Relaciones de la subversión argentina y chilena

Parte 3/4

Nacional29 de mayo de 2025 Daniel Alvarez Soza

Daniel Alvarez Soza

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

Doctor en Ciencia Política

 

 

Segunda Etapa: La Unidad Popular y el proceso de integración guerrillero (1971- 1976).

 

    La llegada de Salvador Allende al poder significó un cambio en la vida política no sólo de Chile, sino en todo el Cono Sur, en donde como hemos señalado, la Unidad Popular a pesar de su origen democrático en ningún caso luchó por oponerse al nacimiento de grupos subversivos, sino que por el contrario los avaló. Como muestra de ello, es válido recordar el ilegal derecho de asilo que el régimen de Allende concedió a los terroristas fugados de la cárcel de Trelew y que posteriormente fueron enviados a La Habana,  hecho que se convirtió en una práctica habitual en el Chile Socialista. Sobre el caso, recordemos que Allende le  obsequió a Santucho una pistola, y que en agradecimiento el líder erpiano manifestó su “…deseo que el pueblo chileno pueda derrotar a los momios y al imperialismo. Agregando: Defenderemos a Chile donde quiera que estemos (1).

  Los autores Pedro Vuskovic y Belarmino Elguela en su obra: “Che Guevara en el presente de América Latina”, afirmaban que:

  “Cuba se proyectaba como la conciencia crítica de América Latina, tanto por la conquista del poder como la epopeya civil en la construcción del socialismo. Cuba ya no es excepción, sino que es vanguardia de la gran revolución latinoamericana” (2).

    “El espíritu sigue su conciencia como el grueso de la tropa sigue a su vanguardia, o sea, como Chile debería seguir a Cuba. Porque, como lo sostenía el propio Allende, si bien la revolución cubana es nacional, también es una revolución de toda América Latina” (3). “Tal como lo intentaron concretar los castro-comunistas chilenos, antes, durante y después del gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende” (4).

  En base a lo expuesto, el MIR planteará la idea de la vía armada, explicitando su táctica en una publicación de la Revista “Punto Final” del 3 de marzo de 1970, donde se “convocaba a la guerra revolucionaria, teorizada por Lin Piao y Vo Nguyen Giap. Aparte de la lucha armada y guerra de guerrillas, esta organización afirmaba que:

    “A través de la lucha armada se pueden crear las condiciones subjetivas de la revolución. Sólo a través de la guerrilla se pueden crear las condiciones para la construcción del Ejercito Guerrillero” (5).

   Era la reiteración exacta de la obra “Guerra de Guerrillas: un método de Ernesto Che Guevara”. De ahí que el comité universitario del MIR reclamaba “al gobierno socialista de Allende la aplicación de una línea estratégica que busque un enfrentamiento de clases en el marco de una guerra civil.

     “Proclamaba la necesidad de que el pueblo fuera armado. Que la vanguardia revolucionaria, además de combinar el trabajo legal y clandestino no descuidara el montaje de las estructuras clandestinas y los aparatos armados con el propósito de crear condiciones favorables para el desencadenamiento de la guerra civil.

      “En 1970, antes de que asumiera Allende, el MIR sostenía que su función era la de preparar a los sectores más radicalizados del pueblo para una resistencia organizada”.

  “Sólo será posible mediante la lucha armada (…). Más aún, hemos sostenido que la lucha armada adoptará la forma de una guerra revolucionaria prolongada e irregular. Nada de lo fundamental de estas condiciones ha variado por el triunfo electoral de la UP: el enfrentamiento sólo ha sido postergado (…). La lucha definitiva por el poder habrá de tomar un carácter irregular y prolongado (…) una guerra      revolucionaria” (6).

     Otro de los hechos que marcó este proceso integrativo patrocinado por Salvador Allende, consistió en que  su gobierno promovió el financiamiento de la guerrilla extranjera y particularmente latinoamericana. Por lo que el apoyo de éste a la formación de organizaciones subversivas era tan elocuente, que éste mismo “había dispuesto el suministro regular de fondos para las guerrillas argentinas y uruguayas” (7). De manera que la ayuda dispuesta por Allende al terrorismo argentino en particular se confirmó luego que éste “…había financiado al ERP y a Montoneros con recursos del Banco Central de su país” (8).

