Universidad Por: Francisco Lopez Giorcelli02 de julio de 2025

Franja Morada revalida la conducción de la FUC en un congreso cargado de ausencias

El brazo universitario del radicalismo volvió a imponerse en la Federación Universitaria de Córdoba, pero el clima político del 40° Congreso estuvo marcado por la falta de aliados, rivales históricos y figuras de peso. Las tensiones en el frente opositor y las señales de reconfiguración institucional, entre los datos que dejó el sábado universitario.

Por Francisco López Giorcelli 
El 40° Congreso Ordinario de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) dejó algunas preguntas, además de certezas sobre el futuro del movimiento estudiantil cordobés. Aunque Franja Morada —histórica agrupación radical que conduce la federación desde 2016— logró retener la presidencia mediante una amplia mayoría, el escenario de fondo estuvo definido por un sinnúmero de ausencias políticas y estudiantiles que le restaron densidad al resultado.
Los resultados arrojaron una victoria clara para el Frente Deodoro Roca —conformado por Franja Morada, SUMAR y ABM—, que obtuvo 176 votos y consolidó su continuidad al frente de la FUC de la mano de Constance Keegan Ferrando. En segundo lugar se ubicó La Fuerza, el frente opositor que nuclea a Sur, A+D, UEU, Mella, La Bisagra, Estudiantes Independientes Organizados (EIO) y 15 de Junio, que alcanzó los 83 votos y puso como Secretaria General a la Referente de la UEU (peronismo cordobés ligado a Llaryora y Enzo Cravero) Camila Colazo. 
Más atrás quedaron la lista Compromiso por la UNC, integrada por Sean Eternos y el CEU, que cosechó 43 sufragios. Por último, la expresión libertaria Universitarios de la Libertad Avanza participó con una lista propia y obtuvo 4 votos.
Aunque el oficialismo logró ampliar su caudal respecto de congresos anteriores, el dato político no estuvo tanto en los números como en las ausencias. Una de las claves fue la no participación plena del Movimiento Sur, principal agrupación progresista de la UNC , que integra el frente peronista progresista “La Fuerza”. Si bien parte de sus delegados participaron formalmente, la agrupación decidió tomar distancia política del proceso, señalando que Franja Morada adelantó de forma unilateral la fecha del Congreso al sábado 28 de junio, sin consenso con los espacios opositores.
Desde Sur denuncian que no existieron condiciones democráticas plenas, ya que no se convocó a tiempo a la Junta Representativa previa ni se habilitaron instancias reales de negociación para garantizar un desarrollo legítimo y participativo. La crítica apunta a una conducción que, según manifestaron, “priorizó conservar el sello de la FUC por sobre la unidad del movimiento estudiantil en un contexto de crisis nacional”.
A eso se suma la tensión que atraviesa a La Fuerza, luego de que La Bisagra —una de sus integrantes— acompañe en la Facultad de Psicología a la lista del decano Germán Pereno, candidato de Franja Morada. El hecho generó malestar en Sur y en otras agrupaciones, y tensionó un poco el clima dentro de un frente que se está reconfigurando. La sospecha de acuerdos por fuera de la estrategia común desgastó la confianza interna. Esto muestra al frente como un espacio en constante debate y que, a diferencia de otros espacios, no hay una sumisión política entre espacios.
También se destacaron las ausencias de agrupaciones de peso como la Arcilla (conducción del Centro de Estudiantes de Comunicación Social) y Estudiantes al Frente (conducción del Centro de Estudiantes de Filosofía y Humanidades), que en otras ocasiones formaron parte del universo de La Bisagra pero que en esta edición decidieron no participar ni apoyar ninguna lista. Ambas agrupaciones cuestionaron la convocatoria del congreso y pusieron en duda su representatividad, sumándose así a un clima generalizado de crítica hacia el funcionamiento orgánico de la Federación.
Desde el oficialismo, en cambio, destacaron la “gran participación” de delegados y facultades, y celebraron el triunfo como una ratificación de su liderazgo. A través de las redes sociales, Franja Morada reivindicó la continuidad del proyecto iniciado en 2016 y sostuvo que “en este contexto de ajuste nacional, la FUC es más necesaria que nunca como espacio de defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad”.
No obstante, entre los ausentes de la jornada también destacó una figura habitual de las ediciones anteriores: Rodrigo de Loredo, jefe del bloque de diputados nacionales de Evolución Radical, no se hizo presente esta vez en el congreso como en los últimos años en los que sí fue invitado. Su ausencia también se repitió en la reciente sesión especial del Consejo Superior de la UNC donde se debatió el proyecto de Ley de Financiamiento Universitario, lo cual alimentó especulaciones sobre su nivel de involucramiento con la política universitaria local.
En representación del radicalismo, la única dirigente de peso que acompañó la jornada fue Brenda Austin, actual funcionaria municipal y ex diputada nacional. Austin posó junto a militantes de la Franja Morada y expresó su respaldo público al nuevo mandato. “La FUC es un faro de defensa de la universidad pública. Las nuevas generaciones tienen una enorme responsabilidad en este contexto tan adverso”, publicó en sus redes.
El clima general del Congreso estuvo lejos de lo que supieron ser las grandes asambleas estudiantiles de décadas pasadas. Pese a la formalidad del acto y al marco institucional garantizado por el reglamento de la federación, la baja participación, la fragmentación de la oposición y el perfil bajo de los invitados políticos terminaron diluyendo el peso simbólico del evento. Incluso en los pasillos se escuchaban cuestionamientos sobre el rol real que cumple hoy la FUC frente a los embates del gobierno nacional o frente a las necesidades concretas del estudiantado.
La lectura que se impone es ambigua: si bien Franja Morada logró sostener la conducción con holgura, el resultado parece más una expresión de control organizativo que de hegemonía política real. El progresivo vaciamiento simbólico del Congreso y la crisis de representación en la que se encuentran muchas agrupaciones son señales de alerta que exceden al oficialismo.
Habrá que ver si en los próximos meses la FUC logra convocar a los sectores ausentes, recomponer los puentes rotos en la oposición y reposicionarse como actor relevante en el escenario universitario. Por ahora, el 40° Congreso deja un saldo que mezcla continuidad institucional con pérdida de densidad política. En el actual clima de ajuste y desinversión educativa, la falta de una voz estudiantil amplia y legítima se vuelve un problema tan grande como el financiamiento.

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