La cuarentena según Guzmán

Por Javier Boher 

rjboher@gmail.com

Supongo que en algún momento vamos a poder superar las consecuencias de la cuarentena que impuso el kirchnerismo, pero eso todavía no parece estar cerca. Tal vez lo tenemos menos presente, pero cada tanto aparece algo que nos remueve los recuerdos de lo que significó un encierro forzoso combinado con una permanente bajada de línea rebosante de ideología. Como el que sufrió un fuerte trauma, ahí recordamos.

Martín Guzmán llegó al gobierno de Alberto Fernández como un cuadro técnico muy formado. Por una práctica que se aplica con más fuerza a los economistas en la función pública, rápidamente salieron a repasar adónde había estudiado, con qué popes había trabajado o qué tan aceitados estaban sus vínculos con los que cortan la torta en el hemisferio norte. Volvimos a escuchar “heterodoxo” y a ver a tipos tomando mate, de saco y sin corbata. 

Poco más de dos años y medio después renunciaba al cargo y enterraba al gobierno en una crisis de la que no pudo salir. Batakis y Massa ocuparon ese espacio sin ningún éxito, profundizando un modelo político y económico que ya estaba absolutamente agotado.

El fin de semana Guzmán fue entrevistado por uno de esos periodistas que suelen ser indulgentes con el kirchnerismo a pesar de su mala praxis. Cómodo, el ex ministro habló de varias cosas, pero lo que giró rápidamente en redes sociales fue su visión sobre la cuarentena.

Allí Guzmán aseguró que la cuarentena había sido más larga de lo debido porque le rendía políticamente al gobierno. No dijo nada que no hubiese estado absolutamente a la vista, pero que lo exprese con tanta liviandad marca que el descalabro social y económico fue producto de la estrechez de miras de un gobierno que había perdido contacto con la realidad. Se enamoraron de las encuestas y terminaron creyéndose los dibujos que hacían sus proveedores habituales.

Cuando escuché el fragmento en la radio, quienes aún defienden la catastrófica gestión del cuarto kirchnerismo relativizaron los dichos de Guzmán porque no es médico para opinar sobre el tema, como si no hubiese tenido información respecto a qué estaban haciendo, por ejemplo, todos los ministros de economía del G20, el Mercosur o cualquier otra organización en la que Argentina tiene participación. Esa reflexión solamente puede salir de los que veían su depósito cada mes, a diferencia de los informales que finalmente le terminaron dando el triunfo a Milei. Algo de eso señala Guzmán en la entrevista.

El kirchnerismo ganó en 2019 con la promesa de hacer mejor la vida de los que habían sufrido el ajuste de Macri, para lo que puso a un candidato que rompía el techo electoral que significaba Cristina. Sin embargo, gobernó solo para su núcleo duro, que en las elecciones de 2021 y 2023 demostró no ser suficiente como para ganar. Ellos mismos decidieron darle la espalda a los que los votaron para correr a Macri.

Lo que se deduce de las palabras de Guzmán es que el kirchnerismo castigó doblemente a esa gente, que venía de la crisis de Macri, se ilusionó con una recuperación por Alberto y se decepcionó fuertemente por el enamoramiento con la cuarentena que fundió a muchos y mandó a la pobreza a otros. El cuadro se completó cuando trascendieron las fotos y videos de las fiestas en plena pandemia. 

A pesar de que ahora Guzmán se desprende -como si él no hubiese sido uno de los pocos albertistas del gobierno anterior- uno de los peores defectos del kirchnerismo es seguir defendiendo lo que pasó en aquellos meses de encierro. Son pocas las voces que se alzan contra aquella decisión, como si estuviesen esperando la orden para aceptar que el Estado no pudo salvar a todos y que algunos de los hundidos empezaron a pedirle al mercado que les tire una soga para salir de donde se estaban ahogando. Son incapaces de entender la raíz del problema. 

Guzmán, Alberto, Cristina, Massa, otros ministros, gobernadores, diputados y senadores, fueron cómplices del avasallamiento brutal de las libertades individuales por cálculos exclusivamente políticos y electorales. Dividieron familias y fundieron negocios pensando en elecciones que quedaban demasiado lejos en el tiempo y a las que llegaron carentes de potencia y totalmente vaciados de legitimidad. Nunca hay que olvidarse de los que armaban barricadas en las entradas a los pueblos o los que amenazaban con quitarle el auto a los que salieran a trabajar sin permiso. De todos esos nos habla Guzmán cuando dice que sostuvieron demasiado tiempo un encierro sin pensar en las consecuencias sociales y políticas.

Los dichos y refranes existen porque a lo largo de la vida sumamos experiencias que se presentan con algo de regularidad en lo que son las vidas de otras personas. “Pan para hoy y hambre para mañana” existe por esa gente que pierde la capacidad de mirar hacia adelante, a largo plazo, para tratar de satisfacer sus necesidades inmediatas. Eso fue, a final de cuentas, el kirchnerismo.