   Con esto Chile se convirtió en un centro de irradiación del extremismo en Latinoamérica  patrocinado por el gobierno de la Unidad Popular, cuestión que se confirmará con la existencia de antecedentes encontrados en oficinas del Banco Central una vez derrocado Allende:

     “a) Con la intervención del Ex Director de Investigaciones, Señor Paredes, y del ex Senador y Secretario general del Partido Socialista Carlos Altamirano, se había establecido entre Chile, Argentina y EE.UU. un activo tráfico ilícito de moneda extranjera, especialmente dólares y libras esterlinas, cuyas ganancias servían para financiar a los subversivos en Chile y a organizaciones terroristas en Argentina”. 

    “b) Parecidas actividades desarrollaba el ex Presidente del Banco Central, Señor Alfonso Inostroza. Su nombre y el de otros miembros del Partido Socialista, aparecen mencionados en un memorándum hallado en el Banco Central, con posterioridad al movimiento militar de septiembre de 1973, en el cual se confirma el financiamiento económico patrocinado por la UP:

   “Inostroza en Curicó, tuvo reuniones con Héctor (Tito) Martínez de la Comisión Política del Partido, referente a la ayuda a  revolucionarios argentinos a través del Banco Central…” (9).

    Desde los inicios de la Unidad Popular, Allende además de convertirse en un factor de financiamiento de la guerrilla, también colocó a Chile como un refugio de elementos subversivos de distintos países de la región, como expresáramos anteriormente.

    “Desde el comienzo la Solidaridad de Allende con los refugiados políticos latinoamericanos fue uno de los aspectos centrales de su gobierno y uno de los asuntos más acalorados de discusión pública. El gobierno dio asilo a 70 guerrilleros brasileros, 9 Tupamaros uruguayos y 12 mexicanos en las primeras semanas” (10).

    Si bien en Chile existía una larga tradición de asilo político, “los números fueron creciendo durante el período de la Unidad Popular, ya que múltiples organizaciones de izquierda de la región vieron en el Chile socialista un refugio seguro a las situaciones de persecución que sufrían en sus países. Muchas veces el asilo no se tramitó legalmente sino que se dio de hecho, como resultado del apoyo que los partidos de izquierda chilenos les daban a otros partidos latinoamericanos. Esto generó un problema  internacional al gobierno de Allende que debía mantener un frágil equilibrio entre los principios de la solidaridad continental de la OLAS, organización de la cual había sido presidente, y  una buena relación con los otros gobiernos de la región”. 

   Para aquellos que terminaron formando la Junta Coordinación Revolucionaria “los intercambios entre las organizaciones se comenzaron a dar de una manera más regular. Y desde el cual se planificaron acciones contra sus países de origen. Militantes del ELN Boliviano, del MLN Tupamaros y del ERP-PRT Argentino encontraron refugio en Chile y contaron con el apoyo de algunas organizaciones de izquierda chilenas, tales como el Partido Socialista, la Izquierda Cristiana y principalmente el MIR” (11).

  Con ello la coordinación subversiva vino a reforzar la estructura revolucionaria latinoamericana, por lo que el ERP comenzó a formar parte de esta alianza internacional con otras organizaciones terroristas con el claro objetivo de efectuar tareas revolucionarias conjuntas y conseguir el intercambio y envío de tropas entre las organizaciones integrantes. De esta manera se formó la ya citada “Junta Coordinadora Revolucionaria” (JCR) integrada por el ERP (Argentina), Tupamaros (Uruguay), MIR (Chile) y el Ejército de Liberación Nacional (Bolivia). “Esta organización llegó a poseer una fábrica de armas cortas y largas de alta calidad, emplazada en la localidad de Caseros” (12).

 

   Junta Coordinadora Revolucionaria.

      La Junta Coordinadora Revolucionaria, se inició con las organizaciones guerrilleras ya mencionadas, sobre las bases de un acuerdo, basado en la siguiente reflexión de autoría del Che Guevara:

     “…es el camino de Vietnam: es el camino que deben seguir los pueblos; es el camino que seguirá América Latina con la característica especial de que los grupos de armas pudieran formar algo así como juntas de coordinación para hacer más difícil la tarea represiva del imperialismo yanqui y facilitar la propia causa”. (Ernesto “Che” Guevara. Mensaje a la Conferencia Tricontinental).

