las consecuencias de un natural desgaste en esa idea que parecía haber dado todo lo que podía dar. Tras un abrupto final del “Bailando…” en 2019, Tinelli probó con otros concurso de talentos que no llegaron a buen puerto, hasta que en 2022 se despidió de El Trece con destino incierto y una perspectiva muy poco halagüeña para esa TV abierta sobre la que había construido su imperio.

Recién en septiembre de 2023 se produjo su reaparición, esta vez por medio de América TV, un canal que de ninguna manera podría competir con aquellos que acaparan la mayor parte de los espectadores. De nuevo se aferró al timón de “Bailando por un sueño”, que no en vano había sido su gran acierto, y repitió a lo largo de casi cinco meses las que habían sido las características más festejadas del ciclo. Los caprichos, los desplantes y las a veces desopilantes devoluciones del jurado, junto a las performances y las polémicas entre los bailarines, volvieron a constituir el eje de cada velada.

Pero “Gran Hermano”, aquel temido rival al que lleva un par de decenios enfrentándose, lo doblegó una y otra vez en las preferencias desde la aceitada maquinaria de marketing de Telefé, dejando truncas sus esperanzas de recuperar el protagonismo del que había disfrutado en otros tiempos. Apenas una gala de eliminación del reality conducido por Santiago del Moro bastó para duplicar en puntos de rating a la final de “Bailando por un sueño” y condenar a un incómodo segundo plano a quien alguna vez supo ostentar la corona de campeón indiscutido de la pantalla chica.

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