Provincial Por: Bettina Marengo08 de febrero de 2024

Llaryora envió una señal a Milei con límite en su electorado

Llaryora esperó un acuerdo con Milei por fondos para la provincia que no se produjo en toda la previa a la votación de la ley ómnibus. El cordobés se había puesto a la cabeza del reclamo por la coparticipación pero no logró su objetivo. Su posición terminó ordenando el rechazo de distintos sectores a aspectos de ley Bases.

Por Bettina Marengo

La gota que colmó el vaso del malestar por una oferta que no llegó fue cuando el oficialismo nacional puso al “Caputo joven”, el asesor estrella de Javier Milei, Santiago Caputo, al teléfono del gobernador Martin Llaryora. El sanfrancisqueño quería hablar con Luis, el ministro de Economía, el “Caputo grande”, o con Federico Sturzzeneger, también asesor y autor de la criatura bautizada Ley Ómnibus. O con Milei. No lo llamaron. El mandatario buscaba asegurarse los fondos para Córdoba, vía coparticipación 70/30 del impuesto País, o vía flujos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses para cubrir el rojo de la Caja de Jubilaciones de la provincia. No hubo acuerdo, pese al “pacto de caballeros” que algunos dicen haber arribado con La Libertad Avanza por los flujos previsionales. Con respecto al País, Milei rechazó repartir una parte para no beneficiar al gobernador bonaerense Axel Kicillof y el ministro del Interior, Guillermo Francos, anunció que habría veto si se lo imponían. A cambio, ofrecía la Casa Rosada un acuerdo fiscal con las provincias, pero post ley.

Dicen en el cordobesismo que el voto negativo de los incisos claves de la delegación de facultades de la ley Bases, que terminaron derribando el proyecto en la Cámara de Diputados fue una respuesta a la falta de señales de la Nación, que se manejó “a pura demanda, sin contraparte” con los gobernadores con los que tenía que negociar. Antes, aclaran, dieron todas las señales de apoyo posibles: votaron el dictamen, dieron quórum y votaron afirmativo en particular, salvo Natalia de la Sota. En todo caso, aseguran, se equivocó Milei en pensar que eran suficientes los diez gobernadores de Juntos por el Cambio para cerrar el paquete.

“No le tenemos miedo al ajuste”, desafiaron desde el corazón del Panal sobre las amenazas del presidente de ajustar a fondo las provincias por no tener la herramienta legislativa. La posición del gobierno de Córdoba es que “nunca le mintió al gobierno” sobre su postura en el debate de la malograda normativa: darían acompañamiento para asegurar la gobernabilidad de la administración nueva pero marcando diferencias en facultades delegadas y privatizaciones, y con la “defensa de Córdoba” como elemento innegociable. Pero en definitiva, lo que signó la posición de los llaryoristas/schiarettistas, que sorprendió al pleno de la cámara y fue hablada con el diputado Máximo Kirchner, fueron los fondos. 

Horas antes del inicio del tratamiento en particular, legisladores cordobeses de HCF expresaron a esta cronista que persistían diferencias con La Libertad Avanza, aseguraron que todo estaba abierto para definir en el recinto, y mencionaron la preocupación por la fórmula de movilidad jubilatoria que el oficialismo buscaba imponer: ajuste por inflación pero recién a partir de abril. Con los resultados puestos, la cautela era por los votos de rechazo que estaban por emitir. 

Lo cierto es que Llaryora, tras jugar sin suerte como cabeza del  reclamo por los fondos para las provincias, quiso dar “una señal” de poder desde la provincia que más votó a Milei, y ordenó el rechazo de incisos claves del artículo 5 de Reforma del Estado, que le daba al presidente una súper lapicera para modificar todo el sector público. Esto incluye el inciso H que apuntaba a “transformar, modificar, liquidar o eliminar fideicomisos o fondos fiduciarios” con que se suelen costear obras públicas en las provincias. Es decir, plata. La señal desde Córdoba organizó el malestar con la ley: el artículo 5, como el 4 de las Delegaciones Legislativas, también tuvo el rechazo de Innovacion Federal, con terminales en gobernadores, otros  miembros de Hacemos Coalición Federal y parte de la UCR.

“Estamos tranquilos, somos coherentes y actuamos con prudencia”, indicaron desde el entorno del jefe del Ejecutivo provincial, donde dicen que ahora la pelota está en la cancha de Milei. “Fue una jugada por las circunstancias. Dilataron todo, tensionaron a pura demanda, sin contraoferta”, explicó una fuente bien de adentro del Congreso, mientras el presidente calificaba de “traidores” al sanfrancisqueño, a su par de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, al salteño Gustavo Sáenz, y de “delincuentes” a los diputados. “No nos sentimos aludidos”, respondieron en Cordoba. Con los dos mandatarios mencionados, Llaryora había hablado el fin de semana mientras esperaba “la oferta” de la Nación.

Ahora viene otra etapa en la relación entre Llaryora y Milei. El cordobesismo construyó en su momento una narrativa negativa sobre el kirchnerismo que fue muy eficiente electoralmente, y ahora se encuentra en situación de tensión política y económica con el gobierno de Milei, al que prometió apoyar y dar gobernabilidad. La diferencia es que los K nunca tuvieron base en Córdoba y el líder de la Libertad Avanza ganó el balotaje con el 75%  de los votos, y mantiene una alta imagen en el distrito. Por eso el gobernador, al cierre de esta nota, y con todo el libertarismo insultándolo, solo habló a través de un tuit conciliador: “Argentina necesita la ley, por lo que debe continuar su tratamiento a través del diálogo, el consenso y el respeto mutuo. #DefendiendoCórdoba”, escribió.

A este flanco apuntó el ministro del Interior Guillermo Francos, cuando se mostró sorprendido porque Llaryora haya desoído el voto hiper mayoritario de los cordobeses. Para un dirigente y un espacio político que define amigos y enemigos políticos según el impacto en el electorado, eso debió doler.

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