   En la interpretación textual de este párrafo, la idea del Che se circunscribía a una tarea fundamentalmente coordinadora, práctica y concreta. Pero para Miguel Enríquez, líder del MIR, “quien fue el primer y mayor impulsor de la iniciativa, la coordinación debía extenderse, ampliarse y elevarse hacia posiciones político-ideológicas buscando desarrollar una “alternativa revolucionaria, al reformismos del movimiento Comunista Internacional”. Para el PTR-ERP no era exactamente así, porque le interesaba  más una “alternativa” a la IV Internacional que incluyera al movimiento comunista. Sin embargo coincidía con el MIR en el “elevamiento ideológico”.

   “Pero el PRT iba más lejos en las pretensiones, pues propiciaba que la Junta debía sustentar en la discusión ideológica, la necesidad de formar “partidos revolucionarios y no movimientos”.

 “Tanto el ELN de Bolivia, como el MLN Tupamaros, eran declaradamente movimientos y no partidos y mucho menos habían adoptado posturas ideológicas; propiciaban ideas más concretas y prácticas, es decir atenerse a la expresión textual de la frase del Che”  (13).

   Es así que la citada Junta en su mensaje expondrá que:

      “Vinculados por la similitud de nuestras luchas y nuestra línea, las cuatro organizaciones hemos establecido primero vínculos fraternales, y en un proceso hemos pasado a un intercambio de experiencias, a la mutua colaboración cada vez más activa, hasta dar hoy este paso decisivo que acelera la coordinación y colaboración que sin ninguna duda redundará en una mayor efectividad práctica en la encarnizada lucha que nuestros pueblos libran contra el feroz enemigo común.

  “El mayor desarrollo de nuestras organizaciones, el fortalecimiento de su concepción y práctica internacionalista, permitirá un mayor aprovechamiento de las potencialidades de nuestros pueblos hasta erigir una poderosa fuerza revolucionaria capaz de derrotar definitivamente a la reacción imperialista-capitalista, aniquilar a los ejércitos contrarrevolucionarios, expulsar al imperialismo yanqui y europeo del suelo latinoamericano, país por país, e iniciar la construcción del socialismo en cada uno de nuestros países, para llegar el día de mañana a la más completa unidad latinoamericana.

  “Lograr ese sagrado objetivo no será fácil, la crueldad y la fuerza del imperialismo hará necesarios, como vislumbraba el Comandante Guevara, desarrollar una cruenta y prolongada guerra revolucionaria que hará del continente latinoamericano el segundo o tercer Vietnam del mundo”.

 

   Programa de la Junta Coordinadora Revolucionaria.

     “Nos une la comprensión de que no hay otra estrategia viable en América Latina que la estrategia de la guerra revolucionaria. Que esa guerra revolucionaria es un complejo proceso de lucha de masas, armado y no armado, pacífico y violento, donde todas las formas de lucha se desarrollan armónicamente convergiendo en torno al eje de la lucha armada. Que para el desarrollo victorioso de todo el proceso de guerra revolucionaria es necesario movilizar a todo el pueblo bajo la dirección del proletariado revolucionario. Que la dirección proletaria de la guerra se ejercita por un partido de combate marxista-leninista, de carácter proletario, capaz de centralizar y dirigir, uniendo en un solo, potente haz, todos los aspectos de la lucha popular, garantizando una dirección estratégica justa. Que bajo la dirección del Partido Proletario es necesario estructurar un poderoso ejército popular, núcleo de acero de las fuerzas revolucionarias, que desarrollándose de lo pequeño a lo grande, íntimamente unido a las masas y  alimentado por ellas, se erija en impenetrable muro donde se estrellen todos los intentos militares de los reaccionarios, y esté en condiciones materiales de asegurar el aniquilamiento total de los ejércitos contrarrevolucionarios. Que es necesario construir asimismo un amplio frente obrero y popular de masas que movilice a todo el pueblo progresista y revolucionario, a los distintos partidos populares, a los sindicatos y demás organizaciones similares, en una palabra, a las más amplias masas cuya lucha corre paralela, convergiendo a cada momento y estratégicamente con el accionar militar del ejército popular y al accionar político clandestino del partido proletario.

