Cultura Por: J.C. Maraddón03 de octubre de 2024

Legitimar una canción

Que el director Luis Ortega haya elegido el tema “Sin disfraz” del grupo Virus para musicalizar una de las escenas memorables de su película “El jockey”, representa una reivindicación de aquella banda platense que pintó con sus sutilezas el espíritu de la década del ochenta.

Por J.C. Maraddón

La evolución del grupo Virus, desde su primer disco en 1981 hasta el cuarto en 1984, había sido tan dinámica como desconcertante, lo que no representó un impedimento para que la banda platense accediera a la primera fila de adalides del rock argentino post Malvinas. Al arranque bien nuevaolero de su álbum debut “Wadu Wadu”, le siguió el más experimental “Recrudece”, para luego dar paso al más guitarrero “Agujero interior”, hasta que por último “Relax” los encaminó hacia un synth pop que era predominante en el sonido internacional ochentoso y del que se iban a aprovechar para meter algunos de sus más recordados hits.

Llegados a esa cumbre de una carrera que había comenzado desorientando a la crítica, cabía preguntarse cuál sería el siguiente paso de esta formación cuyo líder era Federico Moura, un talentoso cantante que en escena provocaba un efecto magnético sobre la audiencia. Cuando varias de las figuras de la escena rockera nacional empezaban a fantasear con un lanzamiento más allá de las fronteras, Virus no era ajeno a ese tipo de proyectos y se podía inferir que su próximo disco marcaría una apertura hacia otras sonoridades, aunque no se supiese muy bien en qué dirección saldrían disparados.

La aparición de “Locura” en 1985 volvió a desafiar todas las previsiones y se debió esperar un tiempo prudencial para saber cuál era el efecto que provocaban esas novedades en el público. Pero en el momento en que la difusión de los temas se hizo más extendida, “Luna de miel en la mano” y “Pronta entrega” picaron en punta como los favoritos de la gente y hasta el día de hoy esas dos canciones no sólo figuran entre los grandes éxitos de Virus, sino que además son dos clásicos del rock argentino ochentoso, infaltables en una selección que pretenda aglomerar lo mejor del género.

Sin embargo, había allí en “Locura” otra composición destacada, que también iba a repercutir en ese entonces, pero que asumió el carácter de pionera cuando el pop electrónico de la década del dos mil la rescató como un antecedente notable. “Sin disfraz”, composición de Federico Moura con letra de Roberto Jacoby, se anticipó casi veinte años al devenir de la música y, con su ritmo bailable y sus frases ocurrentes y osadas (“en taxi voy/hotel Savoy”), devino en un bocado exquisito para amenizar noches de discotecas, como una evocación al músico fallecido en diciembre de 1988.

Que el director Luis Ortega haya elegido “Sin disfraz” para musicalizar una de las escenas memorables de su película “El jockey”, representa una reivindicación de aquel grupo que pintó con sus sutilezas el espíritu de los ochenta. Y además confirma la relectura que hicieron de esa canción dos décadas después los últimos referentes de la Generación X a la que pertenece el propio Ortega. Frente a otros artistas cuya obra perdió la batalla contra el paso del tiempo, Virus activa el milagro de la supervivencia y gana espacio en esa moda del revival que gobierna la escena cultural de la actualidad.

Ver a Úrsula Corberó y a Nahuel Pérez Biscayart mientras bailan “Sin disfraz” en una coreografía tan surreal como envolvente, arroja mayor luz sobre esa pieza del repertorio de Virus que tan lejos ha llegado en su vigencia, cuando nada hacía pensar 39 años atrás que las cosas se darían de ese modo. Al ser “El Jockey” la precandidata por Argentina a los Oscars y al haber obtenido premios en el circuito de festivales internacionales, por qué no pensar que el legado de Federico Moura se perpetúe más allá de las fronteras, en ese séptimo arte que tan bien cumple la función de legitimar.

 

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