Nacional Eduardo Dalmasso 14 de mayo de 2025

Presente y Pasado. (7)  De Levingston a Cámpora

3ra parte.  La segunda publicada, el 07-05

Por Eduardo Dalmasso*

 

Hacia el Gran Acuerdo Nacional

Todos los esfuerzos de reorientación económica se consideran como injertos ilegítimos por la fuente de la que provienen, la sociedad no cree y sectores del poder económico los rechazan.  El gral Lanusse toma el mando y opta junto con los jefes de las FFAA, en buscar una salida política y evitar una dictadura de consecuencias imprevisibles.

 

Caos

En 1972, entre otras acciones, se secuestra al presidente de la Fiat, quien es ejecutado, un comando sorprende al general Sanchez, jefe de la lucha contra las acciones de la guerrilla en Rosario quien es fusilado. Las acciones guerrilleras siguen copando el escenario político, (asaltos, secuestros, ocupaciones de lugares públicos, ejecuciones) no sin un creciente apoyo de parte de la ciudadanía. Se suceden varios motines populares, en regiones impensables, de carácter irascible ante medidas arbitrarias del poder establecido. Las acciones de la guerrilla se sostienen en el tiempo y cada vez más audaces, por caso, el copamiento de Atucha, y el fusilamiento del Vicealmirante Quijada.

En lo económico el Gobierno se contenta en controlar que la inflación no se desmadre, evitar la recesión y modificar las expectativas de los agentes económicos. La intención de las autoridades: controlar la situación sin generar cambios de magnitud.  Sin embargo, dentro del tumultuoso proceso político, y un gobierno en retirada, existen acciones en favor de empresarios de capital nacional qué mediante el auxilio financiero del Estado, plasman proyectos de envergadura. Un caso paradigmático, la Planta de Aluar en la Patagonia. Halperin Donghi (1994) escribe: “detrás del maremoto de la política emergen empresas de capital nacional sostenidas por acciones subsidiarias directas del Estado.”

La salida política exige al Gobierno atemperar la presión de la CGT, y dar respuesta a las demandas salariales. Esta política deriva en una pérdida de predicamento de las organizaciones clasistas que facilita su disolución. La promesa de elecciones crea otras expectativas. En enero del 72, el Gobierno reconoce al partido justicialista en demostración que el camino de las elecciones está abierto.

En búsqueda del acuerdo.

El Gobierno de Lanusse, evita ser superado por el ala dura de las FFAA, eleva la eficacia de la represión, mediante una mejor coordinación de las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas. En forma paralela, promueve reformas legales que amplían las facultades del Estado para enfrentar a la insurgencia. Afianzada en los respaldos legales, la represión se aplica con mano dura. La guerrilla siente esa presión y numerosos militantes son encarcelados, pero esto no mejora la imagen del poder militar.

Esta realidad es la que permite, que Lanusse y otros altos jefes planteen la posibilidad de la participación efectiva del peronismo en el Gobierno. Esta insólita iniciativa lo obliga a maniobrar en dos frentes, uno el interno, el otro, el externo con una mayoría, que tiene como referente al exiliado desde el 55. Se aprecian distintas opiniones, sobre el juego de poder que se establece entre el presidente de facto y Perón.

Perón, entendiendo las nuevas realidades impulsa “La Hora del Pueblo,” una coalición que exige elecciones libres y sin vetos. La convergencia del radicalismo y el peronismo, fortalece al expresidente, quién se ubica en el centro de la escena política. Lanusse busca una transición controlada, sin proscripciones, pero Perón rechaza negociar oficialmente con el gobierno. El problema de Lanusse ante su frente interno es el de lograr que el líder, no sea el candidato por el peronismo y al mismo tiempo reconocer su figura con una serie de gestos simbólicos.

Perón no acepta ciertas imposiciones del Gobierno, y expresa su voluntad de ser el candidato. Las normativas que condicionan la candidatura del exiliado y que este no respeta, lo llevan a proponer a Cámpora, quien está incurso en el mismo problema, pero este aspirante, sí es aceptado por la Junta de comandantes.

Lanusse logra que el expresidente no sea candidato, ata de manos al líder, y da respuestas a la presión política.  Héctor Cámpora, realiza la campaña sin Perón.

 

Corolario

El 25 de mayo, el general Lanusse entrega la banda presidencial a Cámpora en presencia del presidente Chileno Salvador Allende y del jefe de Estado Cubano Dorticós. “Las formaciones especiales” se adueñan de las calles, invaden Plaza de Mayo y sacan a los presos políticos de las cárceles. Los altos oficiales se retiran mal y presurosos. Una ley de amnistía política amplia y generosa, cierra el círculo. No se hace el desfile militar.

*Dr. En Ciencia Política(UNC-CEA)

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