     “La respuesta debe ser clara, y no otra que la lucha armada como el principal factor de polarización, agitación y, en fin, de la derrota del enemigo, la única posibilidad de triunfo. Esto no quiere decir que no se utilicen todas las formas de organización y lucha posibles: la legal y clandestina, la pacífica y violenta, económica y política, convergiendo todas ellas con mayor eficacia en la LUCHA ARMADA, de acuerdo a las particularidades de cada  región y país.

    “El carácter continental de la lucha está signado, en lo fundamental, por la presencia de un enemigo común. El imperialismo norteamericano desarrolla una estrategia internacional para detener la Revolución Socialista en Latinoamérica. No es casual la imposición de regímenes fascistas en los países donde el movimiento de masas en ascenso amenaza la estabilidad del poder de las oligarquías. A la estrategia internacional del imperialismo corresponde la estrategia continental de los revolucionarios.

   “El camino para transitar en esta lucha no es corto. La burguesía internacional está dispuesta a impedir, por cualquier medio, la Revolución, así se plateara en un solo país. Ella posee todos los medios oficiales y oficiosos, bélicos o de difusión, para utilizarlos contra el pueblo. Por eso muestra guerra revolucionaria es de desgaste del enemigo en sus primeras fases, hasta formar un ejército popular que supere en fuerza a los del enemigo. Este proceso es paulatino, pero es, paradójicamente, la senda más corta y menos costosa para alcanzar los objetivos estratégicos de las clases postergadas”.

    “Pueblo latinoamericano: a las armas:

     Vivimos momentos decisivos de nuestra historia. En esa conciencia, el MNL Tupamaros, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), EL Ejercito de Liberación Nacional de Bolivia (ELN), y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), llaman a los trabajadores explotados latinoamericanos, a la clase obrera, a los campesinos pobres, los pobres de la ciudad, los estudiantes e intelectuales, los cristianos revolucionarios y a todos aquellos elementos provenientes de las clases explotadoras, dispuestos a colaborar con la Justa causa popular, a tomar con decisión las armas, a incorporarse activamente a la lucha revolucionaria antiimperialista y por el socialismo que ya se está librando en nuestro continente bajo la bandera y el ejemplo del Comandante Guevara”

    29 05 25                        

                                    “Victoria o muerte (ELN)

                                  Patria o muerte / Venceremos (MIR)

                                  A vencer o morir por la Argentina (ERP)

                                  Libertad o muerte (MNL, Tupamaros)

                                                        Junta de Coordinación Revolucionaria (14).

    En ese terreno, Santucho hizo inmediatamente causa común con bolivianos y uruguayos y la Junta Coordinadora Revolucionaria se puso en marcha a partir de los acuerdos mínimos con sede primero en Santiago (Chile), y luego del golpe de Estado, en Buenos Aires. “El MIR dejó planteada la cuestión de la discusión de los lineamientos ideológicos y mientras tanto se dispuso a trabajar junto con los demás”.

    “A la sombra de esta Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), Santucho afirmó categóricamente que la mayor afinidad ideológica y política del PRT-ERP era con el MIR, ya que se trataba de “partidos marxistas-leninistas de franco proceso de proletarización” y no de “Movimientos de Liberación” de “corte nacionalista progresiva y revolucionario que todavía tenían un largo camino hacia la proletarización ideológica” (15).

   En resumen la creación y coordinaciones que se desarrollan al interior de la JCR venían a concretar el viejo sueño de la Tricontinental de 1966. “Así la JCR, cumplió una gran actividad en todo el periodo que fue desde 1973 hasta principios de 1976. Coordinaba la solidaridad entre los perseguidos – a esas alturas- del Uruguay y Chile, la reorganización del MLN Tupamaros en su exilio en Buenos Aires, la reinserción política del ELN en Bolivia y por supuesto, todo el apoyo a los resistentes chilenos”.

     Con relación a esta materia Gorriarán Merlo expresa que: “Toda la actividad de la JCR implicaba una política común hacia el resto del mundo (…) a lo que se sumaba el intercambio de compañeros para la militancia (…) había compañeros tanto de Bolivia, Uruguay, Chile o Argentina que, según necesidades o acuerdos que se trataban en la JCR, se radicaban en alguno de esos países. Es decir, había una política de intercambio de  cuadros. Pero no se limitaba a esto, también abarcaba la cuestión del armamento y otros insumos” (16).

 

La continentalización de la lucha armada

 

 

 

Bibliografía

1.- BRIENZA, Hernán: “Mario R. Santucho: La guerrilla de izquierda”. Ob.cit. Pág. 70.

