Cultura Por: Víctor Ramés 20 de marzo de 2024

Caras y caretas cordobesas

Recorriendo el año 1910 en la revista Caras y Caretas, se encuentra una noticia la semana del 20 de octubre, acerca de un conflicto político y policial que involucraba a un periodista de Villa María.

Protagonistas de un conflicto político con la prensa, publicación del 20 de octubre de 1910.

Ramiro Alfaro, periodista preso en Villa María

El semanario porteño solía publicar noticias sin desarrollo, con algunas fotografías y sus epígrafes que apenas alcanzaban para tener noción de algún hecho ocurrido semanas anteriores. En este caso, la publicación de 1910 orientaba con un título: “Los sucesos de Córdoba – El periodista Alfaro”. Abajo se presentaban tres fotografías, que correspondían respectivamente al vicegobernador de Córdoba, doctor Manuel Vidal Peña, al periodista villamariense Ramiro Alfaro, y al ministro de gobierno de la provincia, doctor José del Viso. Los epígrafes ampliaban lo mínimo para hacerse una idea del tipo de asunto al que refería la noticia: el jefe político de la localidad de Villa María había hecho detener al periodista, sin aclarar la causa del conflicto; el ministro de gobierno decidió dar apoyo al jefe político y negar la libertad al periodista, y el vicegobernador había decidido tomar cartas en el asunto destituyendo al ministro de gobierno.

Hay que reconocer que la sinopsis al menos permitía a los lectores imaginar el marco de los hechos, claramente un punto a favor del enfoque periodístico de Caras y Caretas. Sin embargo, a la vez quedaban fuera de la descripción muchos elementos, que entonces requerían acudir a otras fuentes contemporáneas, y en nuestra época ocurre otro tanto, se hace necesario buscar más datos si se quiere completar la información ofrecida. 

Menciones debidas al historiador Adrián Jesús Romero en su trabajo Periodismo y política en Villa María a comienzos del siglo XX, permiten ubicar al periodista Ramiro Alfaro, quien en mayo de 1907 puso a circular el periódico Tercero Abajo, medio opositor vinculado al radicalismo (movimiento que solo dos años antes había sido protagonista de un golpe revolucionario en la provincia y en varios puntos del país). Alfaro fue el fundador y el director original de ese periódico, que “comenzó apareciendo los jueves, tenía cuatro páginas tamaño sábana, un precio de 20 centavos cada ejemplar suelto y la suscripción mensual era de 1 peso. Se presentó bajo el lema: «Semanario independiente, comercial, social y defensor de los intereses del Departamento».” Ramiro Alfaro estaba vinculado a los famosos hermanos Seco, llegados a Villa María a fines del siglo XIX, procedentes de Rosario y con origen en el radicalismo de Leandro N. Alem, quienes tuvieron una intensa participación ciudadana en esa localidad. En 1910 hubo una crisis municipal que determinó al gobernador Ortiz Herrera a decretar la acefalía del Concejo, y a disponer “la actuación de una Comisión Administradora que ofició hasta el 10 de octubre” de ese año. Seguidamente, resultó ganador de las elecciones a intendente el último presidente de dicha Comisión, Manuel Reyno”. Evidentemente, en ese marco político el diario dirigido por Ramiro Alfaro tuvo una participación activa, a lo cual el jefe político, comisario Guillermo Linch, reaccionó siguiendo la tradición de silenciar a la prensa opositora, y mandó detener al director de Tercero Abajo. A ese episodio se refiere la noticia presentada someramente por la revista Caras y Caretas. 

Se pueden obtener algunos detalles a través del diario porteño La Vanguardia, periódico fundado en 1894 entre otros por Juan B. Justo quien, con solo 28 años, llevó adelante la organización de ese órgano de prensa. La existencia de la Vanguardia fue uno de los elementos claves para la fundación del partido socialista dos años más tarde, convirtiéndose en su órgano oficial. En 1910, La Vanguardia había pasado de semanario a un matutino de aparición diaria, y publicaba el jueves 13 de octubre de ese año, lo siguiente sobre lo acontecido en Villa María:
“Córdoba, 12
El gobernador doctor, Vidal Peña y el ministro doctor Viso celebraron una larga conferencia para tratar de los asuntos de Villa María. El gobernador sostenía el criterio, de acuerdo con las conclusiones del fiscal doctor Loza, de exonerar al jefe político, y demás funcionarios de Tercero Abajo, que intervinieron en la detención del periodista, Ramiro Alfaro. El ministro se opuso tenazmente, sosteniendo que toda la responsabilidad debiera recaer en el comisario Linch, de Villa María.
No pudiendo llegar a un acuerdo el gobernador y el ministro, este proponía que el decreto fuese refrendado por alguno de los subsecretarios a lo que terminantemente se opuso el doctor Vidal Peña.
Horas después se publicaron dos decretos: por el primero se declaró vacante el cargo de ministro de gobierno que desempeñaba el doctor Viso, encargando del ministerio al subsecretario de obras públicas ingeniero Justiniano Torres. Por el otro decreto, cuyos considerandos establecen la culpabilidad de las autoridades de Villa María en el asunto Alfaro, se separa de sus cargos al jefe político doctor Bruno B. Ceballos y al comisario Guillermo Linch, ocupando interinamente la jefatura el comisario general Joaquín Pereira.
Se ordenó pasar los antecedentes al agente fiscal para que proceda, contra las autoridades culpables, y finalmente dio orden de poner en libertad al periodista Alfaro debiendo librarse orden telegráfica al respecto.
Se comenta en todas partes la enérgica actitud del vicegobernador y se aplaude la libertad del periodista Ramiro Alfaro.”

Un año más tarde, La Vanguardia elogiaba que aún hubiese justicia en Córdoba, al comentar que acababa de salir el fallo condenando al comisario “que atropelló al periodista de Villa María, señor Ramiro Alfaro”, en el juicio seguido “contra las autoridades que fueron exoneradas por el vice gobernador”. El juez condenaba al comisario Guillermo Linch a seis meses de prisión y La Vanguardia aplaudía “esta resolución que contribuye a afianzar el derecho a propagar ideas opositoras y la libertad de prensa”.

El periodista Ramiro Alfaro caería muerto en mayo de 1945, de dos balazos disparados por Guillermo Saunders, como corolario de un asunto de índole personal, según informa en su texto Adrián Jesús Romero.



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