Nacional Por: Javier Boher22 de marzo de 2024

Marcha para Milei

Se viene un nuevo aniversario del último golpe militar y ya están pensando de qué manera igualar al presidente con la dictadura

Por Javier Boher
rjboher@gmail.com
El domingo se cumple un nuevo aniversario del último golpe militar, el episodio final de un infame medio siglo de interrupciones al orden democrático. Hasta ese momento la Argentina había coqueteado de modo incesante con el autoritarismo, apoyando gobiernos que accedían al poder de manera ilegítima y que se sostenían allí mediante el uso de la fuerza. Cada nuevo ciclo levantó un poco más la vara, hasta que el Proceso de Reorganización Nacional cruzó todos los límites tolerables por esa sociedad algo indiferente a la democracia.
Los militares confiaron que ese apoyo popular que solían encontrar cada tanto, cuando los gobiernos democráticos fallaban, iba a durar para siempre, independientemente de lo que hicieran en el poder. Allí, enceguecidos por una lucha ideológica y con el poder represivo del Estado en sus manos, violentaron sistemáticamente todas las normas que decían defender. Aunque del otro lado había un par de bandas de forajidos dispuestos a matar gente para imponer sus ideas, los garantes del orden se comportaron exactamente del mismo modo, bañando de sangre a una sociedad que quería vivir en paz, no someterse a un régimen violento en el que cualquiera podía desaparecer de la noche a la mañana.
Por suerte pasó casi medio siglo de aquellos años. Los que encargaron aquellos asesinatos (y los que conducían al otro bando) ya están casi todos muertos. Los jóvenes de aquel entonces ya son abuelos, y la mayoría de esos hijos y nietos lo ven como algo lejano. La última dictadura fue una tragedia que no debe ser olvidada, pero ponerla siempre al frente de los análisis es obviar que el 60,6% de la población argentina nació en el período democrático inaugurado en 1983 y no tiene tanto interés en aquellos años. Cualquier nieto recuperado supera las cuatro décadas, edad a la que ya hay argentinos que tienen nietos.
Pese a que ya ha pasado el tiempo y aquella época pierde importancia para las nuevas generaciones -que valoran la democracia aunque no sean capaces de ponerle ese nombre- hay gente tratando de renovar viejas luchas con las que cansaron a la gente común. El supuesto ataque a una militante de H.I.J.O.S. despertó el repudio de varios actores políticos, aunque mayormente pasó desapercibido. Lo levantaron algunos medios y algunas personas más comprometidas con esas causas, pero al ciudadano común no le movió un pelo. Esas historias son importantes para sus protagonistas, pero cuando hay provincias en las que 9 de cada 10 alumnos del último año del secundario no llegan a los contenidos mínimos es de esperar que no haya jóvenes que no se conmuevan con esas cosas que no entienden.
La identificación de ciertos sectores de la ultraderecha argentina con el gobierno nacional despertó una serie de conjeturas sobre la posibilidad de que el presidente indulte a los militares presos por los crímenes cometidos durante la última dictadura. Hay que recordar que fue el ex presidente Menem el que indultó a los responsables de la violencia de aquellos años (de ambos bandos), dejando la puerta abierta para todo lo que vino más adelante.
En principio eso no podría ocurrir, ya que desde 2015 las personas condenadas por delitos considerados de lesa humanidad están fuera de la posibilidad de recibir el indulto presidencial. La aclaración "en principio" se debe a que en este país toda ley es puesta siempre en duda por algún jurista con ganas de hacerle un favor a algún político. 
Incluso si el presidente llegara a eso, difícilmente reciba la condena social por ello. Es la consecuencia lógica de haber partidizado una causa que debería haber seguido siendo de todos los argentinos. Tal vez los acomodos a los militantes, los favores a las organizaciones de DDHH, la apropiación de la historia, la profanación de sitios trágicos como la ESMA con asados para militantes y la persecución y hostigamiento a quienes señalaban que del otro lado también había asesinos terminó por dar vuelta la taba y saturar a la gente otrora comprometida con la causa. Se pasaron 20 años politizando todo para un lado, ahora les toca que se politice para el otro. Son las consecuencias negativas de apoyarse en las mayorías y negar a las minorías.
Seguramente el domingo haya marchas y actos con pancartas igualando a Milei con Videla o cosas así. Habrá mucho uso de palabras como revolución, emancipación, dictadura eclesiástico-cívico-militar, lucha y cosas por el estilo. Va a haber banderas pidiendo por lxs compañerxs despedidos de alguna secretaría innecesaria y seguramente aparecerán referencias a Montoneros. 
Siempre es lo mismo y seguimos igual. Quizás por eso la gente eligió un cambio.

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