2.- VUSKOVIC, Pedro y ELGUELA, Belarmino: “Che Guevara en el presente de América Latina” Buenos Aires. Editorial Contrapunto. 1987. Pág. 187.

3.- ALLENDE, Salvador. “Prologo”. En J. Tabarés del Real, “La revolución cubana”. La Habana, 1960. Pág. 1. Citado por VUSKOVIC, Pedro  y ELGUELA, Belarmino: “Che Guevara en el presente de América Latina”. Ob. Cit. Pág. 187.

4.- DIAZ ARAUJO. Enrique. “La Guerrilla en sus libros”. Ob. Cit. Pág. 154.

5.- FARIAS, Víctor: “La izquierda chilena (1969-1973). Documentos para el estudio de su línea estratégica” Tomo I, Berlín. Centros de Estudios Públicos, 2000 Págs. 240-241.

6.- FARIAS, Víctor: “La izquierda chilena (1969-1973). Documentos para el estudio de su línea estratégica”. Ob.cit. Págs. 240-241.

7.- ACUÑA, Carlos Manuel: “Por amor al odio. Crónicas de guerra: de Cámpora a la muerte de Perón”. Tomo II. Buenos Aires. Ediciones del Pórtico, 2003. Pág. 358.

8.- SEOANE, María. Revista Somos (Publicación de la inteligencia uruguaya. Documentación chilena). Citado por ACUÑA, Carlos Manuel: Por amor al odio. Crónicas de guerra: de Cámpora a la muerte de Perón. Tomo II.

9.- Libro Blanco. Del cambio de gobierno en Chile. Ob.cit. Pág. 75.

10.-  PEREDO, Osvaldo “Chato”: “Volvimos a las montañas”. Santa Cruz, Bolivia: Osvaldo Peredo Liegue Edición, 2003. Pág. 94.

11.- QUROGA ZAMORA, Patricio: “Compañeros: El GAP: La escolta de Allende”. Editorial Aguilar. 2001. Santiago de Chile. Pág. 180.

12.- MARQUEZ, Nicolás: “El Vietnam argentino”. Ob. cit. Págs. 65

13.- QUROGA ZAMORA, Patricio: “Compañeros: El GAP: La escolta de Allende”. Editorial Aguilar. 2001. Santiago de Chile. Pág. 180.

14.- MARQUEZ, Nicolás: “El Vietnam argentino”. Ob. cit. Págs. 65

15.- MATTINI, Luis: “Hombres y mujeres del PRT-ERP: de Tucumán a la Tablada. Ob.cit., Pág.284.

16.-  LÖWEY, Michael: “El marxismo en América Latina”. 1ª Edición, Chile. Santiago: LOM, Ediciones 2007. Pág. 370-371-372.

17.- MATTINI, Luis: “Hombres y mujeres del PRT-ERP: de Tucumán a la Tablada. Ob.cit., Pág.286.

18.- GORRIARÁN MERLO, Enrique: “Memorias. De los setenta a la Tablada”. Buenos Aires, Planeta, 2003, Pág. 225.

 

Te puede interesar
laje

Laje y la izquierda

Javier Boher
Nacional13 de junio de 2025

Hace unos días el gurú intelectual de gente con poco apego al debate se pronunció violentamente sobre la gente que no piensa como él

Lo más visto
p4 (7)

CFK presa: Schiaretti esquivó el tema en CABA

Yanina Soria
Provincial12 de junio de 2025

El ex gobernador se reunió ayer con autoridades de la Cámara Argentina de la Construcción. No hizo ninguna referencia al fallo de la Corte ni al escenario político que se abre. El PJ cordobés sigue fingiendo demencia.

massa-gaustin

El massismo le respondió a los K: Son una minoría sin vocación de poder

Bettina Marengo
Provincial13 de junio de 2025

Luego de la nota publicada el jueves por este diario, que dio cuenta del rechazo del mundo K cordobés a integrar al Frente Renovador en una lista legislativa para octubre, uno de los referente de Sergio Massa en Córdoba salió al cruce y acusó al cristinismo local de moverse como un “partido testimonial de izquierda” preocupado por “repartirse cargos”. El sábado hay actividad del FR en Córdoba con presencia de dirigentes nacionales que responden al tigrense.