El discurso marcó la cancha
La apertura de sesiones del congreso tuvo al presidente Milei sentando las bases para lo que viene por delante
Por Javier Boher
rjboher@gmail.com
El viernes, Javier Milei abrió formalmente el periodo de sesiones con un discurso pensado para comunicarse directamente con la gente. Más allá de la polémica de los tradicionalistas de ocasión, mover el horario a la noche cumplió su objetivo, sacar ese momento del horario laboral en el que nadie está prestando atención, para ponerlo en el momento en el que la gente ya volvió a su casa. Le dio a la gente lo que quiere ver, dejando en claro que su intención es obviar las instituciones para el diálogo político.
Más allá de las variedades, el discurso fue exitoso por algunas cuestiones elementales.
En primer lugar, porque le habló a su base de sustentación diciendo cosas que en general los políticos prefieren obviar. Lo hizo señalando sin miramientos a los personajes más demostrados por la opinión pública, acercándose al ciudadano que se cansó de lo que nos trajo hasta acá y que buscó un cambio en el ballotage. Un tercio del electorado buscó inicialmente posturas más moderadas, pero no dudó en irse con el cambio más extremo cuando se presentó la posibilidad de seguir igual que hasta entonces. Ese tercio derrotado es el que más sufrió los embates del presidente.
En segundo lugar, una vez que ya había esbozado estos ataques, le tendió la mano a la casta, proponiendo un pacto de acuerdos básicos para sacar al país adelante. Muchos señalaron que ese no es un plan de desarrollo, sino apenas una declaración de intenciones. Sin embargo, en un país en el que los sueños húmedos del progresismo implican expropiar empresas o tierras, llamar al respeto por la propiedad privada no es descabellado. El resto de los puntos tienen que ver con un rumbo básico que se perdió en algún punto del siglo XX: sin una base económica sólida no se puede tener un estado grande que garantice salud, educación, cultura ni nada por el estilo.
La convocatoria es amplia y cumplirá su cometido, porque quedará bien en claro quiénes están dispuestos a dar un paso hacia la normalización de una economía capitalista globalizada y quiénes se quieren quedar en el permiso "vivir con lo nuestro". Algunos aseguran que no es un pacto de acuerdos, sino un acta de claudicación con la cual los rebeldes acepten una derrota.
El tercer punto también es importante, porque abrió una puerta para conseguir las cosas. La posibilidad de otorgar ayudas fiscales después de negociar leyes claves. Algunos pedían política pura y dura, pragmática, y ahora se ofenden de que los actos públicos tengan precio, como pasó siempre.
Esta situación no existiría si antes no hubiesen habido DNU y ley ómnibus. Partieron la sociedad y el arco político, generando polémicas a partir de todo. Asfixiaron económicamente a las provincias para que negocien la rendición. Algunas provincias se encontraron en el peor escenario cuando se piensa en una guerra, sitiadas, con recursos que se agotan. ¿Salvar a los que están adentro es una claudicación o un deber moral? Ya lo evaluarán los ciudadanos de cada distrito.
El cuarto punto es importante: al elegir que el pacto se firme en Córdoba, Javier Milei decidió mojarle la oreja a Martín Llaryora. El gobernador cordobés se desayunó ahí que iba a tener visitas en su casa y su intento por disimularlo le dejó una cara que bien podría ilustrar la entrada del diccionario para la palabra "estupefacto": Atónito, pasmado, incapaz de reaccionar.
La elección de la fecha es simbólica, del mismo modo que Néstor Kirchner o Perón declararon la independencia económica en Tucumán el 9 de julio. El lugar, sin embargo, es una jugada política bien pensada, porque el presidente acaba de elegir al que cree que debe ser su rival en 2027. Es como el adolescente que pasa en bici frente al kiosko de la bandita rival, mostrándose en cuero para que se note que quiere pelear.
Llaryora puede cometer el error de precipitarse o jugar con el tiempo. Tres años pasan muy lento como para arriesgarse a perder un apoyo popular que no le dio una victoria aplastante, en la misma provincia en la que el actual presidente le ganó el mano a mano nacional al gobernador más votado de la historia. Milei sabe que esta provincia ha sido, desde hace mucho tiempo, el mayor bastión anti kirchnerista y promercado del país, un polo productivo que quiere más progreso y desarrollo que salga de su propia capacidad productiva.
A partir de ahora seguramente se sigan produciendo movimientos y reacomodos, con la política entrando en los cauces que corresponde. Tal vez se mantenga la pirotecnia verbal, pero ciertamente será una forma de ocultar todas las conexiones que se van extendiendo por detrás. Las cosas no serán lo mismo después del viernes.
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