Para que vean los oyentes
Para celebrar el cincuentenario de un programa señero, Mario Luna encabezará el próximo viernes a las 21.30 un espectáculo en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas, donde bajo el título de “Alternativa. El reencuentro” se pondrá en escena un formato que combina radio con música en vivo.
J.C. Maraddón
Entre las muchas consecuencias que han traído las redes sociales, se destaca la de una circulación mucho más vertiginosa y democrática de la información, que antes era monopolizada por los medios masivos y se circunscribía a los hechos destacados, dejando de lado las minucias. Hoy tanto la vida privada como la pública se mece al ritmo del scroll, que los usuarios practican con frecuencia obsesiva, al tiempo que interactúan con comentarios, likes y reposteos, en un flujo colectivo cuya apariencia caótica no implica que no haya una matrix detrás del manejo de los algoritmos, las publicidades y la fluidez con que las cosas aparecen ante nuestra vista.
Por supuesto, esas supuestas ventajas que ensalzan un circuito informativo más dinámico y participativo que el de antaño, se contraponen con los trastornos que estas (no tan) nuevas herramientas provocan en nuestra conducta y con la preeminencia de desviaciones como las fake news, las estafas y los discursos de odio, que encuentran allí un campo fértil para propagarse. Como siempre, los excesos son los culpables de tales dificultades, pero sin duda los social media fomentan renovadas formas de adicción, al utilizar recursos extremos para fidelizar su “clientela” y someterla a sus designios.
Tampoco es que el ecosistema noticioso existente hasta fines del siglo veinte careciera de defectos y se abstuviera de apelar a trucos indignos para engañar a la audiencia. Tanto la prensa gráfica como la radio y la televisión contaban con su propio arsenal de artilugios destinados a convencer a la gente de que sus contenidos referían la verdad y nada más que la verdad, aunque se tratase de simples rumores transformados en versiones fidedignas, cuyo objetivo era torcer la opinión pública. Para tal fin, contaban con el escaso acceso a las fuentes que tenían los ciudadanos, quienes confiaban a ciegas en lo que decían los noticieros.
Por supuesto, aquel frente informativo no era homogéneo: la uniformidad se rompía a partir de los intereses políticos y económicos que tuviese cada medio. Pero a la vez, las extensas programaciones y la necesidad de llenar páginas en los periódicos, abrían grietas para que por allí se colaran francotiradores que no respondían al mandato unívoco y que, desde espacios marginales y sigilosos, proveían de valiosos datos a aquellos que disentían con lo establecido y se regían por parámetros diferentes. La presencia de esos rincones insurgentes fue clave, entre otras cosas, para que el rock argentino consolidara su propuesta a comienzos de los años setenta.
Como enclave cordobés de esas iniciativas espontáneas y audaces, se debe mencionar el programa “Alternativa”, conducido por Mario Luna, que desde la vieja Radio Universidad, con estudios en el Pasaje Muñoz, sincronizaba todas las tardes el reloj de la juventud local con ese sonido incipiente que diez años más tarde iba a copar el mercado. Fue un ciclo señero que esparció una sensación de complicidad entre los iniciados, en tanto cooptaba más voluntades para la causa de un estilo musical por entonces llamado “progresivo”. Además, sirvió de espaldarazo para que el propio conductor se convirtiera en organizador de recitales y festivales rockeros.
Para celebrar el cincuentenario de aquel hallazgo radial, Mario Luna encabezará el próximo viernes a las 21.30 un espectáculo en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas, donde bajo el título de “Alternativa. El reencuentro” se pondrá en escena un formato que combina radio con música en vivo. A su lado, la banda Los Mendigos de la Luna interpretará joyas de aquel repertorio, con la participación de Enrico Barbizi, Cecilia Fandiño, Mario Díaz, Diego Bravo, Esteban Gutiérrez, Vale Arnal y Lisette Grosso. Cita con el pasado, pero visto desde un presente rabioso.
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