El PRO post municipales, un sello “devastado” en su kilómetro 0

Por Gabriel Marclé

Con el peronismo gobernando la provincia, el radicalismo aferrado a su histórica territorialidad y La Libertad Avanza en expansión, el PRO aparece como el partido al que más le ha costado sostener su estructura en la provincia de Córdoba. Bajando al sur, centrando en Río Cuarto, el proceso de desgaste para el partido amarillo ha sido aun más profundo: expuso su sello para competir por la intendencia con Rolando Hurtado y terminó pegado a un acuerdo político con el peronismo. El quiebre entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich también medió para provocar aun más desorden en la ciudad que supo ser el kilómetro 0 de la Propuesta Republicana.

“El PRO está muerto en Río Cuarto”, le comentaba a Alfil un dirigente que supo trabajar codo a codo con el partido en los tiempos de Juntos por el Cambio y que, tras la maniobra de las municipales, entendió que la alianza local (con el radicalismo y el juecismo) se había terminado. Afectados por roscas externas y acuerdos extraoficiales, el PRO “hizo un papelón” en las urnas (Hurtado sacó el 1,58% de los votos) y algunos de los suyos terminaron sumándose al gabinete de Guillermo De Rivas, protagonizando un capítulo calve del Partido Cordobés en Río Cuarto.

El sector bullrichista es el que todavía da señales de vida en el Imperio. “No diría que está muerto, sino que el accionar de algunos dirigentes, funcionales al peronismo, expuso una realidad y dejó un sello devastado”, le manifestó a Alfil un dirigente de este sector, donde se muestran “con aspiraciones totales de reflotar el sello”. Aun así, reconocen que ya no existe una estructura como la que funcionó en la ciudad hasta no hace tanto y que prácticamente quedó destruida luego que una de sus facciones forzara la participación en las elecciones riocuartenses.

Según el PRO Río Cuarto que responde a la ministra de Seguridad de Javier Milei, hay varios culpables en este proceso de “devastación”. Los primeros apuntados son el propio Hurtado y su esposa, Mónica Lanutti, quien fuera concejal de Juntos por el Cambio durante ocho años y terminó dándole la espalda a sus asociados radicales junto a Manuel Betorz, otro ex concejal y tribuno de cuentas que terminó en medio del “acuerdo” con el peronismo. La degradación del partido -aseguran- terminó de confirmarse tras el nombramiento de Matías Paloma como coordinador de Transporte del Gobierno actual: había sido candidato en la lista local del PRO.

Otra de las apuntadas es Belén Avico, la diputada nacional que fue impulsada con fuerza por la militancia PRO del sur y que, una vez en el Congreso, prácticamente desertó de la ciudad. A la situación de las municipales también se sumó que la parlamentaria empezó a moverse en una agenda libertaria que fue por fuera de los intereses de la ciudad que la votó. Finalmente, se convirtió en el blanco favorito de la Juventud PRO, otro de los espacios que hoy carece de territorialidad.

Con el sello PRO utilizado para cerrar acuerdos con el Gobierno municipal, provincial y nacional, pareciera haberse terminado la agenda propia de los amarillos. En Río Cuarto, la cuestión está dividida entre los que esperan a ver cómo se acomodan el tablero desde la perspectiva bullrichista y quienes se convencen de que el macrismo está buscando acoplarse a La Libertad Avanza en la provincia. Hasta tanto no se aclare cuál es la estrategia de uno y otro, no hay señales de reanimación para las bases PRO de la capital alterna.

Mientras la situación de los amarillos parece ir de mal en peor, en la Unión Cívica Radical dan por sentado que se liberaron de un lastre para los procesos que vienen, justo cuando el centenario partido intenta volver a sus orígenes (no menos complicado en su presente). “Están peor que el socialismo”, le comentaba a Alfil un correligionario del Imperio, chicaneando con una comparación que ubica al PRO en el grupo de los “canguros” del escenario actual. Según este dirigente radical, el amarillo es “un ex partido” para los riocuartenses.