Caras y caretas cordobesas
El paisaje nevado retorna cada tanto a blanquear la provincia y la ciudad de Córdoba. En el semanario de nuestro interés tomamos referencia de una caída de nieve en Punilla, en 1902.
Por Víctor Ramés
Una nevada histórica blanqueó Punilla
A lo largo de los años, álbumes de fotos guardan recuerdos de viejas nevadas en Córdoba. Las poblaciones residenciales y turísticas de la sierra de Punilla toman bajo la nieve incidental de unos inviernos sí, otros no, el aspecto de paisajes europeos o del sur argentino, transportando a los pobladores mediante la ilusión a otra parte. Las nevadas de esta región son recuerdos que los niños y niñas atesoran, tal vez precisamente por no tratarse de un fenómeno agresivo y mantenerse al nivel de la fotografía turística que se comparte con placer.
Referido al régimen de los inviernos serranos, la vieja Geografía de Córdoba de Manuel E. Río y Luis Achával, publicada en 1904, dejaba sentado en sus aspectos generales que “La nieve es casi desconocida en Córdoba; por lo regular, cae únicamente en las cumbres de las sierras, sin que allí mismo llegue a mantenerse durante muchos días.” Algunas páginas después, ya no es tan desconocida; al hablar del clima provincial, afirma que “en las cumbres y altiplanicies de la sierra caen nevadas casi todos los inviernos. Aún en Córdoba y en Río Cuarto se ha visto nieve, pero nunca dura mucho tiempo y por lo común se derrite al caer al suelo. La nevada de septiembre de 1902 es un hecho extraordinario que no tenía precedentes.” Las nevadas cordobesas suelen ser, previsiblemente más frecuentes cuanto más altas las cumbres, por ejemplo, las de la Pampa de Achala a más de 2000 metros de altura.
Ampliaban los ingenieros Río y Achával aquel año de su edición, contabilizando las últimas dos décadas en relación a ese tipo de fenómeno, lo siguiente: “En el espacio de 21 años solo se han registrado nueve nevadas; cinco en agosto, dos en julio y dos en septiembre, todas ligeras”. Y recuerdan como nevadas más fuertes de épocas lejanas, “la de junio de 1853, que cubrió con un manto blanco durante un día entero todo el territorio de la provincia, y la del 18 de junio de 1858, observada por el viajero von Tschudi.” Otra muy recordada fue “la del 1° de agosto de 1877, que duró desde las 5 hasta las 10 a.m., produciendo una capa de nieve de 26 mm de espesor. Y la nevada de 1902, ya mencionada, se cuenta también entre las extraordinarias.”
Es precisamente de esa nevada del año 1902 y enfocada en Capilla del Monte, que trata esta página encontrada en la revista Caras y Caretas del 16 de agosto de ese año. La localidad punillense era un punto frecuentado por cronistas y corresponsales del semanario porteño, en tanto centro vacacional muy prestigioso y tradicional para los turistas de Buenos Aires. Capilla llama la atención, en este caso, por un fenómeno del clima, una nevada fuera de lo común que recibe un tratamiento principalmente social, y mezcla un tanto los hoteles punillenses en el texto.
“Las nevadas en Córdoba
¡Nieve en Capilla del Monte y en Cosquín! Es el colmo de las excentricidades de nuestro clima variable; porque, en efecto, la novedad meteorológica tratándose de puntos recomendados por lo uniforme de su media termométrica, constituye un acontecimiento cuyo comentario está lejos de hallarse agotado.
Capilla del Monte con su hermoso hotel de la Falda que todos los inviernos congrega á un núcleo numeroso de aristocráticos enfermos, no podía sospechar la inesperada visita de la nieve; y, no obstante lo crudo de la temperatura, como el espectáculo era raro y bello, los convalecientes se arriesgaron a gozarlo emprendiendo alegres caminatas por las afueras. Los viejos del lugar acosados á preguntas, apenas tenían algún vago recuerdo de infancia que correspondiera a la vista del día, y la curiosidad de las damas tuvo que contentarse con lo que la imaginación daba de sí ante el pintoresco cuadro de las montañas y del bosque.
En la mañana del 28 de julio los habitantes de Cosquín fueron sorprendidos por el espectáculo hermoso que ofrecían la villa y las sierras, totalmente cubiertas con el blanco manto de la nieve. A las 7.30 a. m., dos horas después de haber empezado a nevar, el aspecto de Cosquín era el de una aldea perdida en los Alpes, durante lo más recio de la estación invernal. A 45 centímetros alcanzó el espesor de la uniforme capa a las 5 de la tarde, en la planicie. Nuestra vista tomada a inmediaciones del río, frente al «Pan de Azúcar», es un interesante recuerdo del rarísimo hecho, que debemos al señor Pedro Mujica, cuyos hermanos Lola y Miguel las señoritas Lía Castañeda Lynch, Julia Saavedra y María L. Demarchi, con el caballero Mauricio Demarchi, figuran también en ella.
No sólo estos dos puntos de la provincia de Córdoba han sufrido últimamente el extraordinario rigor de la temperatura. El frío y las nevadas han sido generales, sobre todo en parajes donde parecía imposible que se hicieran sentir tan fuertemente. Jesús María, por ejemplo, el encantador retiro veraniego tan frecuentado en la estación estival, como agradable en otros inviernos, fue uno de los lugares escogidos por la nieve al igual que San Francisco, donde los agricultores llegaron a temer la total destrucción de sus sementeras.
Por fortuna, noticias posteriormente recibidas de que han dado cuenta los colegas de la prensa diaria, permiten suponer que no se realizarán tan negros presagios.”
De aquellos años adelante, la misma revista daría cuenta en diversas ocasiones sobre nevadas memorables en Córdoba, las que cayeron en agosto de 1913, en julio de 1920 y en septiembre de 1937. Y en el nuevo milenio, las marcas de más baja temperatura y formidables nevadas ocurrieron el 9 de julio de 2007, una ola helada que cubrió toda la provincia y duró dos días. Hubo otra el 2 de agosto de 2011, cayeron entre 15 y 20 centímetros de nieve en las sierras y en la capital. Y la última gran marca nívea es bastante reciente, ocurrió el 16 de junio de 2021, nevó en la capital y, salvo para los desabrigados, fue un fenómeno que se celebró con fotografías en las redes y en los medios.
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