Un PJ desacomplejado sentó las bases del “Partido Cordobés”
El peronismo apeló a su ética más primigenia -la de los resultados- y aplastó a Juntos por el Cambio. Ganó la capital por primera vez en 50 años: en 2019 prevaleció, pero entonces la oposición construyó su propia derrota. Llaryora, motor del triunfo de Passerini, sentó las bases del partido “cordobés”.
Por Felipe Osman
Es una verdad matemática. La suma de las boletas lideradas por Luis Juez y Rodrigo de Loredo superó, en 2019, por 6.000 votos los 281.000 entonces cosechados por Martín Llaryora. El intendente que resultó electo por la arrolladora tracción de Juan Schiaretti.
Cuatro años después, la sucesión que el gobernador empezó a diagramar allá por 2015 (luego de que Llaryora la reclamara planteándole una interna en 2013), terminó de perfeccionarse. El delfín de Schiaretti eligió a su propio delfín, y lo llevó hacia la Intendencia poniéndose la campaña al hombro, y reclamando el mismo compromiso a cada fracción de la estructura PJ. Desde el primer funcionario hasta el último militante.
No lo hizo, esta vez, frente a una oposición dividida. Lo hizo frente a un Juntos por el Cambio unificado detrás de los candidatos, hipotéticamente, “más competitivos” que podía proponer. Y, a diferencia del triunfo de 1999, lo hizo con un candidato genéticamente PJ.
Por fuera de eso, no se privó de nada. Diseñó un cronograma electoral a medida para desarticular la sinergia que Juez y De Loredo pudieran haber generado. (El potencial es crucial. Hoy esa supuesta sinergia no es más que una ucronía). Golpeó sin miramientos los que identificó como puntos débiles de la lista opositora. Desalentó la participación. Y por sobre todas las cosas, sacó a la calle a toda su militancia.
Fue un PJ desacomplejado, que presumió de sus logros de gestión y de su “amplitud”, pero que también hizo gala de una ética de los resultados. Rastrilló la capital seccional por seccional, sub circuito por sub circuito y escuela por escuela. Activó cada terminal de su estructura y de su aparato para movilizar a los votantes en los circuitos que lo respaldaron el 25J, mientras apostó a que el último día del receso invernal distrajera a los votantes de las seccionales más proclives a acompañar al radicalismo.
Desde luego, la diferencia de casi 7 puntos cosechada por el peronismo no puede agotarse en esa explicación. Los cordobeses también valoraron una gestión que mide bien en todos los sondeos. Pero fue la suma de los factores la que configuró el resultado.
Los propios peronistas se asombraban, apenas cruzado el meridiano de las 18, cuando sus mesas testigo les hablaban de grandes ventajas en seccionales como la 5ta, 8va, 10ma, 12da, y 13ra, mientras que en los sectores de la ciudad donde el radicalismo debía hacer la diferencia, como la 4ta, 7ma, 11ra y 14ta mostraban una gran paridad y una acotada participación.
Passerini se impuso sobre De Loredo por 311.000 votos contra 261.000. Un mes antes, Llaryora había hecho lo propio con Juez por 333.000 contra 277.000. Dos resultados muy similares para dos campañas muy diferentes.
El resultado de este domingo marcó los trazos que el anterior dejó en blanco respecto de la sucesión provincial. Llaryora se quedó con el Ejecutivo Provincial y sentó en el Palacio 6 de Julio a un dirigente de su total confianza, que además llegó al Ejecutivo Municipal apoyado por el pleno de estructuras partidarias que muy mayoritariamente responden a otras vertientes del peronismo.
No se avizora hoy un retador interno para el gobernador electo, ni quedaron para la oposición plazas desde las cuales pueda surgir, al menos en lo inmediato, un “challenger” con peso específico propio.
La sucesión del peronismo se perfeccionó ante una oposición abroquelada que no supo aprovechar la oportunidad que planteaba el cambio de mando. Y las terminales que el PJ dispuso al momento de armar sus fórmulas y sus listas ahora están preparadas para recibir a los dirigentes que vieron, con la derrota de ayer, abortada la proyección de una figura que pudiera mantener la cohesión del espacio.
Desde luego, el mapa terminará de conformarse cuando se hayan resuelto los comicios nacionales. Pero ayer Llaryora estableció las fundaciones del “Partido Cordobés” del que tanto habló durante la campaña electoral.
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